El Gobierno destruirá casi 15 mil armas de fuego
Lo dispuso la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac); pertenecen a la Policía Federal, y las fuerzas de seguridad bonaerense y santafesina
- 02 minutos de lectura'
La Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) dispuso este lunes la destrucción de casi 15 mil armas de fuego, que fueron entregadas por la Policía Federal, la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y la Policía de Santa Fe. La medida fue publicada en el Boletín Oficial.
A través de tres resoluciones, el organismo autorizó el envío de las tandas de armas para que sean trituradas y fundidas. El mayor envío corresponde a la Policía bonaerense que entregó 12.530 armas de fuego. A su vez, la Policía de Santa Fe mandó 1621, y la Policía Federal, 584.
El motivo es que son irrecuperables. Mientras que en el caso de los elementos de la Federal se alegó “condiciones deficientes de uso y conservación”, en el caso de la bonaerense se expuso que se encuentran “en estado de inutilidad operativa y oxidación total”. En tanto, Santa Fe argumentó que ya se encontraban “obsoletas”.
Las fuerzas provinciales habían enviado, no obstante, un mayor número de armamento. Sin embargo, la Anmac dispuso que se aparten 67 armas enviadas por la Policía de la provincia de Buenos Aires y 29 por la Policía de Santa Fe “en razón de contar con pedido de secuestro vigente”.
Entre las armas a destruir, sobresalen las pistolas semiautomáticas de calibre 9mm, enviadas por la fuerza bonaerense y la santafesina. En el caso de la Federal se trata de escopetas de repetición, ametralladoras automáticas, y lanzagases.
LA NACIONOtras noticias de Hoy
Más leídas de Política
Nueva baja. En medio de la tensión con Brasil, dejó su cargo el jefe de gabinete de Mondino
Contra Milei. Kicillof impulsa proyectos de fuerte intervención estatal: presentó una ley de góndolas con multas y clausuras
Marruecos y Suiza. Los viajes internacionales de los senadores: viáticos en dólares, festivales y una viajera frecuente
Desempleo, salarios y recesión. Las alarmas de la CGT que suenan en el despacho de Milei