El Gobierno destacó que fue juzgado y estaba en prisión
La Presidenta viajó a Santa Cruz y ordenó a sus ministros unificar el mensaje: no celebrar la muerte del dictador
La presidenta Cristina Kirchner fijó una línea discursiva que el vicepresidente Amado Boudou y todos los ministros respetaron a rajatabla para referirse a la muerte del dictador Jorge Rafael Videla: el gobierno nacional no celebra el fallecimiento de nadie, pero destaca que Videla terminó sus días en la cárcel, juzgado, condenado y bajo prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, en un penal común como el de Marcos Paz.
No fue para la Casa Rosada un dictador cualquiera. Más allá de haber reabierto los juicios a todos los ex represores del último gobierno militar, Videla tiene un valor simbólico en el imaginario kirchnerista.
El fallecido ex presidente Néstor Kirchner fue quien, en marzo de 2004, descolgó los cuadros de los ex generales Videla y Benito Reynaldo Bignone en el Colegio Militar, donde habían sido directores. El gesto generó malestar en algunos mandos militares que luego pasaron a retiro.
Además, por las violaciones de los derechos humanos, el gobierno de Cristina Kirchner dictó en 2009 una resolución que prohíbe rendir honores militares a los ex represores durante su funeral.
Viaje y silencio
La Presidenta mantuvo ayer silencio sobre este tema. Poco antes de que Cristina Kirchner viajara a Santa Cruz para descansar durante el fin de semana, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, aseguró que "jamás festejamos una muerte" y destacó mediante la red Twitter que "Videla murió juzgado, condenado, preso en una cárcel común y repudiado por todo el pueblo argentino".
Videla murió juzgado, condenado,preso en una cárcel común y repudiado x todo el pueblo argentino!!!
&? Juan Abal Medina (@juanabalmedina) 17 de mayo de 2013
"Nos alegra que la muerte lo haya encontrado juzgado, preso y condenado como corresponde", agregó el ministro coordinador.
En Mendoza, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, destacó que el ex general terminó "sus últimos años en cárcel común, producto de que ha existido una Justicia que lo ha juzgado y ha pagado con la cárcel las atrocidades cometidas".
"Ninguna muerte nos puede poner contentos, pero realmente Videla ha significado una etapa trágica de la historia argentina", señaló el ministro.
El titular de Trabajo, Carlos Tomada, aseguró que "a un genocida como él lo que más le dolió en vida son estos tiempos de «patria grande» que estamos viviendo". Y agregó: "Videla murió en el lugar que tenía que morir".
El ministro de Educación, Alberto Sileoni, subrayó también, en declaraciones a DyN, que "un paso que hemos dado como sociedad" es la situación de que "un dictador como Videla haya sido juzgado, condenado y preso en un cárcel común".
"Videla muere con el repudio de todo un pueblo por los aberrantes crímenes de lesa humanidad que cometió en su vida", aseguró.
El peso de la condena
El vicepresidente Boudou estimó como "bueno que haya terminado su vida preso y con una condena de la democracia argentina".
Videla había sido condenado en el juicio a las juntas militares durante el gobierno de Raúl Alfonsín, pero en diciembre de 1990 fue indultado por el ex presidente Carlos Menem junto con el resto de los comandantes.
Su libertad duró hasta 1998, cuando fue detenido en la causa por robos de bebes durante la dictadura, pero fue beneficiado con arresto domiciliario. Tras diez años, el juez federal Norberto Oyarbide ordenó su traslado al penal de Marcos Paz por las investigaciones al robo de bebes y el secuestro de los empresarios Gutheim, en 1976.
Más allá de descolgar su cuadro en 2004, la voluntad política de Kirchner y de su sucesora fue llegar hasta el fondo con los juicios a los militares.
Celebramos la JUSTICIA, no la muerte
&? Martín Fresneda (@MartinFresneda) 17 de mayo de 2013
En 2010 recibió su primera condena a reclusión perpetua tras el juicio de 1985 a los comandantes. La otra a 50 años de prisión fue el 5 de julio de 2012 por perpetrar un "plan sistemático" para robos de bebes a jóvenes secuestrados en campos clandestinos de detención.
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