El Gobierno cambia la forma de manejar la pandemia en la antesala electoral
Ahora la Casa Rosada habla de “nuevos parámetros”; confía en que la variante Delta no se traducirá en más hospitalizaciones; apuesta al avance de la vacunación y a mejorar el clima social
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La frase-concepto “volver a la vida que queremos”, es una de las incluidas en el manual de campaña del Frente de Todos, repartido entre los candidatos para repetir en las próximas semanas en la carrera rumbo a las urnas. Si hubo alguien que pareció llevarla a la práctica antes que cualquiera fue el presidente Alberto Fernández, con el anuncio de cambios drásticos en el manejo de la pandemia, el último viernes.
El contraste con lo que venía sucediendo se hizo aún mayor cuando ayer se conoció que se agregarían vuelos para que regresen al país los varados en el exterior, tras seis semanas de estrictas restricciones para retrasar el ingreso de la variante Delta.
El cambio en la posición del Ejecutivo fue leído en clave electoral, como mensaje a una ciudadanía agotada tras más de 17 meses de pandemia y restricciones, en los que predomina la angustia y la incertidumbre. El cambio de escenario, que llegó a sorprender no sólo a extraños sino también a propios, obligó a explicaciones sobre la decisión en un momento en el que gana terreno la presencia de Delta, la cepa cuya transmisión comunitaria ya fue detectada en el país, y que se supone que podría volverse predominante en las próximas tres semanas.
Frente a la lectura electoral, en el gobierno ensayan otra explicación. Sostienen que el cambio de postura no es reciente, ni intempestivo y que empezó a elaborarse hace cerca de un mes, cuando se prorrogó el anterior DNU y empezaron a haber más decisiones administrativas.
Es más, detallan que la idea comenzó a trabajarse con más determinación semanas atrás, cuando la ministra de Salud, Carla Vizzotti, volvió de su visita al Reino Unido y se empezó a avanzar sobre un cambio de paradigma. “Ya no se miran más los casos, el parámetro es mirar la vacunación”, detallaron a LA NACION altas fuentes de Casa Rosada tras el anuncio oficial.
Tras lo que explicaron que en ese escenario lo que también se contempla es el porcentaje de utilización de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y cuántos de esos casos son de Covid, y que esos números hoy son muy favorables, tras semanas de descensos. “Si los porcentajes son buenos, se puede seguir avanzando, si eso da mal se encienden las alarmas y se pueden disponer cierres por tiempos y zonas determinadas”, explicaron usando como ejemplo lo que sucedió en mayo con el cierre de nueve días que funcionó como “martillo” y bajó la escalada que llevaba el país en materia de contagios.
La explicación continuó con que lo que se veía en la experiencia británica era que con una dosis de vacuna bajaban las hospitalizaciones y fallecimientos, en tanto que con la segunda bajan los contagios y que eso contribuyó al cambio de posición.
En ese sentido insisten en los niveles de vacunación que exhibe el país y recalcan que “agosto será el mes de las segundas dosis”, lo que afirman que seguirá mejorando el panorama en el que, explican que, aunque avance Delta eso no se traducirá en más muertes u hospitalizaciones. La estimación oficial es terminar este mes con un 60 % de inoculados con la primera dosis y un 40 % con la segunda. Lo que en Rosada comparan, exultantes, con un “panorama como el de cualquier país europeo”.
En ese clima de extremo optimismo, aseguran que hoy se está lejos de las alarmas y sólo quedan aforos y prohibición de actividades masivas.
En el panorama que imaginan hablan de viajes de jubilados en el corto plazo, bastante antes que los de egresados. La diferencia es porque los primeros están más cerca de tener las dos dosis, que los jóvenes, que podrían comenzar a ser vacunados en el breve.
Apuntan los cañones a lo que puede suceder con la llegada de Pfizer, cuyo cronograma de entrega aún falta firmar. Al tiempo que afirman que creen que no va a haber picos con la llegada de Delta. Una hipótesis que, aunque esperanzadora, contrasta con la que se hablaba apenas días antes en la Rosada. “Es muy probable que estemos votando en septiembre en una ola de casos de Delta”, sostuvo ante LA NACION una calificada fuente oficial. Tras lo cual agregó: “Se calcula que en tres semanas la Delta va a dejar de ser un tema focalizado de pocos casos para ser a tener una circulación comunitaria más extendida”.
Por esos días un asesor de campaña reflexionaba sobre un punto no menor en términos electorales: “En general, si hay menos participación en las elecciones, se beneficia el peronismo, porque Juntos por el Cambio tiene más votantes en común con los apáticos”.
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