Santiago Cafiero viajó a Washington para tratar de destrabar las negociaciones con el FMI
El canciller se reunirá con su par norteamericano, Antony Blinken; en la Casa Rosada esperan un comunicado de respaldo que deje en claro la posición de Joe Biden
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Santiago Cafiero llegará hoy a los Estados Unidos donde buscará destrabar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar el el acuerdo. Durante la visitia oficial de dos días, el ministro de Relaciones Exteriores y Culto se reunirá con el secretario de Estado, Antony Blinken, y con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, según informaron fuentes oficiales.
El canciller aterrizará este lunes a las 9.30 en Washington, donde desarrollará la primera jornada de su visita. Hoy se reunirá con el embajador Jorge Argüello y representantes argentinos ante organismos multilaterales.
La agenda del titular del Palacio San Martín continuará mañana, a las 13, cuando mantendrá una reunión con Blinken para repasar la agenda bilateral. También el martes, a las 16.15, Cafiero se reunirá con Pelosi.
Mientras intentan insuflar optimismo a sus interlocutores ocasionales, desde el Ministerio de Economía y la Casa Rosada comparan las negociaciones en marcha con el FMI con el “chicken game”, el típico juego de las viejas películas norteamericanas en las que dos conductores aceleran desde lados opuestos, y donde el último en pegar el volantazo antes del choque es el que gana.
“Esperemos que uno de los dos frene antes del precipicio”, grafica el funcionario, dando cuenta de los riesgos de la actual situación de virtual estancamiento en las discusiones entre el gobierno de Alberto Fernández y el FMI, con el 21 de marzo (día del vencimiento de un pago por poco más de US$2800 millones) como fecha límite para alcanzar un entendimiento que aleje al país del fantasma del default.
Las reuniones de Cafiero
En ese contexto de reuniones técnicas diarias que hasta ahora no dieron resultados visibles, de incertidumbre y de nervios apenas contenidos, el canciller Santiago Cafiero llegará a Washington. Su reunión allí con el poderoso secretario de Estado, Antony Blinken, será clave para reforzar el apoyo del “ala política” del gobierno demócrata norteamericano, que el Gobierno considera crucial, para torcer la resistencia del board del Fondo Monetario y de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Es una apuesta decisiva para intentar rescatar las negociaciones del estancamiento en el que se encuentra hoy. El objetivo del Gobierno es que ese aval le permita un acuerdo más flexible y a la vez “presentable” para el kirchnerismo de paladar negro. Las nuevas declaraciones de Fernández, el lunes, en contra de las “imposiciones” del FMI, metieron ruido en un vínculo que ya parecía tensionado.
Mientras puntualizan que el encuentro con Blinken estaba planeado con anterioridad –la idea original, luego frustrada, era cruzarse por primera vez el 4 de este mes en la Cumbre del Tratado de no Proliferación Nuclear–, desde el Gobierno tratan de diluir expectativas para evitar frustraciones. Por eso dicen que no esperan un dramático “vuelco” o definiciones luego de ese y los demás encuentros que sostendrá Cafiero, en los que estará acompañado por el embajador en Washington, Jorge Argüello, otro de los negociadores sigilosos desde la capital norteamericana.
“La mejor hipótesis de la reunión es la de un muy buen comunicado conjunto, que no es algo menor, pero no más que eso”, dicen, con prudencia, cerca de uno de los negociadores argentinos. La idea es reforzar ante EE.UU (tiene el 16,5 por ciento de los aportes mundiales al FMI) el argumento “político” sobre el “origen de la deuda”, el préstamo de US$44.000 millones “dado por la presión de la administración (de Donald) Trump a (Mauricio) Macri” que la administración demócrata debería revertir.
“¿Por qué Estados Unidos no debería ayudarnos? Alberto no es un loquito, ni un irracional, ni mete presos a periodistas”, razonan desde el oficialismo. ¿Y la cercanía del Gobierno con Nicaragua, Venezuela y Cuba, por caso? “Somos los mejores amigos de sus enemigos. En todo caso, deberían seducirnos”, continúa el funcionario, que incluye en la misma lógica el próximo viaje de Fernández a China, a principios del mes próximo.
Cerca de Fernández está la intención de desmentir una virtual parálisis en las negociaciones que habrían llevado a armar la cumbre de cancilleres. “No viene fácil pero se sigue avanzando. Paso a paso, más allá de los fuegos de artificio y las críticas. No se retrocedió. Se aminoró la marcha a veces pero siempre para adelante”, afirmó un miembro de la mesa chica del Presidente. Y amplió: “Lo que aminoró la marcha es precisamente lo político, pero avanza. No a los tiempos que quisiéramos pero se avanza”, graficó el leal al Presidente, que el miércoles conversó largo y tendido con su ministro de Economía en la Casa Rosada. “Se está moviendo. Paso a paso”, graficó otra pieza fundamental en el tira y afloja con múltiples actores que se desarrolla por estos días. Sin embargo, tanto Guzmán como Alberto Fernández dieron a entender en público que las tratativas estaban estancadas por la postura estricta de Estados Unidos.
En su conferencia de prensa del jueves, la portavoz Gabriela Cerruti hizo mención al trío negociador (Guzmán, Argüello, Cafiero), y repitió que “el acuerdo con el FMI no es solo económico”, además de que “el Gobierno no está dispuesto a un acuerdo que implique un ajuste, o que implique que el FMI le marque la política económica a la Argentina. Al mismo tiempo sentimos que las negociaciones están avanzando, no hay tiempo, pero la Argentina ya presentó su propuesta, estamos esperando y está en manos del FMI dar una respuesta lo más rápido posible”, destacó.
¿Qué es, en verdad, lo que se está discutiendo? ¿Hay entonces una propuesta concreta al FMI? Cerca del ministro de Economía hay hermetismo, pero dan pistas vinculadas a la exposición de Guzmán, hace diez días en el Museo de la Casa Rosada. Esto es: hay discrepancia con el “sendero fiscal”, o el lapso hasta llegar al equilibrio en las cuentas. La Argentina pretende que sea en 2027 y el FMI insiste por ahora en pedir que sea antes, digamos 2024 o 2025. “El gobierno argentino considera que buscar el equilibrio antes pone en riesgo la recuperación económica lograda y la que se espera lograr en los próximos períodos”, reiteran cerca del ministro de Economía, sin hablar de devaluación, ajuste de tarifas y otras eventuales exigencias de los acreedores para dar el visto bueno.
Mientras sostienen que “estamos obligados a hablar con el FMI”, voceros oficiales apuntan a “reuniones técnicas diarias que no trascienden” y desmienten de manera tajante que el Gobierno no quiera acordar. Cerca de Guzmán sostienen que aún hay tiempo para un acuerdo. Y advierten que tampoco en marzo, si el acuerdo no llega, la Argentina caerá en default, dado que están previstos unos meses de gracia luego del vencimiento de marzo, al que le seguirá casi de inmediato otro pago previsto al Club de París. “Por supuesto no queremos llegar a ese punto”, se ataja un funcionario.
“Si decimos que vamos bien, el FMI nos exige más. Si apuntamos a lo que falta, nos pega la oposición. Lo mejor es la discreción”, afirma un alto funcionario albertista que escuchó una frase similar de boca de Guzmán en los últimos días.
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