El Gobierno busca ahora el apoyo de Estados Unidos para la deuda
Muy satisfecho por los resultados de su gira por Europa, Alberto Fernández intentará que el respaldo que obtuvo de las principales potencias de ese continente sirva como palanca para conseguir el apoyo del gobierno de Estados Unidos, decisivo en el proceso de renegociación de la deuda externa abierto ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, tenía prevista anoche una comunicación telefónica con Maurice Claver-Carone, el funcionario más importante de la Casa Blanca para América Latina, referente del ala dura del gobierno republicano. Anteayer, durante una ceremonia de recepción de los nuevos embajadores, Donald Trump le dijo a Argüello que estaba dispuesto a ayudar a la Argentina.
Fernández y sus colaboradores admiten que tal vez fue una frase de ocasión, típica de un encuentro protocolar. Pero advierten que el apoyo de Italia, Alemania, España y Francia, y la gestión que, según cuentan en la Casa Rosada, hizo ante Donald Trump el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, fortalecieron la posición argentina en la Casa Blanca. En especial porque la Unión Europea (UE) fue crítica de la ampliación del préstamo del FMI a la Argentina, impulsado en su momento por Trump.
Todavía, sin embargo, no está previsto un viaje de Fernández a Washington.
La relación bilateral, admiten en la Casa Rosada, no levantó vuelo, ni siquiera después de la conversación telefónica que mantuvieron el 1 de noviembre el Presidente y Trump. Pero, matizan, perdieron volumen los cortocircuitos por la posición argentina respecto de la crisis en Venezuela y por el refugio político concedido al expresidente de Bolivia Evo Morales.
Estimaciones
Con todo, Fernández es optimista. Confía en que la negociación con el FMI está avanzada "en un 80 por ciento" y que las tratativas con los tenedores privados de bonos argentinos se encuentran "en un 50 o 60 por ciento", según detallan en el sector presidencial de la Casa Rosada. No se refieren, está claro, a un nivel de adhesión a una propuesta argentina de reprogramación de los pagos, dado que esa oferta todavía no se presentó. Es, explican en el entorno del Presidente, una percepción sobre la evolución de las conversaciones con los acreedores, en especial después del encuentro entre la directora ejecutiva del Fondo, Kristalina Georgieva, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, en Roma.
En el caso del Fondo, detallan en el Gobierno, la negociación atraviesa una instancia determinante. Sin la posibilidad de conceder una quita, el directorio ejecutivo debe definir si acepta el pedido de la Argentina para poster hasta 2024 los vencimientos de capital e intereses.
El organismo podría aceptar esa propuesta o plantear otras dos alternativas, advierten en la Casa Rosada. La primera, posponer los vencimientos de capital e intereses, pero "capitalizar los intereses", es decir, incorporar los intereses no pagados al capital a pagar a partir de 2024. La segunda, aceptar la postergación de los pagos de capital, pero no de los intereses. Esta última propuesta es "inaceptable" para el gobierno argentino.
La negociación podría avanzar a partir del 12 de febrero, cuando la misión del FMI llegue a Buenos Aires.
Ese mismo día Guzmán irá al Congreso para explicar el plan presentado ante el Fondo para convencerlo de que, si se acepta la postergación de los pagos, la Argentina logrará reactivar su economía y juntar dólares para hacer frente a los vencimientos, a partir de 2024.
Los ejes de ese programa son los mismos que Fernández planteó durante la campaña electoral. Promoción de la producción y el consumo, impulso del crédito para la inversión, y fomento de las exportaciones para conseguir ingreso genuino de divisas. La disciplina fiscal la dan sobreentendida.
En el Gobierno confían en que, esta vez, el Fondo acepte aplicar un plan diseñado por la Argentina y que deje de lado las "condicionalidades" habituales, como son las reformas laboral y previsional.
El Presidente cuenta con una ventaja estratégica, confían en la Casa Rosada. En el Fondo prefieren que no se ponga el foco en la forma en que se aprobó el préstamo al gobierno de Mauricio Macri, en 2018, el mayor crédito de la historia del organismo.
Fernández les advirtió durante la campaña que estaban convalidando un préstamo impagable. En el entorno del Presidente celebraron que Georgieva haya "echado" a su segundo, el estadounidense David Lipton, aunque vaya a ser reemplazado por otro enviado de Trump.
Si las negociaciones con el FMI llegan a buenos términos, el organismo convalidará de manera implícita que la deuda argentina es "insostenible", interpretan cerca de Fernández. Daría de esa forma un argumento ideal al Gobierno para afrontar la negociación con los tenedores de bonos, a los que les plantearía una quita de una parte de la deuda. En la Casa Rosada prefieren mantener ese porcentaje en reserva.
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