El Gobierno apuesta al apoyo de los gobernadores
Espera que frenen los cambios en el impuesto para no ver afectados los fondos provinciales
Tras el renovado reclamo gremial para avanzar con cambios en el impuesto a las ganancias, el Gobierno apelará a la presión de los gobernadores para intentar frenar las modificaciones que impulsan los sindicatos y un sector de la oposición.
La Casa Rosada argumentará que cualquier reforma repercute negativamente en las arcas provinciales y apostará a que sean los propios mandatarios los que frenen los cambios.
Sin demasiadas salidas, en el Gobierno reconocen que si la oposición se juntara podría aprobar sin complicaciones cualquier tipo de reformas, sobre todo por el impulso que podrían darle tanto el Frente para la Victoria, que sigue siendo la bancada mayoritaria en ambas cámaras, como el Frente Renovador de Sergio Massa, que tiene como una de sus banderas para diferenciarse de la política oficial el debate con las reformas en Ganancias.
Por ser un impuesto de fuerte impacto en la coparticipación, cualquier esfuerzo fiscal que haga el gobierno nacional repercute en las cuentas provinciales.
En un informe que preparó el Gobierno para entregarles a los mandatarios, al que accedió LA NACION, la distribución sobre esos fondos queda a la vista. Con los últimos cambios, que elevaron el mínimo no imponible a los 30.000 pesos en bruto, el impacto para las provincias fue de 23.246 millones de pesos, mientras que para la Nación fue de 25.754 millones. La provincia de Buenos Aires, por caso, perdió por las últimas modificaciones 3223 millones. A eso se suma que los gobernadores dejaron de percibir fondos por la baja en las retenciones a la soja, que se coparticipa en un 30 por ciento, por 3988 millones de pesos para este año.
Con esos datos en mano, el Gobierno apuesta a que la presión de los gobernadores pueda morigerar las propuestas que se analizan en el Congreso, que tienen como eje la actualización de las escalas. El propio Mauricio Macri había prometido que el Congreso debatiría ese tema ante el rechazo del gremialismo, que consideró insuficiente el anuncio del Presidente.
Ayer, Macri se reunió con el gobernador de Tucumán, Juan Manzur. La cita fue pautada para organizar los festejos por el Bicentenario de la Independencia, pero el grueso de los mandatarios, sobre todo del PJ, viene advirtiendo sobre el desfinanciamiento de las cajas provinciales de modificarse el impuesto a las ganancias.
Anoche, en la Casa Rosada tomaron con optimismo la decisión del sindicalismo de no acompañar el reclamo con una marcha, que podría haberse convertido en la primera manifestación de la CGT en su camino a la unidad. Después de diferencias internas, resolvieron hacer un acto por el Día del Trabajador el 29 de abril y llevar al Congreso el reclamo por Ganancias.
Hasta ahora hubo protestas de ATE, que no alteró los planes del gabinete de avanzar con su plan de despidos de trabajadores estatales, que cerrará esta primera tanda el 31, con más de 8000 personas que quedaron fuera de la administración nacional.
Para compensar los reclamos sindicales, el Gobierno promete apurar dos temas en agenda: uno, la devolución del IVA para quienes cobren asignación por hijo, jubilación mínima o estén inscriptos en el programa Progresar, destinado a los jóvenes que no acceden a la universidad o a un trabajo.
La propuesta ya está terminada desde hace un mes, pero desde la Casa Rosada todavía no enviaron el proyecto al Congreso a pesar de que el Presidente lo anunció durante su discurso el 1° de marzo. Por tratarse de una reforma impositiva, deberá pasar por ambas cámaras. El reintegro obligará a pagar los productos seleccionados de la canasta básica mediante una tarjeta de débito, la misma que se usa para cobrar esa ayuda estatal.
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