Derrotado en el Congreso, el Gobierno apuesta a una depuración de sus bloques para frenar las internas
La salida de la diputada mendocina Lourdes Arrieta sería el primer paso, pero hay otras dos legisladoras más en revisión; también buscarán aislar al senador formoseño Paoltroni
- 7 minutos de lectura'
Después de una de sus semanas más negativas en términos políticos y legislativos, el Gobierno apuesta a una depuración de sus filas para evitar escenarios como los que se vivieron estos días, en los que abundaron conflictos internos en La Libertad Avanza (LLA), a los que se sumaron los desaciertos a nivel parlamentario en plena tensión, fundamentalmente, con sus socios del Pro.
En el ruido político que se generó en la semana estuvo el de los tres reveses que el Gobierno sumó en la conformación de la Comisión Bicameral de Inteligencia; el rechazo del DNU por los fondos de la SIDE y los cambios en la fórmula de movilidad jubilatoria.
La reacción de la oposición y la ausencia de Santiago Caputo, principal asesor del mandatario, alimentaron rumores y versiones, en un escenario que resultó erróneo para un gobierno que, en minoría parlamentaria, necesita de sus socios políticos.
En el ocaso de la semana, el oficialismo identificaba en lo sucedido errores propios y ajenos. También admitía que la disparidad interna y la evidente falta de experiencia de varios miembros políticos de sus filas fueron factores determinantes en lo sucedido. No fue la única carencia admitida por distintas fuentes del espacio: falta de idoneidad, lealtad y de estabilidad emocional se sumaron a los análisis.
El caso más evidente fue el de Lourdes Arrieta, la diputada mendocina que se encamina a ser expulsada del bloque el próximo martes. Si bien no es la única, su situación podría ser “aleccionadora”, admiten puertas del Gobierno, molestos con lo sucedido. Arrieta fue una de las legisladoras que visitó y se fotografió con un grupo represores, entre ellos Alfredo Astiz, y esta semana montó un escándalo que terminó con una denuncia que fue rápidamente rechazada con argumentos demoledores para Arrieta.
Precisamente la situación en el Congreso, con los legisladores “díscolos” del espacio, es el escenario que menos imaginan en las filas oficialistas que se puede llegar a ordenar. Al menos no en lo inmediato. Creen que si algún factor puede ayudar es el tiempo. “Para las elecciones del año que viene vamos a estar más profesionalizados. Estas elecciones fuimos con lo que había”, admitían sobre los legisladores que entraron en 2023, cuando LLA necesitó candidatos a nivel nacional.
La confianza, por lo pronto, está en que “la mayoría va a seguir la agenda del presidente”, según aseguró una importante voz del corazón libertario. “Absolutamente, esa no es mi agenda”, se despegó Milei en una entrevista radial el viernes respecto de la visita a represores que complica a Arrieta y otros legisladores. En el Gobierno creen que precisamente eso es parte del problema que se está dando: “Muchos que priorizan sus agendas, cuando la que hay que seguir es la del presidente”, definen fuentes cercanas a él.
Por lo pronto, estiman que la sanción a Arrieta puede ser una suerte de factor ejemplificador para el resto, pero no la imaginan callada a partir de ahora. Tampoco nadie descarta que pueda terminar jugando para el kirchnerismo, desde donde ubican varios de sus movimientos.
Al senador Francisco Paoltroni, en cambio, otro de los díscolos que movieron el escenario interno esta semana con su propia agenda, oponiéndose con vehemencia a la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema, directamente le dan por terminada su incipiente carrera política. “Cuando se termine su período como legislador volverá a la actividad privada”, sostienen muy cerca del presidente. “En su caso seguramente se vaya a callar una vez que Lijo sea elegido, pero lo que hizo es de una irresponsabilidad absoluta. De oponerse así a una decisión presidencial no se vuelve”, completaron en la sede de Gobierno.
En Balcarce 50 ven que, más allá de su cercanía con la vicepresidenta Victoria Villarruel (quien también se opuso al nombre de Lijo para ocupar el máximo tribunal del país), las declaraciones de Paoltroni tuvieron “directamente” que ver con sus aspiraciones provinciales en Formosa, provincia gobernada desde hace décadas por Gildo Insfrán, quien fue beneficiado por Lijo en tiempos del caso Ciccone y The Old Fund. “Siguió su propia agenda, por sobre la del presidente”, recalcaban.
Sobre Arrieta dicen: “Fingíamos demencia hasta este martes, cuando rompió todos los códigos. (Rocío) Bonacci salió a explotar el tema y Marcela (Pagano) jugó para ellas”, describen sobre las tres legisladoras bajo la lupa por estas horas. Mientras que la salida de Arrieta ya es un hecho, la de Bonacci era analizada por estas horas y en el caso de Pagano parecía correr menos riesgos.
“Puede zafar por el afecto que se le tiene, pese a que jugó muy mal”, dicen en las filas parlamentaras respecto de Pagano. “Eso la diferencia de Arrieta y Bonacci”, sostienen, pese a que también admiten que hay unanimidad en el riesgo que supone su cercanía con el abogado Franco Bindi, vinculado a los servicios de inteligencia. Y que la confianza ya no volverá a ser la misma.
“Todos ellos demuestran que el escándalo no es de LLA, es del kirchnerismo. Todos ellos jugaron para ellos”, describió una importante voz del espacio que considera que las tres juegan para ese sector. “El abogado de Arrieta es el mismo que dijo que (Gerardo) Millman estaba involucrado en lo de Cristina”, sostienen en referencia al intento de magnicidio de la exmandataria.
“Apuntamos a una mejor composición a partir de 2025, que no se tenga que recurrir a los resabios, que sean liberales de pura cepa”, según describió sin demasiadas sutilezas un hombre de Casa Rosada el nivel de varios los legisladores actuales. “En el mejor de los casos muchos de ellos hubieran sido concejales en sus municipios, pero se encontraron siendo diputados o senadores”, completó otra voz de Balcarce 50. “Muchos de los que salen a hablar o proceder lo hacen porque no tienen ni idea de lo que fue llegar hasta acá. Es como los herederos que dilapidan las fortunas que hicieron los patriarcas”, describió uno de ellos.
Mientras los escándalos de Arrieta y Paoltroni se sucedían, en el Congreso hubo durante tres días consecutivos reveses para el Gobierno, que por estas horas se empeñan en relativizarlos. El martes, Martín Lousteau quedó a cargo de la Bicameral de Inteligencia, cuando el gobierno quería al entrerriano Edgardo Kueider. El miércoles, el Pro dio quorum y contribuyó al rechazo al DNU de $100 mil millones para la SIDE. Y el jueves llegó el turno de los cambios en la movilidad jubilatoria y el posterior anuncio de que se vetaría por parte del Gobierno.
Santiago Caputo estaba a más de 1.500 kilómetros de distancia en su primer receso en lo que va del año. El hecho no pasó inadvertido en una semana clave para el Gobierno y cuando proliferaban versiones de desacuerdos entre él y Javier y Karina Milei, las que fueron desmentidas con vehemencia por el propio mandatario. “Es fuego cercano”, “son operaciones lisas y llanas”, decían en la sede de Gobierno en referencia a Mauricio Macri, a quien aseguran ver cada vez “más expuesto” y “mostrando desesperación”.
Quienes conocen de cerca a Caputo aseguran que se fue “con lo de la Bicameral arreglado” y a último momento “se dieron vuelta” y que, eventualmente, el resultado de Lousteau como elegido es mejor que el de Enrique Goerling, que quería el Pro, pero “por sobre todo Villarruel”. También buscaban relativizar el impacto del derribo del DNU. No solo porque creen que lo sucedido “expone” a los legisladores que lo votaron “que no priorizaron la seguridad nacional”, sino porque “hasta que lo trate el Senado sigue vigente y ejecutándose”.
Quien lució también corrido de la escena fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, principal interlocutor con la oposición. Aunque hay quienes lo ubican detrás de que, en particular se rechazaran artículos de la ley, lo que le permite al presidente “vetarlos porque no se aprobaron por las dos terceras partes”. Pese a querer relativizar el impacto de lo sucedido en el parlamento tanto fuera como dentro del recinto, en el gobierno admitían no sin cierta preocupación que “el ruido” que se generó “impactó” en los mercados que se mostraron inquietos “y eso nunca es bueno”.