El Gobierno admite que el acuerdo con el FMI puede tardar más allá de mayo
CIUDAD DE MEXICO.- El Gobierno de Alberto Fernández reconoció que la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) puede llegar a estirarse más allá de mayo, la fecha tentativa que había fijado el ministro de Economía, Martín Guzmán, para cerrar un nuevo acuerdo con el organismo para refinanciar la devolución del crédito que tomó Mauricio Macri.
"Si se tarda un poco más, se tardará un poco más. Lo importante es que sea un programa que funcione", indicaron fuentes oficiales en México a la prensa argentina que sigue de cerca la gira presidencial. "Estamos trabajando. Si es mayo, perfecto. Lo importante es hacerlo bien", insistieron.
Guzmán había dicho que que "sería aceptable" tener el nuevo acuerdo con el Fondo listo para mayo, pero ya otros miembros del equipo económico, como Cecilia Todesca y Sergio Chodos, director para el Cono Sur del FMI, habían dejado abierta la posibilidad de que el acuerdo se dilate al indicar que la prioridad es intentar cerrar el mejor convenio posible para la Argentina. Guzmán aún tiene en proceso un viaje a Washington que se barajó, en principio, para fines de este mes, y que ahora pasó para mediados de marzo.
Guzmán y el staff del Fondo trabajan desde el año anterior en un ambicioso programa a diez años en la línea del organismo multilateral "Acuerdo de Facilidades Extendidas" (EFF, según sus siglas en inglés). Analistas de Wall Street y en Washington que siguen de cerca las tratativas creen desde hace ya varias semanas que el acuerdo se demorará, incluso más allá de las elecciones legislativas de octubre próximo.
El Fondo y el Gobierno aspiran a enhebrar un acuerdo que incluya una agenda de reformas estructurales y tenga un amplio consenso político que lo inmunice contra otro fracaso, una meta que a priori parece difícil de conseguir en un año electoral en el cual los planetas parecen alinearse para una negociación extensa: el Frente de Todos aún intenta consensuar un plan económico ya de por sí complejo, y la Casa Rosada contará con un mayor margen para estirar los tiempos y dilatar un freno en el gasto público gracias al viento de cola que aporta la soja, la recuperación de la economía, y una eventual inyección de reservas que, se prevé, llegará sin condiciones desde el propio FMI debido a la pandemia del coronavirus.
A sabiendas del contexto político y económico de la Argentina, en el Fondo ven que la paciencia puede llevar al mejor programa posible, aun cuando eso implique alargar las discusiones.
Rumbo a Washington
Guzmán tiene previsto viajar a Washington el mes próximo para continuar las negociaciones cara a cara con los técnicos del staff del Fondo a cargo de la Argentina, la subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y el jefe de misión para la Argentina, Luis Cubeddu. El jefe del Palacio de Hacienda tenía previsto realizar el viaje en febrero, pero en el Gobierno dieron a entender que el viaje se postergó debido a los inconvenientes que imponen los protocolos de la pandemia del coronavirus.
Uno de los objetivos del Gobierno es lograr un encuentro entre Guzmán y Janet Yellen, secretaria del Tesoro del gobierno de Joe Biden, para amarrar el respaldo político de la Casa Blanca en el board del Fondo, donde se decidirá en última instancia si la Argentina consigue o no un nuevo programa.
El Fondo sí ha descartado extender el plazo de un eventual programa con el país a 20 años, como pretendía un sector del kirchnerismo, debido a que el EFF tiene una duración fija de diez años. "Los desembolsos realizados en el marco del Acuerdo de Facilidades Extendidas se devolverán en un plazo de cuatro años y medio a 10 años en doce cuotas semestrales iguales. Estos términos se aplican de manera uniforme a todos los países", remarcó días atrás un vocero del organismo ante una consulta de LA NACION.
Esas condiciones se han mantenido desde que el Fondo implementó el programa, en 1974. Las condiciones de los préstamos del Fondo –los plazos para la devolución del crédito, la tasa que se cobra– son iguales para todos los países, por más que cada nación luego acuerde con el Fondo un plan económico y una lista de metas y condiciones a medida del gobierno y la crisis de turno. Si las condiciones de una línea de asistencia se modifican, tal como quiere el kirchnerismo, ese cambio regiría para todos los miembros del Fondo, y no solo para la Argentina.
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