El gobernador, decidido a no ceder protagonismo en la provincia
Colombi ocupó el centro de la escena, incluso, en los actos de su propio candidato
CORRIENTES (De un enviado especial).- Es el hombre fuerte de la provincia y lo hace notar en todo momento. Ricardo Colombi siente que el frente Encuentro por Corrientes (ECO), que fundó y que lo mantiene desde hace ochos años en la gobernación de esta provincia, es su criatura y no va a dejar que se la arrebaten así nomás.
De hecho, su omnipresencia y su omnipotencia en la campaña electoral de ECO-Cambiemos es tan notoria que la oposición, encabezada por el senador nacional Carlos "Camau" Espínola, candidato del frente Corrientes Podemos Más, la ha usado para denunciar que, en caso de ganar el oficialismo, será Colombi quien ejercerá el poder en las sombras.
El candidato oficialista, Gustavo Valdés, niega que esto vaya a ser así. "Ricardo Colombi es un líder de Encuentro por Corrientes, pero el gobernador voy a ser yo", le dijo a LA NACION el diputado nacional por la UCR.
Sin embargo, a nadie en esta provincia escapa que la elección de Valdés como candidato de ECO-Cambiemos fue una decisión tomada por Colombi en la más absoluta soledad, jugando con la incógnita por varios meses, al extremo de generar algún conato de crisis al interior de la alianza gobernante.
En el diccionario futbolístico antiguo Colombi sería lo que se llama un tiempista, uno de esos números 10 que saben manejar la pelota y los tiempos, de acuerdo a los requerimientos que va exigiendo el momento del partido.
Así fue como empezó en noviembre del año pasado a marcar el campo de juego.
Primero dejó bien en claro que sería él quien elegiría al candidato a sucederlo. Después, ya en los primeros meses de este año, adelantó que el designado sería un dirigente radical. Mientras esto ocurría, toda la dirigencia de ECO orbitaba a su alrededor, ansiosa por conocer la decisión final, lo que ocurrió en julio pasado, y subiéndose al carrusel de candidatos.
La disputa con el vice
En el trayecto hasta el anuncio hubo momentos de zozobra y de gloria. Primero, fue la rebelión de su vicegobernador, Gustavo Canteros, quien amenazó con abandonar el frente provincial si no había elecciones internas. Esto ni inmutó a Colombi, quien dejó pasar el tiempo y terminó alineando a su vicegobernador asegurándole la posibilidad de reelegir el cargo por otros cuatro años más.
El momento de gloria, que no hizo más que confirmar a Colombi en su estilo, fue el triunfo a principios de junio en la elección por la intendencia de esta capital. Con la candidatura del médico radical Eduardo Tassano logró arrebatarle al PJ la ciudad después de ocho años.
En ECO aseguran que la elección de Valdés se fundamenta en el hecho de que el diputado no tiene tropa propia, por lo que dependerá de la que le preste Colombi para gobernar.
Hasta el momento, el mandatario provincial no ha hecho nada para disimular que su intención es mantener el centro de la escena.
La última semana de campaña fue una vidriera más que transparente del fenómeno. Tanto es así, que fue Colombi -y no el candidato- quien habló al final en el cierre de campaña en esta capital, en la noche del miércoles último. El guión se repitió en cada acto proselitista en el que ambos dirigentes aparecieron juntos.
Hombre de pocas pulgas, durante la campaña maltrató a un periodista por haber realizado una pregunta que había sido contestada apenas unos minutos antes. No le importó que a su lado, en la conferencia de prensa, estuviera el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Ayer volvió a hacer gala de sus modos controvertidos de hacer política. Llamó a una conferencia de prensa a las 7.30 de la mañana para realizar un balance de gestión. Como no podía ser de otra manera, el encuentro se prolongó más allá de las 8 y con Colombi criticando en duros términos al candidato opositor. Nadie se animó a decirle que, aunque por pocos minutos, estaba violando la veda electoral.
El tamborcito de Colombi
Hombre de carácter fuerte, a Ricardo Colombi no le gusta ser motivo de la burla de nadie. Sin embargo, el miércoles pasado tuvo que soportar la chanza que le hizo Mauricio Macri en un acto que compartieron en Concepción del Yaguareté-Corá, ciudad en la que nació Pedro Ríos, el niño de 12 años muerto en combate y más conocido como el Tambor de Tacuarí. "¿No te estarás llevando al tamborcito de contrabando, no?", le dijo el Presidente, tocando el voluminoso abdomen del gobernador, a quien la broma no le causó mucha gracia.
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