El futuro del Riachuelo: cómo superar un fracaso colectivo
El autor de este artículo propone un plan integral para el saneamiento del eje Riachuelo-Matanza, que incluye no solo la imprescindible limpieza sino también obras de parquización
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Probablemente no exista otro fracaso colectivo de más larga duración que la incapacidad de devolver al eje Riachuelo-Matanza a su condición natural de curso de agua limpia.
En 2021 se cumplen 210 años de la primera prohibición de arrojar basuras al curso de agua. Fue dictada por el Primer Triunvirato en 1811. En 1822 Martín Rodríguez reiteró la prohibición a instancias de Rivadavia. En 1830 Rosas volvió a repetir la prohibición. Todos fracasaron. Y así llegamos a la situación actual en que la Corte Suprema llegó a tomar cartas en el asunto para intimar a las autoridades a resolver el problema.
Dos siglos de fracasos revelan que algo hicimos mal. Todos estuvieron de acuerdo en “limpiar” el Riachuelo, pero nadie lo consiguió. Se equivocó tanto el diagnóstico como la solución. El Estado hizo lo más fácil: prohibir.
Olvidó que eso es lo más difícil de hacer cumplir. Lograr el enforcement. Los que arrojan efluentes contaminantes no lo hacen por maldad sino por necesidad. En la cuenca del Matanzas-Riachuelo, de 52 kilómetros de longitud, hay 12.000 industrias que, al mismo tiempo, generan riqueza y trabajo útil para miles de argentinos. Pero además arrojan efluentes altamente contaminantes que destruyen la ecología de estos dos ríos: el Matanza y el Riachuelo. Es necesario conciliar ambas situaciones. Mantener activa la industria dándole facilidades eficientes para disponer de los líquidos cloacales hediondos que hoy contaminan los ríos. Por eso la verdadera solución es brindar a las industrias un desagüe que reciba los efluentes. Un desagüe distinto del río.
Para ello hay que construir dos interceptores cloacales longitudinales a todo el curso que reciba los efluentes y los conduzca a una gran planta de tratamiento en Berazategui. El río debe quedar aislado físicamente de las descargas mediante este interceptor que debe tener diámetro suficiente para recibir todos los efluentes.
Este es un cambio de paradigma decisivo porque la descarga de los efluentes contaminantes no llegarán al río porque existirá un aislamiento físico protector del curso de agua. Esto no significa bajar los brazos y dejar que la industria arroje cualquier cosa. Pero en el supuesto altamente probable que se produzcan descargas contaminantes estas no podrán acceder a los ríos porque serán interferidas físicamente por los colectores cloacales ubicados en forma lateral en ambas márgenes del curso de agua.
Como decíamos llevamos dos siglos de promesas. Los planes de limpieza comenzaron hace 200 años cuando Primer Triunvirato se comprometió a limpiar el Riachuelo debido a la contaminación producida por curtiembres, mataderos y saladeros. Fue la primera promesa. En 1987 los gobiernos de la Nación, Provincia y Ciudad firman un convenio para resolver, en 20 años, los problemas ambientales con una inversión de 1000 millones de dólares. El 7 de julio de 2008 la Corte Suprema de Justicia ordenó a los gobiernos de la Nación, la provincia y la Ciudad limpiar el Riachuelo, la cuenca más contaminada de la Argentina, pero el saneamiento parece cada vez más lejano y el futuro asoma desolador.
Todo fracasa porque falta un programa integral de obras que debería abarcar:
a) La transformación de 52 km. del sistema Matanzas-Riachuelo en un parque lineal de 600 metros de ancho. El curso de agua será ensanchado y tendrá 200 metros de parque público a cada lado del borde de la nueva ribera.
b) La expropiación en ambas márgenes de las tierras libres de mejoras, incluyendo los asentamientos precarios, conforme lo ordena la Corte Suprema.
c) El dragado del cauce a 15 pies para retirar los barros contaminantes acumulados durante dos siglos.
d) La construcción de dos interceptores cloacales, longitudinales a cada ribera, de sección suficiente para recibir la totalidad del caudal de descarga de efluentes. Parte de estas obras están en ejecución pero hoy son enfoques parciales carentes de integralidad.
e) Traslado del mercado de hacienda de Liniers a las instalaciones construidas Cañuelas, provincia de Buenos Aires, como está resuelto por ley nacional, para evitar la descarga al Cildáñez de unas 60 toneladas diarias de estiércol que actualmente terminan en el Riachuelo.
f) Construcción de dos caminos-parque laterales al Riachuelo vinculados con puentes que posibiliten el cruce cada 2 kilómetros.
g) Parquización de las 2000 hectáreas resultantes.
h) Construcción de puertos deportivos a lo largo del curso de agua que se darán en concesión a entidades náuticas.
Si todo esto se hace y se hace bien vamos a conseguir el saneamiento del Riachuelo más como una consecuencia necesaria de todo el programa integral que como un objetivo limitado a la limpieza que no entusiasma a nadie.
Nadie se enamora de una escoba.
Hay que definir y mostrar magníficos parques náuticos bordeando un curso de aguas límpidas y transparentes para entusiasmar al pueblo y a los políticos. Se trata de un gran proyecto que incorporaría un activo invalorable a la región metropolitana en un área de influencia en la que viven 5 millones de habitantes.
La meta es ambiciosa y requiere grandes inversiones. Pero los resultados son prometedores. Nos parece más fácil entusiasmar a la comunidad con una solución de fondo que aporte belleza a una extensa zona de influencia mediante un gran proyecto transformador, que limitarnos a una limpieza que hasta ahora ha fracasado porque se basa en el cumplimiento de una prohibición de arrojo de elementos contaminantes que ha sido ilusoria.
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Guillermo Laura es exsecretario de Obras Públicas de la ciudad de Buenos Aires y autor del libro “El día después...Cómo emerger de la depresión más profunda de la historia”
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