El fundador de "la mesa de los mentirosos"
COLONIA 25 DE MAYO.- "En este lugar se protege la salud de las personas, por ello se sugiere no consumir alcohol", dice un cartel pegado en una heladera que tiene a la vista decenas de cervezas, ginebras y fernets. Es la mentira más evidente del bar El Molino, donde cada día se reúne "la mesa de los mentirosos".
Entre diez y veinte parroquianos forman este club, selecto aunque abierto, donde está representado lo más ecléctico de 25 de Mayo. "Ojalá fueran parroquianos. Son todos borrachines los que tengo acá", dice el dueño del boliche, Orfilio Benito Martín, miembro obligado de la mesa y uno de sus socios fundadores.
En un pueblo dividido, donde las discusiones políticas son a muerte, esta mesa parece ser el último reducto del debate. Entre sus miembros hay peronistas y radicales; un ingeniero, un gremialista, un petrolero, dos levantadores de quiniela, un ex empleado de luz y fuerza, dos ruralistas y un diariero.
La política y el fútbol son sus temas preferidos. "Tenemos todos los chismes y las internas políticas. Buena parte del destino del pueblo se ha definido acá", cuenta uno de los mentirosos. "Y todo culpa de este empresario indigente que nos trae a esta confitería de cuarta", dice Carlitos, y señala a Martín. "Dueño de una confitería de lujo", responde él y sirve una nueva ronda de ginebra.
Martín cuenta divertido que no sabe hacer ni un huevo frito y que puso el bar (ocho mesas con viejos manteles floreados) cuando se jubiló. Trabajó en el banco La Pampa, fue gerente de una cooperativa, vendedor de maquinaria agrícola y corredor de TC. "Si hizo todos los trabajos que dice, debería tener 130 años", gritan desde la mesa. Algo indiscutible es que es peronista desde hace mucho. "Equivocado de siempre", dice uno de los radicales. Martín busca la prueba: una libreta marrón donde, junto a las caras de Perón y Eva, hay una foto de él, con un jopo. "Le dicen la mesa de los mentirosos, pero es la mesa de la democracia", dice, solemne. Junto a la barra, tiene un clavo donde se fueron superponiendo boletas de todos los partidos. Ahora, la de arriba es la de "Carrió-Perez".
Son las 12 y la mesa lleva cuatro horas. "Andate de una vez, anciano, no quiero verte más", le dice Martín al último, que se para ofendido y lo maldice. Imposible creerles. Mañana volverán a juntarse. Por algo es la mesa de los mentirosos.
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