El Frente de Izquierda dirimirá su candidatura presidencial y otros tres partidos competirán por un lugar en octubre

El elector de izquierda tendrá un abanico de opciones este domingo al momento de ingresar al cuarto oscuro, cuando se celebren las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). A las dos fórmulas que presenta el Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U), encabezadas respectivamente por Myriam Bregman (PST) y por Gabriel Solano (PO), se le suman las precandidaturas de Manuela Castañeira, del Nuevo MAS, y de Marcelo Ramal, de Política Obrera. En tanto, por fuera del espectro trotskista, participará también Jesús Escobar, de Libres del Sur.

Los idas y vueltas al interior de la principal coalición de izquierda recién levantaron temperatura en las últimas semanas. Mientras Solano dedicó su campaña a delimitarse de los posicionamientos de su rival, a quien no tiene pruritos de acusar de haberse “kirchnerizado”, la estrategia de Bregman estuvo centrada en hacer todos los esfuerzos por captar al votante desencantado del Frente de Todos, que vería con buenos ojos la precandidatura de Juan Grabois. Sin ir más lejos, la abogada lo retó a debatir, pero la propuesta fue denegada por el referente del Frente Patria Grande.

“No tenés autoridad para pedir un debate cuando vos negás el debate”, le retrucó Solano a Bregman en una entrevista con LA NACION. Sucede que el legislador porteño fue quien, antes de que la dirigente del PTS hiciera público su desafío a Grabois, le había propuesto organizar un intercambio público entre ambos. “Se lo pedí y después le mandé las preguntas que yo quiero discutir con ella, pero ella no quiere”, deslizó Solano, quien critica a Bregman por tender hacia “una izquierda que exclusivamente gira en torno a una pequeña fracción de una clase media progresista”.

Por su parte, en diálogo con este diario, la abogada prefirió esquivar los dardos del dirigente del PO. Y en relación a su decisión de rechazar la propuesta de su contrincante, Bregman argumentó que “en una situación como la que está viviendo nuestro país” las discusiones no deberían centrarse en “hablar en contra de otros compañeros de izquierda”. Para la diputada nacional del PTS, el voto al FIT-U “es un voto para cuestionar todo de raíz”, en rechazo de un modelo “de salarios bajos y extractivismo feroz”.

No será la primera vez que el Frente de Izquierda vaya a PASO para dirimir su candidato a presidente. Ya lo hizo en 2015, cuando Nicolás Del Caño dio la sorpresa y derrotó de forma inesperada a un experimentado Jorge Altamira. Fue un resultado que reconfiguró el juego interno de la alianza que nació en 2011 y que, hasta ese entonces, era hegemonizada por el histórico dirigente del PO.

Nuevo MAS y Política Obrera

Por fuera de los márgenes del FIT-U, el Nuevo MAS de Manuela Castañeira disputará este domingo un lugar en las elecciones generales de octubre con una propuesta de campaña como eje central: un salario mínimo que parta de los 500 mil pesos. “El FIT-U vive encerrado en su interna eterna y nuevamente han dividido a la izquierda”, le dijo a LA NACION Castañeira, quien en su momento llegó a calificar de “irresponsables” a los dirigentes de la coalición por “haberse negado a construir la unidad, rechazando nuestra propuesta de una PASO de toda la izquierda y priorizando sus disputas, en un contexto en el que era más importante que nunca para enfrentar el crecimiento de la extrema derecha de Milei”.

Dentro del cuarto oscuro también se encontrará la boleta presidencial de Política Obrera, que está encabezada por Marcelo Ramal. Es la fuerza política fundada por Jorge Altamira en 2021, luego de su convulsionada salida –el dirigente trotskista aduce que fue una “expulsión”– del partido que lideró durante décadas y que hoy tiene a Solano como principal referente. En línea con Castañeira, Ramal califica a las discusiones entre los distintos dirigentes del FIT-U como una “pelea faccional extrema” y “sin principios”.

En tanto, por fuera del espectro trotskista, Libres del Sur lleva como postulante a la Casa Rosada a Jesús Escobar. El dirigente promete dar de baja el acuerdo con el FMI y congelar precios por un año con “cárcel para los formadores de precios”.

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