El fallido derrotero de los elegidos por Horacio Rodríguez Larreta para encabezar su gestión en Seguridad
En sus ocho años de gobierno, el alcalde porteño debió cambiar cuatro veces de ministro de ese área empujado por distintos escándalos políticos
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La salida de Eugenio Burzaco del Ministerio de Seguridad y Justicia porteño, tras la polémica por su viaje al exterior en medio de la conmoción por el asesinato del ingeniero Mariano Barbieri, constituye el último eslabón de una serie de tropiezos de Horacio Rodríguez Larreta en la materia desde su llegada a la jefatura de Gobierno. Gustavo Coria es el quinto funcionario designado por el alcalde al frente de la cartera dedicada a combatir el delito en sus casi ocho años de gestión.
El fallido derrotero tiene fecha de inicio en 2018, con la renuncia del ministro Martín Ocampo luego de los incidentes que tuvieron lugar a las afueras del estadio Monumental y que obligaron a suspender el partido de vuelta de la final entre Boca y River por la Copa Libertadores. Ese episodio, marcado por las fallas en el operativo de seguridad a cargo de la Policía de la Ciudad, estuvo envuelto por las versiones de una posible “zona liberada”. “No hubo internas policiales ni zonas liberadas: los responsables fueron los agresores”, desmintió en su momento la por entonces ministra de Seguridad nacional Patricia Bullrich.
Radical de pura cepa y siempre bajo la sombra del expresidente de Boca, Daniel Angelici, Ocampo fue uno de los encargados de llevar adelante el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad, una medida trascendental para Pro, que se concretó con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada en 2015. Fue un proceso complicado para el funcionario, que atravesó días tormentosos en su primer año de gestión por la toma de la comisaría 38° de Flores tras la muerte de Brian Aguinaco; el caso del exjefe de la Policía de la Ciudad, José Potocar; y los reiterados piquetes en el centro porteño que pusieron de mal humor tanto a Macri como a Bullrich.
Con la tumultuosa salida de Ocampo, quien asumió al frente del ministerio fue el por entonces vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli. Su gestión se desarrolló sin mayores sobresaltos. De hecho, las estadísticas de la ciudad de Buenos Aires en 2020 marcaron una caída en los robos, potenciada, sobre todo, por las limitaciones impuestas por la cuarentena. Esa clase de crimen disminuyó 45% con relación a las cifras notificadas el año previo. Sin embargo, a diferencia de los delitos contra la propiedad, durante 2020 aumentaron los homicidios. Se notificaron 22% más de casos.
En 2021, Santilli renunció para postularse como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Rodríguez Larreta designó en su lugar a Marcelo D’Alessandro, quien ya se desempañaba al frente de la oficina operativa de la cartera en su rol como secretario de Seguridad. “Quiero felicitar a Horacio y a Diego [Santilli] que se hicieron cargo de algo que era una demanda en la Ciudad de Buenos Aires cuando otros especulaban que el problema de la seguridad era de otro, acá se entendió que el problema era de las vecinas y vecinos”, dijo el funcionario durante su discurso de asunción.
Sin embargo, la figura de D’Alessandro quedó en la mira en diciembre del año pasado, tras conocerse el viaje que compartió con jueces, fiscales, exmiembros de inteligencia y directivos del Grupo Clarín a la estancia de Joe Lewis, en Lago Escondido, a partir de la difusión de supuestos chats con conversaciones suyas.
En ese marco, se filtraron otros chats de D’Alessandro en los que mantenía supuestas conversaciones con Silvio Robles, uno de los colaboradores más estrechos de Horacio Rosatti, presidente de la Corte Suprema de Justicia, y con el empresario Marcelo Violante, de las compañías Dakota y BRD, que tenía la concesión del servicio de acarreo en la ciudad de Buenos Aires. El ministro de Seguridad de Larreta negó que esos chats fueran reales y acusó al kirchnerismo de utilizar los servicios de inteligencia para extorsionarlo y generar una crisis institucional.
El funcionario debió tomar licencia de su cargo en marzo de este año, pero dio a conocer su renuncia formal a la cartera en abril. A través de un comunicado, destacó los logros de su gestión, denunció una “operación” en su contra y puso como norte la querella en los tribunales para denunciar que fue víctima de espionaje ilegal. Casi en simultáneo, Rodríguez Larreta le dedicó palabras de agradecimiento y elogios a su gestión, además de incluirlo “en los equipos técnicos que están diseñando el plan nacional de seguridad”, en referencia a la que fuera su fallida candidatura presidencial.
El reemplazante de D’Alessandro fue Eugenio Burzaco, quien había sido secretario de Seguridad cuando Patricia Bullrich encabezaba el ministerio durante el mandato de Macri, un vínculo que se desgastó con el correr de la gestión. Esas rispideces se trasladaron directamente a la campaña electoral de este año, una vez que Burzaco fuera el elegido de Larreta para ser su vocero en los temas de seguridad.
En medio de las críticas internas desde el ala dura de Pro hacia la forma en que la administración porteña se manejaba con los piquetes, el funcionario señaló que, si bien la “la situación no es estática”, se actúa siempre de la misma manera. “Los problemas no se resuelven con el voluntarismo. Lo que cambia este país es tener planes serios, que se apliquen con tiempo, pero no se puede ir por arriba de la ley”, respondió en julio, cuando le consultaron por el latiguillo que utilizaba Bullrich -”Esto conmigo no pasa”- para diferenciarse de Larreta.
Pero el escándalo político motivado por el crimen en Palermo volvió a salpicar al Gabinete porteño y, tras evaluar la situación, Larreta decidió correr a Burzaco de su cargo. En la Ciudad hubo enojo con la actitud del funcionario, a quien le reprocharon haberse ido en medio de la campaña y tras la derrota de Larreta en las PASO. En ese sentido, el ingreso de Gustavo Coria, conocido por haber desarrollado su vida política junto a Santilli, se convirtió el último intento del jefe de Gobierno por encontrar un final elegante para su gestión.
Especialista en seguridad pública, Coria se reunió con la cúpula de la Policía y les pidió “desplegar toda la fuerza” en función del mapa del delito, según pudo saber LA NACION, con el objetivo de contar con mayor presencia de agentes en la calle. El nuevo funcionario llega con un mensaje para el hasta esta mañana ministro Burzaco. Según anuncian oficialmente, Coria desembarca “para devolver el orden y la tranquilidad en el territorio porteño”.
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