El extraño caso de los teléfonos de Alberto Fernández, Fabiola Yañez y su familia, que se pierden o se rompen y no llegan a la causa
Los celulares de los involucrados sufrieron, en la investigación por violencia de género, diversos incidentes que provocan una seria dificultad para el acceso de manera parcial o completa
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En una causa en la que lo doméstico, las peleas por chat y las posibles aceptaciones de culpa en la intimidad de una conversación se mezclan con teléfonos que contienen desde temas de seguridad nacional hasta de interés a procesos que investigan corrupción, llama la atención lo ocurrido con los dispositivos de los protagonistas y sus allegados. En el marco de la causa por violencia de género de Fabiola Yañez contra Alberto Fernández, el fiscal solicitó acceso a los celulares de ambos y de familiares, pero por ahora no se logró abrir ninguno.
Según fuentes allegadas a la denunciante, Yañez usaba múltiples dispositivos. El que tiene en su poder actualmente contiene, de acuerdo con la querella, material de extrema relevancia para la causa. Todavía no se terminó de instrumentar el exhorto para poder hacer la extracción de información desde España, lo que fue cuestionado por la defensa, que pidió que se haga en la Argentina. Se denegó la solicitud y el papelerío para con las autoridades españolas avanzó en las últimas semanas, pero cuando sorpresivamente tanto la madre como la hermana de Fabiola viajaron de Madrid a Buenos Aires para declarar, surgió la posibilidad de que alguna de las dos lo traiga consigo. Eso no ocurrió.
El celular que aportará la ex primera dama es el que usa actualmente, pero según fuentes cercanas, solo hay conversaciones desde 2022. Explicaron que se debe a que tanto Fabiola como Alberto habrían sufrido una intervención externa clandestina de sus teléfonos. Pareciera ser que a ambas partes les desaparecieron chats previos a ese año. Además, en el entorno de Yañez expresaron preocupación por sospechas de que estarían tratando de acceder a su teléfono a través de malwares, phising y troyanos, entre otros mecanismos.
El teléfono de Fernández sigue en Comodoro Py. Debería estar en la caja fuerte de la fiscalía de Ramiro González. Lo que aportó de chats hasta el momento la defensa se desprende de un back up que tenía hecho el expresidente, según fuentes cercanas. El allanamiento que terminó con la retención de su celular se fundamentó sobre la base de que Fernández había contactado a Yañez después de la orden judicial que le prohibió hacerlo. El motivo era hacer cesar ese comportamiento y además comprobar la infracción a la decisión del juez Julián Ercolini.
Fue Yañez quien, sorpresivamente, presentó un escrito en el que aseguró haber comprobado que no hubo mensajes ni llamadas después de que la Policía notificara al expresidente, en su domicilio, de la orden del juez. Eso fundamentó el reclamo de Fernández de que le devuelvan el teléfono, pero todavía no lo hicieron. El problema es que entre tanto el ida y vuelta en la causa por violencia de género, el fiscal Carlos Rívolo solicitó acceso al celular, ya en manos de la Justicia, para utilizarlo como prueba para la causa de los seguros.
Por otra parte, en la única entrevista que dio hasta ahora, Fernández dijo al diario español El País que, por algún motivo que desconoce, se le borraron todos los chats con Fabiola entre 2022 y 2023.
Otro de los teléfonos de Yañez, utilizado durante la Presidencia de su expareja, fue “extraviado” en una mudanza en España, cuando pasó de su departamento en la Moncloa a Salamanca, en donde se encuentra actualmente. Esto fue confirmado a las autoridades judiciales, aunque luego la defensa acusó que se trataba de una operación de Fernández para menoscabar la credibilidad de la prueba. Lo cierto es que, aunque haya aparecido material de ese teléfono vía la nube o porque nunca se perdió, eso fue lo que se dijo en primera instancia y el dispositivo en sí nunca se ofreció como prueba. Cerca de la querella mencionaron que se lo había dejado en el primer apartamento en el viejo continente porque era el que le había dado Presidencia, aunque el motivo por el cual dijeron que físicamente no lo tenía, solo lo conoce Fabiola.
El tercer dispositivo, el que era originalmente de Fernández y terminó en manos del hijo que comparten, Francisquito, para que mire YouTube o escuche música, y en el que Yañez encontró fotos y videos del expresidente con mujeres, tampoco se ofreció a la causa. La querella sí propuso aportar videos, que llegaron al teléfono de Fabiola, pero el dispositivo original no estaría en su poder. Distintas fuentes esgrimieron dos explicaciones: una indica que el celular se lo quedó Fernández antes de que se muden a España; la otra es que se cayó al inodoro.
Por otra parte, en vísperas de su declaración, la defensa aportó las conversaciones entre 2017 y 2024 entre el yerno y su suegra, Miriam Yañez Verdugo, por lo que hoy el fiscal le preguntó si podía brindar esos chats. La madre respondió que no podía hacerlo porque no disponía de ese celular. El motivo que dio es que “se cayó en un balde con agua y no lo recuperó”. Dijo que, si llegara a hacerse de esa información, la aportaría.
La citación a las testigos de la defensa, cuatro mujeres que trabajaron en la quinta de Olivos, disparó esta semana una aceleración de aportes de chats y fotos que salieron a la luz incluso antes de que se integren a la causa. En las próximas dos semanas, pasarán por la fiscalía dos amas de llave, una empleada doméstica y una niñera, y luego restará establecer nueva fecha para Sofía Pacchi, la examiga de Fabiola.
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