El extraño argumento político de Cristina Kirchner: “Este es un juicio contra el peronismo” por las medidas que tomó en su gobierno
La vicepresidenta dijo que la Justicia no apunta contra ella sino que busca “disciplinar a la dirigencia” que se enfrenta al “poder real”; los motivos por los cuales la frase resultó efectiva
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Cristina Kirchner desempolvó su peronismo. Lo hizo en un momento acuciante, tras el alegato de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola que le pidieron 12 años de prisión en la causa Vialidad. Hasta cantó la marcha desde el balcón de su despacho en el Senado tras el mensaje que dio para defenderse de las acusaciones judiciales. “Este es un juicio contra el peronismo”, advirtió la vice y la frase conmovió a la columna vertebral de la coalición de gobierno. Allí, la consideran un dique de contención y una fuente de votos propios.
De hecho, según pudo saber LA NACION, la frase de Cristina no fue elegida al azar. “Fue un mensaje directo para todos nosotros”, deslizó un intendente del PJ bonaerense, al tanto de las conversaciones reservadas entre jefes comunales, sindicalistas y líderes de los movimientos sociales oficialistas desde que se conoció la acusación formal contra la vicepresidenta. Al involucrar a todo el peronismo en una causa en la que, en verdad, son juzgadas solo 13 personas, la expresidenta parece haber tocado una fibra interna muy sensible.
“Está todo el peronismo unificado con esto, es mucho más que cuando pasó lo de (Carlos) Menem que era un solo sector el que lo defendía”, dijo un sindicalista de la CGT, al recordar la prisión domiciliaria que el expresidente riojano sufrió en la causa por la venta ilegal de armas. La dama cuenta, efectivamente, con el respaldo del presidente Alberto Fernández, pese a que su fortaleza política está menguada; el también con el del ministro de Economía, Sergio Massa, hoy por hoy el hombre fuerte del gobierno del Frente de Todos.
“Ella está bancando bien, nosotros la bancamos a ella”, deslizaron en el Palacio de Hacienda. Por afuera de los despachos oficiales, donde paradójicamente no lamentaron el ruido político que se generó en torno a la vicepresidenta -en medio de fuertes decisiones de ajuste económico-, se respira en el peronismo un estado de alerta y movilización, a la espera de una señal concreta de Cristina, que hasta ahora no llegó. “Una marcha de estas características se sabe cómo empieza, pero no cómo termina”, advirtió un dirigente.
La vicepresidenta agitó ese clima interno. “Creo que es necesario que reflexionemos sobre las cosas que están pasando. Esto no es un juicio a Cristina Kirchner, es un juicio al peronismo, a los gobiernos nacionales y populares. A los que peleamos por la memoria, la verdad, la justicia, el salario, las jubilaciones. Y también por la obra pública sí, la obra pública, en la que fue una formidable gestión de gobierno desde La Quiaca hasta Ushuaia”, enumeró y rechazó que las tres gestiones kirchneristas puedan considerarse una “asociación ilícita”.
Para Cristina, cuando los fiscales Luciani y Mola hicieron ese encuadre para el alegato del juicio “desconocieron el derecho administrativo y el derecho constitucional”. También negó las críticas que la señalan por estar únicamente consustanciada con sus problemas judiciales: “Me preocupa mucho la situación de millones y argentinos, que por ahí pareciera que uno estuviera alejado, pero no. Esto tiene que ver con todo, necesitan dirigentes disciplinados, funcionarios que hagan lo que el poder real quiere”, aseguró.
Defensa política
Al igual que los fiscales Luciani y Mola en el juicio de la causa Vialidad, Cristina Kirchner también apeló a la difusión de los mensajes del teléfono celular de José López. La vicepresidenta centró su furioso descargo en los contactos de su exsecretario de Obras Públicas con el empresario Nicolás “Nicky” Caputo, a quien consideró un “hermano de la vida” del expresidente Mauricio Macri. Lo hizo en un mensaje poblado de chicanas, que transmitió a través de sus redes sociales bajo el título “Derecho de defensa, causa Vialidad”.
Cristina objetó que los fiscales introdujeran en el juicio el contenido de los mensajes de López, pero al mismo tiempo los utilizó para poner el foco sobre grupos empresarios a los que identificó cercanos a Macri. “Ya no hay partidos militares, pero sí partido judicial, que protege a los que verdaderamente roban en el país”, enfatizó con ademanes nerviosos. En varias oportunidades pidió “disculpas” porque no podía encontrar los papeles que quería mostrar: “No soy actriz, no tengo experiencia en los sets de televisión”, dijo.
En su defensa de orden político, centró la atención en tratar de demostrar los contactos de José López -el hombre que revoleó los bolsos millonarios al convento de General Rodríguez- con “Nicky” Caputo y otros empresarios como Eduardo Gutiérrez, del Grupo Farallon Desarrollos Inmobiliarios S.A., el verdadero dueño de la casa donde vivía “Lopecito”. También apuntó contra el “prófugo” Fabián “Pepín Rodríguez Simón y contra la diputada Mariana Zuvic, la investigadora de Elisa Carrió para la causa Vialidad de Santa Cruz.
Con el correr de la hora 25 minutos que duró su discurso, Cristina pasó de enumerar datos técnicos de la causa -con eje en el teléfono de López, pero utilizado a la inversa de como lo hicieron los fiscales- a dar su interpretación política de los hechos. Sobre todo, a advertir que no es ella la “víctima” de la “persecución” judicial que denunció, sino “la dirigencia política” a la que, desde su punto de vista, se busca “disciplinar” para que “nadie se anime a hacer dos veces lo mismo”. Ahí dejó su mensaje directo al peronismo.
En el Senado estuvo acompañada por sus leales, entre ellos Oscar Parrilli, “Wado” de Pedro y su hijo Máximo. Tal vez por eso no se privó de afirmar que los 12 años de los gobiernos kirchneristas fueron “de los mejores de las últimas décadas”. Reivindicó el pago al FMI, las negociaciones con los “fondos buitre” y la estatización de las AFJP. “Estas son las cosas que no me van a perdonar, pero no me arrepiento”, remarcó al final. En el peronismo entendieron el doble mensaje: “Si la bajan a ella, los próximos somos nosotros”, levantan la guardia.
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