El entorno que rodea al Presidente pretendía más cambios en el gabinete y hay clima de resignación
Los funcionarios más cercanos a Fernández quedaron disconformes por la ausencia de cambios de fondo y se ilusionan con un recambio más cerca de las elecciones de 2023
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Las palabras decepción y desánimo circulan como moneda corriente en los despachos cercanos al del presidente Alberto Fernández tras la renuncia de Martín Guzmán y con Silvina Batakis ya sentada en su sillón de ministra de Economía.
“Ya en abril, el Presidente alentó cambios profundos que después no se produjeron porque él mismo los frenó. El domingo pasó más o menos lo mismo”, se lamentó un funcionario que forma parte del círculo íntimo que sostiene a Fernández. La fuente es uno de los que insistió el domingo en instrumentar una reorganización del Gobierno en torno a nuevas figuras e intentara despegarse de la sombra implacable de Cristina Kirchner, con quien anoche el Presidente cenó en la quinta de Olivos.
En una mañana sin funcionarios de peso en la Casa Rosada-el jefe de gabinete Juan Manzur y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, viajaron a Formosa para la reunión de gobernadores del Norte grande y el Presidente está en Olivos-aún resuenan las quejas por la definición de la crisis del domingo.
El canciller Santiago Cafiero; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; el asesor Juan Manuel Olmos; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra y el secretario general Julio Vitobello estuvieron durante las interminables reuniones que terminaron siendo infructuosas, en las que Sergio Massa aparecía como candidato a jefe de gabinete, a la cabeza de una amplia reestructuración ministerial. Fueron varios de ellos los que le propusieron llamar a la vicepresidenta, con el objetivo de obtener su aval para un cambio sustancial de la estructura ministerial. El resultado no fue el que esperaban.
“Le insistimos en que con cambiar un nombre no alcanzaba”, se lamentaron cerca de uno de los miembros de ese grupo, con la incertidumbre que da la cadena de despidos del gabinete, la mayoría de ellos de dirigentes cercanos al Presidente y solo una minoría ínfima de cristinistas, como Roberto Feletti.
Recordaron, además, que el denominado “Plan de Semana Santa” en el que el Presidente se aprestaba a modificar la estructura del gabinete terminó a pura pérdida, ya que fue el inicio de la estampida del albertismo de varios hasta entonces incondicionales, como los ministros Juan Zabaleta (Desarrollo Social), Jorge Ferraresi (Hábitat) y Gabriel Katopodis. La mesa de decisiones quedó más chica, y para colmo con varios de los incondicionales con claros signos de desencanto, mientras Aníbal Fernández (Seguridad) y Agustín Rossi (AFI) se encargaron de defender públicamente al Presidente, aún sin haber tomado parte en las negociaciones del domingo.
Mientras Massa da señales de aparente distensión-compartió ayer una foto a cierta distancia del Presidente en la derogación de varias leyes en Casa Rosada- y referentes del massismo no ocultan su enojo por las idas y vueltas en torno del frustrado ingreso del tigrense al Gobierno, Cafiero viajó a Indonesia para una reunión de cancilleres del G20. Es el canciller, coincidieron las fuentes, el principal referente de armado político en el que confía Fernández, aunque fue también él quien le insistió sin éxito para torcer el rumbo de su decisión. Beliz e Ibarra, dos apuntados eternos por la vicepresidenta que llegaron por la tarde a Olivos el domingo, también sumaron desaliento en silencio luego del desenlace. “Ya estamos en un gobierno de transición”, comentaban por lo bajo desde otro despacho albertista, dónde miran la llegada de Batakis como la confirmación del control que, afirman, tendrá la vicepresidenta de las principales variables económicas de aquí en más.
“Refundar o relanzar el Gobierno…Alberto no cree en eso, no sería él si lo hiciera”, se resignaron cerca de otro de los aún incondicionales, que ponía la mira en un eventual recambio cerca de la elección presidencial, con Massa o-sobre todo-con el ministro de Desarrollo Productivo Daniel Scioli en un lugar de privilegio, posiblemente la jefatura de gabinete en la que hoy continúa Manzur. “Tal vez Cristina y Alberto se guardaron esa carta para marzo, porque la etapa previa a la elección va a ser larguísima”, se ilusionaba otro referente, en una Casa Rosada sumida en la certeza de que, salvo que la realidad lo imponga, no habrá próximos volantazos en el esquema que sostiene al Presidente.
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