El entorno de Fabiola Yañez, un universo reducido y disímil que podría convertirse en central en la causa
La exprimera dama se movía con pocas personas, pero leales; por estas horas rehuyen hablar públicamente, pero podrían ser testigos suyos ante la justicia; el rol del “monstruo” Rodríguez y las propuestas que les “bajaban desde arriba”; el plan “Alberto soltero” del 2019
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En su primer movimiento en la causa por violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández, Fabiola Yañez avanzó ayer con un documento de 20 páginas que deja buena parte de su intimidad al descubierto. Una intimidad que en lo sucesivo se espera que vaya reconstruyéndose no solo con su declaración de hoy, sino también con distintos testimonios que podrían sumarse en el expediente.
Pese a haberse mostrada rodeada de amigos en su cumpleaños en plena pandemia de covid-19, lo que le valió una causa judicial tanto a ella como al entonces mandatario y los demás presentes, testigos de los días de Yañez en Olivos hablan de una persona que tenía poca compañía. “¿Qué entorno? Si Fabiola no tenía entorno”, dijo a LA NACION un exfuncionario ante la consulta por un trascendido que salía desde allí.
La respuesta encierra un punto en el que coinciden distintos habitúes de Olivos entre 2019 y 2023 que dicen que, además de verla poco porque casi siempre estaba dentro del chalet principal, se movía con muy pocas personas. Su madre, Miriam Yañez Verdugo, y su estilista, Carolina Marafioti, son las dos personas en las que coinciden todos los consultados que se mantuvieron firmes junto a ella durante los cuatro años en Olivos.
A ellas se suman otras dos personas que en diferentes períodos se ocuparon del vínculo de Yañez con los medios. Principalmente, el cantante Justo Lamas, y el relacionista público, Gustavo Martínez, que llegaron tras el primer equipo de prensa que le pusieron a Yañez y estaba compuesto por gente del equipo de Enrique “Pepe” Albistur.
Mientras que Lamas estuvo casi desde que comenzó la gestión hasta mediados de 2021, aunque continuó en contacto con la ahora exprimera dama de quien sigue siendo amigo, Martínez se sumó poco después y, según relatan, se encargaba más que nada de distribuir las fotos y material de Yañez. Todos eligen el silencio por estas horas. Todos podrían convertirse en testigos ante la justicia, evalúan quienes conocen el nivel de cercanía que tuvieron con Yañez y podrían dar cuenta de cómo era la relación.
Sobre su madre, con quien comparte los días en Madrid, donde la mujer se instaló para acompañarla en diciembre pasado, Yañez sostuvo: “Es la que está sosteniendo todo”. La mujer es también madre de Tamara y Valentina, y se transformó en una persona de presencia casi permanente desde que Yañez se convirtió a su vez en madre de Francisco, el hijo en común con Fernández, en abril de 2022. Hay muy pocas imágenes públicas suyas: la última es en el festejo de fin de año pasado, en un costoso hotel madrileño en el que cenaron los cuatro, Yañez, su madre, el niño y el exmandatario.
Durante la presidencia de Fernández, Yañez solía viajar a visitar a su familia en Misiones, adonde viajaba acompañada por su custodia, al igual que a la residencia de Chapadmalal. Eran de las pocas salidas que hacía. Salvo esos eventos puntuales, el paso de Yañez por Olivos estuvo marcado por la reclusión en ese predio de casi 30 hectáreas: la pandemia comenzó a los tres meses de asumir y en 2021 se conoció el escándalo de Olivos, de fuerte impacto en la sociedad, lo que hizo que aún más evitara salir por miedo a un escrache.
Marafioti, por su parte, es una reconocida estilista en cuya agenda de trabajo acumula distintos nombres como los de las actrices Julieta Ortega, Andrea Rincón, y Nancy Duplaa. Comenzó a trabajar con Yañez en 2019 y fue su persona “leal” según refieren desde el exentorno de Fernández, a lo largo de los cuatro años de gestión. “Carolina estaba siempre. Incluso en los viajes al exterior, se ocupaba de todo”, completan en esa línea distintas voces de las filas de Fernández. Marafioti, de perfil bajísimo, no responde consultas sobre el tema y quienes la conocen de cerca aseguran que la reserva es una de sus marcas registradas desde que comenzó en el medio años atrás.
Cuando sucedió el escándalo de la fiesta de Olivos, ella que fue de las primeras en presentarse en la causa y fue la única que desde el entorno de Fernández reconocían. El resto, aseguraban no conocerlo. “Era un rejunte esa fiesta, no era gente que fuera habitualmente a la casa”, sostienen todavía.
“Si Fabiola tenía amigas, con la foto de Olivos las perdió todas. Toda esa gente se asustó y se fue. Ella se refugió en el trabajo después de la foto”, relata una persona al tanto del cambio de esos días en los que aseguró que “no había buen trato para nadie ahí”.
Los cambios, el grupo de trabajo y el monstruo Rodríguez
A lo largo de los años, Yañez aunque varió su equipo de prensa, mantuvo un equipo fijo: su ceremonial propia siempre fue Vanesa Lío, que era de planta de presidencia y ahora de las filas del Congreso de la Nación. También el mismo personal de Casa Militar, a cargo de su seguridad. Y tenía además el asesoramiento de Alejandra Ungaro, Directora Ejecutiva de la Fundación Banco Nación, de la que ella como primera dama era presidenta. También tuvo un fotógrafo, que formaba parte del staff de Casa Rosada, pero trabajaba solo para sus cuentas y acciones, así como un grupo de profesionales del mundo de la belleza, que concurría en horarios donde no estaban los demás
Las reuniones con todo el equipo vinculado a trabajo social solían hacerse, en general después del mediodía, en la edificación de jefatura de gabinete, en Olivos, a unos 300 metros del chalet principal. Allí se juntaban para “evaluar las acciones” de la Fundación y planificar las actividades de los viajes con Fernández y decisiones sobre comunicación. “Intercambiaban opiniones con lo que proponían desde el gobierno y otras fundaciones y se elevaba eso hacia arriba”, describió una de las personas al tanto de lo sucedido puertas adentro aquellos días. Cerca de Yañez aseguran que muchas veces eso “lo bajaron” desde Presidencia y aseguran que “no era muy ameno el diálogo” entre los equipos.
También agregan que si hubo rotación en su equipo era porque desde presidencia, “le ponían gente que no era consistente y después se iba”. También, que ella “no se abría porque no la dejaban”.
Pero si hay un punto de coincidencia en las distintas fuentes, siempre es sobre Daniel Rodríguez, el intendente de Olivos, que según reveló LA NACION este domingo, habría presenciado e intermediado en al menos una de las agresiones de Fernández a Yañez. “Es un mounstruo”, definió una de las fuentes consultadas al hombre al que el exmandatario dio poder dentro de ese predio de casi 30 hectáreas. “Seguía sus directivas”, completan desde lo que supo ser el entorno de Yañez. “Era el peor de todos: ponía trabas, controlaba y atacaba al entorno por no poder ir directo contra ella”, aseguran. Rodríguez fue contactado por LA NACION pero no respondió a las consultas. Tal como reveló este diario el domingo, es ubicado por distintos testigos como una persona al tanto de al menos una agresión contra Yañez.
“La realidad es que el entorno de él nunca la quiso”, sintetizó una de las personas que conoció la intimidad de Olivos. E incluso fue un paso más allá y aseguró que en 2019 “se evaluó presentarlo a Alberto soltero, pero ella insistió. Pensó que iba a hacer más fácil”.