El embajador que se fue como víctima
Anthony Williams representó a Londres en Buenos Aires y recomendó que no se viera a la Argentina "como un país bananero"
Londres.-Uno de los testimonios más emotivos de los muchos que se encuentran entre los 3500 documentos que desclasificó Londres es el último mensaje oficial del embajador británico en Buenos Aires, Anthony Williams. El hombre que representó a Gran Bretaña entre 1980 y 1982 fue, sin duda, una víctima más de la Guerra de Malvinas.
En su despacho de fin de gestión redactado el 1° de junio de 1982, Williams no pudo evitar llegar a la triste conclusión de que "todo lo que había trabajado para obtener yace ahora en ruinas". Aprovechó, sin embargo, la ocasión para alentar a sus compatriotas a prestar más atención a un país con el cual, "si nos interesara, podríamos tener una relación especial sin paralelo afuera del Commonwealth".
"Esto no es desaprobado por la toma de las islas Falklands, ni tampoco por la disputa de largo plazo que hemos tenido sobre ellas -dijo-. Al contrario, es una prueba de nuestra afinidad que ni siquiera ha impedido la irrepresible tendencia hacia las buenas relaciones sostenida más desde Buenos Aires que desde Londres."
Como ejemplo, destacó las expresiones de lamento y de simpatía recibidas durante el conflicto por la comunidad británica en Buenos Aires de parte de infinidad de argentinos. Confesó incluso que era "tentador sacar cierta satisfacción del hecho de ver a los argentinos saltar a la primera oportunidad de colocar a los norteamericanos, en lugar de a nosotros, en el papel de los villanos principales".
Williams estaba persuadido de que había "peligros inherentes" en adoptar una actitud altanera de defensa de principios. "Si nuestra rectitud no es tan absoluta como nos parece ahora, no menos lo es la incorrectidad de los argentinos. En la guerra hay ventajas obvias en ver sólo al enemigo en dos dimensiones. Pero en la posguerra, como también en su prevención, los riesgos están en la sobresimplificación", subrayó. En ese sentido, el embajador recomendó a sus colegas no caer en el error de considerar a la Argentina "simplemente otra República bananera".
"Hay un lado oscuro y violento de la Argentina y en el pasado no muy distante los métodos que los militares emplearon para combatir el terrorismo sobrepasaron con holgura los límites de lo aceptable -admitió-. Como los reportes que llegan de las Falklands (Malvinas) lo demuestran, Argentina tiene su buena cuota de vándalos, hooligans y bravucones. Pero ésta no es toda la historia, como la toma de las islas no fue un simple acto de bandolerismo."
"Si Galtieri no hubiera sido mejor que un Somoza, no tendría a hombres decentes como Nicanor Costa Méndez o Enrique Ros trabajando para él", dijo. Williams defendió el accionar de su embajada antes del conflicto. Era una "experiencia de humildad" para un diplomático volver a casa a descubrir "lo poco que sus interpretaciones y explicaciones, sus predicciones y advertencias parecen haber penetrado a aquellos que tomaban en realidad las decisiones en el terreno".
Su despacho causó consternación en el Foreign Office, donde fue descalificado como el "amargo" mensaje de quien "se negaba a aceptar que había sido engañado por los argentinos". Los despachos de fin de gestión suelen ser enviados a todas las embajadas. En su caso, se le dio una distribución limitada. Luego Williams ocupó cargos menores y pasó a retiro en 1989. Murió al año siguiente.
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