El electorado y un voto útil que se expresa en dos tiempos
Entrada la noche supimos que habría segunda vuelta y en las primeras horas del lunes nos enteramos de que Mauricio Macri creció mucho respecto de las elecciones de agosto y Scioli parece haber perdido algunos puntos. Massa conservó el porcentaje de toda su coalición, lo que implica que quienes se sumaron al candidato de Cambiemos en la primera vuelta provienen del apoyo que recibieron otras candidaturas en las PASO.
Esa parte del electorado eligió el voto útil: prefirió la fórmula con más chances de decidir el resultado de la elección antes que la más cercana a sus preferencias.
El crecimiento es tan importante porque la decisión era urgente: los que optaron por Macri como segunda opción tenían que apoyarlo ahora porque los datos de agosto dejaban a Scioli muy cerca de un triunfo en primera vuelta.
Quienes elegirían a Scioli como segunda opción, en cambio, no tenían mayor urgencia para hacer su voto útil. Para ellos, apoyar a otro candidato ayer no entrañaba ningún riesgo. La cosecha temprana de candidatos de terceras fuerzas tenía que resultar más favorable para el candidato de Cambiemos. Por el mismo motivo, la distribución de la cosecha tardía, la del ballottage, debería ser más favorable para el candidato del Frente para la Victoria.
Pero esto no quiere decir que vaya a imponerse. El resultado final sigue muy abierto y algunas de las novedades del resultado del domingo auguran un camino muy complicado para la candidatura de Scioli.
No sabemos si entre quienes siguieron apoyando a otras fórmulas presidenciales predomina el voto oficialista o el voto opositor.
Tampoco sabemos a cuántos de ellos les da realmente lo mismo cualquiera de los principales candidatos y preferirán votar en blanco.
En la resolución de estas dos incógnitas se juega buena parte del resultado del ballottage.
No es incógnita y fue sorpresa la aparente erosión de los bastiones peronistas en las provincias del Norte y en la de Buenos Aires. Se suma a los malos resultados que esa fuerza viene cosechando en las provincias más ricas y las ciudades más grandes desde 2007. Esa geografía electoral es muy poco propicia cuando es necesario reunir 50% de los votos.
Aunque el segundo tiempo del voto útil va a favorecerlo, es muy difícil que el candidato oficialista se imponga si no consigue crecer más allá del apoyo contundente de las provincias menos pobladas y los sectores más pobres de la población.
El resultado de ayer marca el final de los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner también en el plano electoral. La distribución territorial de apoyos que la llevó a la presidencia hoy no alcanza para ganar.
El autor dirige la carrera de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés
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