El dólar free shop, símbolo de un país bizarro e inviable
En el aeropuerto de Ezeiza la compra de perfumes, chocolates, bebidas alcohólicas, cosméticos y tecnología bate récords de ventas todos los días
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Las filas daban la vuelta casi hasta la salida de Migraciones: colas y colas de recién llegados, pasaportes y boarding pass en mano, esperando más de dos horas. Todos cargaban canastos (en muchos casos más de uno) repletos de perfumes, chocolates, cosméticos, bebidas alcohólicas y tecnología de todo tipo.
Sábado a las 9 de la mañana en el free shop de Ezeiza. El clima que se respiraba en el hall de llegadas era casi de fin del mundo. El “dólar pánico” en su máxima expresión. Pero un dólar a 365,50 pesos. Una ganga.
“¡Ojo que el lunes esto se acaba!”, gritaba un hombre de mediana edad mientras recorría la cola hasta buscar el final. El resto asentía, entre la preocupación, la resignación y la desesperación. Todo era caos.
En pocos lugares se reflejaban tan intensamente este fin de semana las contradicciones, miserias, preocupaciones, temores y hasta privilegios de todo un país que vota hoy en lo que posiblemente sean las elecciones más tensas e imprevisibles de la historia.
Con el dólar paralelo casi sin precio afuera, el free shop estaba regalado. ¿Los únicos en condiciones de poder acceder? Los argentinos con pasaje de ida o vuelta. Otro reflejo de las inviables y bizarras distorsiones de una economía que, más que correr al borde del abismo, ya está en caída libre.
“Nunca en la historia vimos algo así. Estamos batiendo récords y récords de ventas, todos los días. La gente se lleva todo lo que puede, como si se acabara el mundo”, decía una empleada del Duty Free, entre resignada y escandalizada. “He visto incluso a algunos mostrar la tarjeta Alimentar. Así no salimos nunca adelante”, decía, mientras aconsejaba sumar más y más productos “siempre pagando con tarjeta”. Ya a partir del lunes todo puede cambiar, insistía.
“El lunes la Argentina sigue”. La frase del candidato-ministro Sergio Massa al votar al mediodía de hoy fue más que elocuente, otro símbolo más del descalabro del país que acude a votar.
¿La Argentina corre riesgo de implosionar? Que el ministro de Economía y candidato oficialista que deja un país tan devastado esté entre los tres postulantes con mayor intención de voto o incluso con posibilidades de pasar al ballottage muestra hasta qué punto el país está rompiendo todas las reglas y manuales de las campañas a nivel mundial.
Pero esta noche, a eso de las 22.00, se revelará la gran incógnita de si la tan mencionada frase “Es la economía, estúpido”, acuñada por el equipo de campaña de Bill Clinton en 1992 y que se ha convertido en un axioma sobre los temas que más pesan a la hora de ir a votar, también se cumple en la Argentina.
Compras de pánico en los supermercados, estaciones de servicio en la zona norte que no vendían más de 20 litros, ferreterías que directamente no vendían productos “porque no hay precio hasta el lunes”. Todo un país en suspenso ante lo que ya nadie duda serán unos meses más que difíciles. Esa sensación de estar en caída libre y que todo lo que viene será peor.
Un fenómeno que genera intriga
Los ojos de buena parte de América Latina están puestos en la Argentina hoy. ¿Es otro Bolsonaro? ¿Otro Trump? ¿Cómo puede ser que la Argentina esté por elegir a un personaje tan excéntrico e imprevisible como Milei? ¿Es cierto que habla con sus perros?
Todas esas preguntas salieron esta semana de la boca de editores de los principales medios de la región en una reunión semestral en México. Las miradas incrédulas acompañaban las descripciones sobre el estado de la economía, la inflación, la pobreza, el cepo. ¿Dólar tarjeta? ¿Dólar Qatar? ¿No hay créditos?
Nadie duda de que hoy la Argentina es un país inviable en lo económico y que las reformas que hacen falta son dolorosas y profundas. Y que esta noche, cuando se abran las urnas, se abre una nueva era. La gran pregunta es cómo es ese nuevo país que emerge.
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