El día en que el grupo de Whatsapp “Nuestra Voz” se quedó en silencio
No hubo conversación. El grupo de WhatsApp "Nuestra Voz", integrado por 246 empresarios –diez menos de los que supo tener– quedó en silencio por el propio peso de los resultados. Nadie esperaba una diferencia semejante.
El último mensaje ayer fue a las 18.25, con una encuesta que daba a Juntos por el Cambio solo cinco puntos por debajo del Frente de Todos, y pese a la ansiedad propia de la elección recién se retomó el debate a las 23.36, con un mensaje de Martín Cabrales. El hombre que tiene un café con leche con un sobrecito de azúcar como su imagen de WhatsApp disparó: "La Argentina debe escuchar a las urnas. Se necesita un país más productivo, con más trabajo, con una baja de impuestos para que los bienes y servicios lleguen mejor a los consumidores y se recupere el poder adquisitivo". El frente de la inclusión laboral y la extrema prudencia para los días venideros fue otro de los ejes de conversación. Algunos de los participantes más activos en los últimos hashtags prefirieron no hacer comentarios.
En IDEA se esperaba emitir un mensaje para el cierre de la elección, que finalmente se dejó para hoy. "De cara a octubre, invitamos a los candidatos a debatir sobre las temáticas claves del país", es el eje consensuado. El objetivo es que los candidatos "digan lo que van a hacer" y salgan de las generalidades de la campaña para las primarias. Los inversores internacionales también tendrán su oportunidad el próximo 21 de agosto, cuando vuelva a escena el clásico Council of Americas, que se define como la entidad empresarial más influyente del hemisferio. La conferencia 2019 pone el foco en las perspectivas económicas y políticas. El Presidente ya fue invitado, igual que Alberto Fernández, para debatir sobre lo que viene.
La Argentina debe escuchar a las urnas. Se necesita un país más productivo, con más trabajo, con una baja de impuestos para que los bienes y servicios lleguen mejor a los consumidores
Susan Segal, su organizadora, había logrado en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner que ese encuentro fuera uno de los pocos eventos empresarios a los que la expresidenta le decía presente.
En AEA también hay otro plan en gateras, del que participarán los representantes de las compañías más importantes del país. Se trata de un debate a fondo para octubre en el que se anticiparán al resultado electoral definitivo.
Ojos que no ven
"El resultado demuestra la ceguera que hay. No se ven los pobres. No se ve a la gente que está sufriendo, y no me refiero solo al Gobierno, también me refiero a nosotros como dirigencia. Estamos mareados en nuestra propia conversación, que según quedó comprobado no es la de los argentinos", se sinceró el presidente de una multinacional en el más profundo off the record ante la consulta de LA NACION. "Había señales, había indicadores, sin embargo todos creímos en la eficiencia del micromarketing. Tarde o temprano siempre se impone la macrorrealidad", agregó el hombre que figura entre los 30 más influyentes de la Argentina.
El resultado de anoche ratificó otra máxima de las urnas de la que Juntos por el Cambio esperaba escapar. "Es la economía la que ganó la elección. Nunca despegó, nunca dio señales de recuperación y nunca hubo un segundo semestre", ironizó, con un halo de melancolía, un dirigente empresario que ayer fue fiscal de Cambiemos. Lo cierto es que, salvo en la elección de 1995 -efecto tequila mediante-, cuando la economía cayó un 2,85% anual y el gobierno de Carlos Saúl Menem igual ganó, no existen precedentes de triunfos oficialistas con el PBI en retroceso.
Basta un breve repaso por la historia democrática para comprobar ese espejo de logros opositores en contextos adversos. En 1989, el primer triunfo de Menem se da con una retracción del PBI del 7,16%. En 1999, Fernando de la Rúa gana cuando el PBI caía un 3,39%. En 2003, Néstor Kirchner, y en 2007 y 2011 Cristina Fernández de Kirchner ganan desde el oficialismo con una economía creciendo a tasas chinas. Fue recién en 2015 cuando Mauricio Macri logra su triunfo presidencial con una caída del PBI del 1,82% que permitió destronar a CFK, pero sobre todo con una economía artificial gestada en cepos y restricciones por doquier.
En las elecciones de medio término de 2017 también se impuso con un alza del 2,85% del PBI, y ayer, con la pobreza y el desempleo en alza y la actividad en baja, se ratificó la tendencia que comenzó en 1983, en la que los oficialismos ceden ante el enfriamiento. El mercado, claro está, ve una realidad distinta a la del metro cuadrado propio y su volatilidad lleva a que el viernes se haya logrado una inesperada suba.
"Es la economía la que ganó la elección. Nunca despegó, nunca dio señales de recuperación y nunca hubo un segundo semestre", ironizó, con un halo de melancolía, un dirigente empresario que ayer fue fiscal de Cambiemos
José Urtubey, directivo de la Unión Industrial Argentina, agregó: "Me parece que es el momento de los argentinos de ponernos a trabajar en un objetivo común que tenga como eje el desarrollo. El problema de nuestro país es económico y no político. Porque la democracia funciona bien, las instituciones funcionan bien, pero esto es el resultado de una pésima política económica".
También en off, uno de los cien protagonistas de la nueva economía fue más allá. "La diferencia fue mucho peor de lo que pensaba. Ahora viene una etapa de reconstrucción en la que no se puede dejar afuera a nadie. Aquí fallaron los ojos y los oídos del Presidente, y no me refiero a él, sino a aquellos que tienen que advertirle sobre la realidad que se atraviesa y que no gira en torno al déficit cero ni al FMI. No se escuchó a quienes había que escuchar". La incertidumbre respecto de lo que viene también pesó en el resultado. La campaña rumbo a las PASO escondió las cuestiones de fondo y terminó generando el efecto contrario al buscado. El miedo se instaló más por lo que no se dijo que por lo que sí se afirmó, agregó la titular de una compañía financiera internacional.
Existe al respecto un dato demoledor de la provincia de Buenos Aires. La gobernadora María Eugenia Vidal, que es quien ostenta la mejor imagen dentro del frente Cambiemos, lidera una de las provincias más golpeadas por la política macroeconómica. Además de representar el 37% del electorado, Buenos Aires tiene en su composición al segmento más impactado durante los últimos años. La llamada clase media baja –por su nivel de ingresos– es la que más sufrió el aumento de tarifas y, sobre todo, el freno de la actividad. Del total de industrias que habitan la Argentina, un 40% se encuentran en la provincia y de esas, un 80% son pequeñas y medianas empresas a las que el enfriamiento de la economía, combinado con el sinceramiento de tarifas, las afectó de manera letal.
Lo mismo ocurre con el comercio, que vive hoy niveles de vacancia récord paradójicamente por decisiones que exceden a la gestión provincial y que tienen que ver con las tasas de interés récord y la búsqueda de consenso fiscal para revertir los históricos rojos provinciales. Todos esos factores, que no son locales, tuvieron un impacto directo en el recorrido pyme por pyme del rival de Vidal Axel Kicillof.
"Ahora asumamos la culpa. De cara a los próximos meses será imprescindible negociar la gobernabilidad, porque todas las variables fundamentales están pendiendo de un hilo. Hay que tener en cuenta los futuros discursos de todos los candidatos para tratar de mantener controlados al riesgo país y al dólar", sumó uno de los banqueros líderes de la Argentina.
En ese sentido, hay otros temas que habrá que seguir de cerca. Si el dólar sube, los precios también lo hacen, y si los precios suben aumenta la tensión social y también las dificultades para aquellos que tienen créditos hipotecarios UVA atados a su vivienda. Por eso lo que comienza hoy es mucho más que una transición hasta octubre. Se trata de un juego en el que el silencio no puede primar si la búsqueda real pasa por construir una República para el día después. Gane quien gane, ya no se trata de redes ni de WhatsApp. Es la economía real.
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