El detrás de escena de la reaparición de Cristina Kirchner: su entorno, la seguridad y el fervor militante
Hubo fuertes medidas de seguridad y una logística de la que participaron sus hombres del Senado; la gente la recibió con entusiasmo y le gritaba “presidenta”; hubo gritos de “traidor” cuando se mencionó a Alberto Fernández
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RESISTENCIA (enviada especial).- Frente a un auditorio fiel, la vicepresidenta Cristina Kirchner mostró esta tarde su versión más pura. Habló y apuntó contra la justicia, la oposición, los responsables de la economía, buena parte del gabinete y el propio presidente Alberto Fernández. Fue el corolario de una semana cargada de expectativa por lo que diría luego de que recrudecieran las diferencias al interior de la coalición de Gobierno. La expectativa también estuvo dada en Resistencia en particular por su arribo, en lo que constituyó su primer viaje al interior del país por fuera de sus idas a Río Gallegos.
En la previa todo fue sereno y ordenado en el lugar elegido para su aparición, el Hotel Gala, sobre la ruta 11, a pocos metros del aeropuerto local. Una atmósfera marcada por el calor, el silencio y la humedad de la zona daban un clima completamente distinto del que marcan sus apariciones.
Cuando pocos minutos antes de las 17 se anunció que era inminente su llegada al auditorio del hotel y centro de convenciones Gala, la gente estalló en aplausos y gritos. Más de 4200 personas sentadas y un importante número de invitados parados en los laterales, la celebraban de antemano. Cuando finalmente ingresó, con un traje tricolor en rosa, fucsia y violeta, y el rosario de oro que muestra desde sus últimas apariciones, colgando del cuello, el lugar directamente se convirtió en una fiesta. “Cristina”, “jefa”, “presidenta”, los gritos se sucedían y la exmandataria respondió en general y en algunas ocasiones en particular. Como cuando ubicó con la vista a una mujer que desde las primeras filas le gritaba insistentemente: “Aguante Cristina”, y ella le envió un beso con el dedo y le hizo la V de la victoria. No fueron los únicos gritos. En varias de las ocasiones en las que mencionó al presidente Alberto Fernández se escucharon, perdidos, expresiones como “traidor”.
La previa había sido ordenada, con el grupo de invitados que comenzó a llegar pasadas las tres de la tarde, en pequeños grupos al lugar que estaba vallado por un fuerte operativo de seguridad. Afuera, a cargo de la policía provincial, adentro a cargo de la Policía Federal y Casa Militar. El ingreso era estricto. Para hacerlo había que mostrar pulseras de color de acuerdo a la zona donde cada uno estaba ubicado de acuerdo al rol que tenía.
La organización estaba aceitada y funcionó en gran parte a cargo del equipo de la propia vicepresidenta. Varios de sus colaboradores más cercanos en el Senado de la Nación llegaron a la provincia este miércoles para controlar de cerca todos los detalles. No hubo margen para la improvisación. La mandataria recién arribó pasadas las 16.30 en el Tango 11, junto a Oscar Parrilli y María Luz “Luchi” Alonso, secretaria administrativa del Senado. En el aeropuerto local la esperó el gobernador Jorge “Coqui” Capitanich y su vice, Analía Rach Quiroga. Los cuatro se sentaron en primera fila para la distinción y el discurso de la exmandataria. Por las pantallas se los veía sonrientes, festejando sus intervenciones.
En el salón había sillas forradas, iluminación de primer nivel, cámaras y pantallas estratégicamente ubicadas a cada lado del escenario. Parte de los fierros corrieron por parte de Ignacio “Nacho” Saavedra, otro tanto por firmas locales.
En las sillas se ubicaron sindicalistas, empresarios, políticos, académicos y empleados locales que llegaron desde los distintos municipios que componen la provincia. Sin distinciones, poco antes de que llegue también cantaron la marcha peronista. La temperatura subía y era solo un anticipo de lo que vendría después con más de una hora y media de discurso y los dardos para todos lados. Cada una de sus frases despertó aplausos y silencios atentos.
Afuera se agrupó la militancia. Como sucedió en junio de 2019, cuando Kirchner también vino al centro Gala para la presentación de Sinceramente, en un predio ubicado exactamente atrás estaban desde temprano. La mayor parte enarbolada detrás de las banderas de La Cámpora, también de la UOCRA y el movimiento Juan Domingo Perón. El número estuvo estimado por los organizadores en unas 6000 personas, que llegaron de a grupos, cuando promediaba la tarde y el sol no lograba traspasar las nubes que cubrían buena parte del cielo.
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