El deshielo entre Alberto Fernández y Wado de Pedro: los secretos de la reconciliación en la previa del debate por el FMI
El Presidente y el ministro del Interior volvieron a verse después de meses; el mensaje del Presidente a Máximo Kirchner y el rol de La Cámpora en debate por el acuerdo con el FMI
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“Hablemos”, fue el mensaje corto y directo que el Presidente le envió al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Fue una de las primeras cosas que hizo Alberto Fernández apenas aterrizó desde Barbados tras su paso por Rusia y China. El jefe del Estado entendió que era el momento para dejar atrás el rencor tras la renuncia que protagonizó el ministro luego de la derrota de las PASO. La reunión se produjo el lunes. “Necesito que seas el ministro del Interior”, le dijo Fernández según confió a LA NACION una altísima fuente.
En el encuentro el Presidente fue “afectuoso” con el ministro. “Bajó contento”, describió un funcionario que vio a De Pedro después de la charla en el despacho presidencial, situado en el primer piso de la Casa Rosada. Así, después de meses de frialdad y distancia, el jefe del Estado y el ministro político, uno de los líderes de La Cámpora, recompusieron la relación.
Se trató del primer acercamiento después de la renuncia de Máximo Kirchner como jefe de bloque del Frente de Todos en Diputados. El segundo gesto fue que ayer el Presidente le escribió al hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner por su cumpleaños. El tercero se producirá mañana, cuando Fernández comparta el escenario con la titular del PAMI, Luana Volnovich, quien protagonizó un escándalo en enero al viajar al Caribe pese a la orden del Presidente para que nadie se vaya al exterior.
El deshielo entre el Presidente y La Cámpora se produce en medio de la incertidumbre por la postura que tomarán los legisladores de la agrupación a la hora de votar el proyecto de ley con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pese a esto, atrás quedó la desconfianza, según les relató el mandatario a sus allegados.
En el búnker del camporista de la Casa de Gobierno también celebraron el acercamiento. “Es un tema superado”, dijeron fuentes oficiales. Un dato que no pasó desapercibido fue que ayer el Presidente y De Pedro viajaron juntos a Tecnópolis. Fue en ese discurso que el mandatario lo volvió a llamar “Wadito”, apodo que no utilizó desde el 9 de agosto.
“Después de lo de Máximo todos bajaron un poco la tensión”, explicaron desde Balcarce 50.
En este escenario también se enmarcan los acercamientos previos de dos figuras del albertismo, como son los ministros Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Gabriel Katopodis (Obras Públicas). “Se recuperó la dinámica de trabajo”, detallaron cerca del Presidente.
La relación quedó congelada tras la decisión de De Pedro de alzarse contra Fernández. Habían pasado unos días desde el cachetazo electoral y el kirchnerismo duro le reclamaba al Presidente cambios. Sin respuesta, el ministro lideró una insurrección junto al resto de los funcionarios que integran La Cámpora, lo que aceleró la crisis y obligó al Presidente a buscar apoyo en los gobernadores. Fue en ese momento que desembarcó Juan Manzur en la Jefatura de Gabinete.
Desde ese momento el Presidente puso el vínculo con De Pedro en el freezer. Incluso, hubo rumores de que pensaba en llevarlo al Ministerio de Justicia. Nada de eso ocurrió ni ocurrirá. Después llegó el comunicado de Máximo Kirchner y su rechazo al entendimiento que Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, suscribieron con el Fondo. Otra vez la tensión escaló al máximo, pero la unidad se mantuvo.
En ese momento, Wado de Pedro hizo circular que no estaba de acuerdo con esa decisión. Al igual que Cristina Kirchner. Tanto fue así que desde La Cámpora aseguraron rápidamente que el distanciamiento del hijo de Néstor y Cristina Kirchner era una decisión personal y que no afectaba al resto de los integrantes de la organización.
Ahora, resta verificar el alcance de la renuncia de Máximo Kirchner cuando se abra la discusión en el Congreso sobre acuerdo con el FMI. Cerca del Presidente son optimistas. Los números que llegaron a los principales despachos oficiales dan cuenta de un respaldo social mayoritario a la resolución favorable de la negociación con el organismo multilateral de crédito. Solo el 6% quiere romper y declarar el default, según relató un hombre que analizó esos números con Fernández. Y remató: “Nadie se quiere pegar a los locos”.
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