El desembarco de Máximo Kirchner en el PJ se frenó para evitar más polémicas internas
La asunción anticipada del hijo de Cristina podía generar nuevas impugnaciones judiciales y peleas en el partido, por lo que se decidió dejarla para diciembre; intentos de bajar la tensión entre La Cámpora y Gray
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El acelerador del avance de Máximo Kirchner hacia la presidencia del PJ bonaerense dejó de estar pisado a fondo y cedió el lugar para una frenada que intenta ser lo más suave posible, pero que implica que el jefe de La Cámpora no podrá ejercer el mando en el justicialismo provincial tan rápido como pretendía.
Las elecciones adelantadas para el pasado 2 de mayo, con lista única encabezada por él, no lo depositaron en la presidencia porque una estrategia partidaria privilegió un repliegue preventivo ante posibles impugnaciones por el fin anticipado de los mandatos de las autoridades y una apuesta por aplacar peleas internas en medio de la crisis de la pandemia. Según pudo reconstruir LA NACION entre fuentes de peso en el justicialismo bonaerense, esos motivos hicieron que el operativo de desembarco quede para diciembre.
Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría y vicepresidente del partido, judicializó el adelantamiento electoral. Si Máximo Kirchner asumía anticipadamente, como pretendía, podrían surgir nuevos planteos en la Justicia. “Había que hacer renunciar a los consejeros del partido [para que tome funciones el nuevo Consejo encabezado por el hijo de Cristina]. Se decidió no hacerlo para evitar que alguno impugne. Se definió dejar vencer los mandatos para que no se generen ruidos en el armado de listas y en la campaña, en medio de la pandemia. Es para mantener la cohesión política”, afirmó a LA NACION una fuente de trato permanente con un dirigente justicialista de peso en la Casa Rosada.
“Lo principal es la cohesión política. Se había acordado que eso se lograba con Alberto [Fernández] y los gobernadores, en lo nacional, y con Máximo y los intendentes en la provincia de Buenos Aires”, explicó el portavoz consultado, que reiteró la búsqueda de calmar las aguas “si algo hace ruido” en ese esquema de equilibrio que se busca dentro del peronismo. “Lo que les conviene a todos es ganar en la provincia. No digo sacar 50 puntos, digo solamente ganar”, advirtió la fuente ante un escenario electoral incierto.
Fernández asumió al frente del PJ nacional el 22 de marzo, pero el arribo de Máximo Kirchner no se pudo empalmar con el del Presidente, que incluso ya tuvo su primera actividad como jefe partidario. Ese encuentro fue el sábado de la semana pasada y sirvió para designar al intendente de Merlo y presidente actual del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez, como secretario de Organización del partido nacional, y a Juan Zabaleta (intendente de Hurlingham y consejero del PJ bonaerense) como interventor del PJ de Corrientes, provincia en manos de Juntos por el Cambio que elegirá gobernador este año y a la que Zabaleta viajó el jueves.
Ante la consulta de este diario sobre la razón del freno del operativo en el PJ bonaerense, un intendente del conurbano fue sintético: “Evitar impugnaciones”. Consideró que se trató de “una decisión más política que reglamentaria”.
No hubo una comunicación interna para avisar que la asunción del jefe del bloque oficialista de la Cámara de Diputados no sería inmediata. “Bajo perfil. Hablar de internas partidarias es lo que menos quiere escuchar la gente en medio de todos estos líos [por la pandemia]”, dijo un intendente a LA NACION. Un colega suyo, aportó: “No hay que hacer ningún comunicado porque los mandatos están vigentes”. El período de Menéndez y Gray al frente del partido vence el 17 de diciembre.
Desde La Cámpora, señalaron a LA NACION que “nunca se dijo cuándo asumía” Máximo Kirchner y que la fecha “no ocupa ni preocupa” a la organización porque “es un tema más de los medios que de la política”. Admitieron que la asunción será en diciembre, “debido a la situación sanitaria y por una decisión del conjunto del partido”.
La resistencia inicial de muchos intendentes, que con el transcurso del tiempo quedó individualizada en Gray, mostró los chispazos que generó el intento de desembarco anticipado de Máximo Kirchner. “No se entiende para qué hicieron este quilombo [sic]. Quizás fue para dejarlo mal parado a Gray. Fue un error de Máximo poner esta fricción sin sentido”, resumió un jefe comunal a LA NACION. “Es extraño, visto de afuera, de abajo y de arriba”, ironizó otro intendente sobre la movida trunca.
A pesar del freno, Gray mantiene su resistencia judicial. Espera un fallo de la Cámara Nacional Electoral sobre su impugnación al adelantamiento electoral. Cerca suyo destacaron que la asunción se paró porque la Cámara no avalaría el corte abrupto de mandatos, e incluso deslizaron una hipotética intervención de Cristina Kirchner para poner en pausa el proceso de renovación de autoridades, aunque la vicepresidenta no suele intervenir en las cuestiones partidarias.
Según pudo saber LA NACION, hay intentos de convencer al intendente de Esteban Echeverría para que asuma la presidencia partidaria hasta fin de año, como un gesto para bajar la tensión. Por un sistema rotativo acordado en 2017, Gray y Menéndez se intercalan en la presidencia y vicepresidencia anualmente. Este año le tocaba asumir a Gray, quien no lo hizo para no sumarle más temperatura al conflicto.
Esta semana está previsto que se encuentren Menéndez y Gray, según pudo averiguar este diario. El ofrecimiento para el intendente de Esteban Echeverría se repetiría en esa charla. El jefe comunal de Merlo cree que si Gray aceptara asumir hasta fin de año, sería una forma de “zanjar diferencias” y “acercarse a Máximo”, indicaron a LA NACION de fuentes del entorno del merlense. Gray no está de acuerdo, en su círculo más cercano recalcaron que “no están dadas las condiciones”.