El desafío de una dirigencia humillada
Entre las grandes incógnitas que presenta 2025 están la redefinición del tablero político que pretende el presidente Milei y la profundización de su estrategia para debilitar a Pro; el dilema bonaerense de Kicillof
- 14 minutos de lectura'
De todas las incógnitas que presenta para la vida pública el año que está comenzando hay una de gran relevancia: ¿Qué capacidad tendrá la dirigencia política tradicional para responder al cuestionamiento que le ha planteado el electorado al manifestar su predilección por alguien tan exótico como Javier Milei? El ascenso y la victoria de Milei expresó un malestar profundísimo de los representados con los representantes. Esa crisis derivó en un desenlace electoral que fue humillante para los profesionales de la política. Los comicios de este año pondrán de manifiesto el grado de creatividad de esa dirigencia para contestar el desafío al que quedó expuesta en 2023.
La respuesta a ese interrogante depende también del comportamiento de Milei. Él también cobija varios acertijos que se resolverán en las urnas. El más importante es que al cabo de esa competencia se sabrá qué dimensiones y diseño tendrá el oficialismo y qué dimensiones y diseño tendrá la oposición. Hoy la frontera entre esos dos mundos sigue siendo mutante.
Para resolver estos enigmas habrá que prestar atención a las consecuencias, todavía misteriosas, de una innovación muy gravitante que se produjo el año que pasó: el cambio en el sistema electoral. Para las elecciones nacionales se adoptó el método de la boleta única, que presenta dos peculiaridades. Por un lado, separa la selección de los diputados y senadores nacionales de la de los legisladores provinciales y concejales y consejeros escolares comunales. La enorme influencia que han ejercido siempre los candidatos a la Presidencia o al Congreso sobre los candidatos a las gobernaciones, las legislaturas y los municipios, está muy atenuada. Esa gravitación, que solía anularse en las provincias que separaban sus elecciones de las nacionales, ahora se verá reducida por el modo de emitir el sufragio en cada categoría de representación.
La novedad amenaza con modificaciones inquietantes en la vida bonaerense. Allí los comicios provinciales y locales han ido siempre a remolque de los nacionales. Es una de las razones por las cuales, cumpliendo con lo que había profetizado Leandro Alem en 1880, la provincia de Buenos Aires carece de una agenda propia. Ahora podría adquirirla, porque los candidatos del distrito serán recortados de los de la Nación. Y los de la Nación se verán más o menos privados del potencial de movilización que les ofrece la maquinaria territorial de intendentes y punteros, sobre todo la del PJ en el conurbano.
La otra alteración que se insinúa con el nuevo sistema es que, al facilitar la fiscalización, releva a los candidatos de la necesidad de armar grandes ejércitos territoriales para competir. Con la boleta única es más sencillo y menos costoso postularse. Por eso, en teoría, esa metodología favorece la fragmentación del aparato político.
Esa fragmentación parece ser un objetivo de Milei y sus colaboradores. Es una de las razones por las cuales al oficialismo le resulta tan incómodo plantear una contradicción automática con el kirchnerismo. Esa polarización reduce la división del frente no peronista porque lo abroquela. De esa manera, se desbarata una operación principal de Milei: él no pretende confrontar con el kirchnerismo, quiere confrontar con toda “la casta”.
También hay que dar vuelta otra carta: ¿habrá primarias obligatorias o se las suspenderá? Hay muchos indicios de que el Ejecutivo convocará al Legislativo a sesiones extraordinarias para, por lo menos, eliminar las PASO para el torneo de este año. Si se advierte que en la Ciudad de Buenos Aires el Pro también aspira a eliminar esas internas compulsivas, habría que suponer que La Libertad Avanza conseguiría una mayoría en Diputados. Habrá que desentrañar los intereses de los gobernadores para saber qué posición se impondrá en el Senado.
El destino de las PASO no es inocuo. Esas elecciones son una herramienta de ordenamiento interno para las fuerzas que no están en el poder o que carecen de un liderazgo indiscutido. Si a La Libertad Avanza le interesa funcionar como una minoría hegemónica en un espacio hiper-fragmentado, se entiende que quiera privar a los demás de ese instrumento.
La otra variable que moldeará los resultados electorales de este año es el calendario. El gobierno porteño ya adelantó que hará las elecciones para legisladores locales antes de las nacionales y, de ese modo, evitar la influencia de Milei y su partido en la formación de la Legislatura. En la provincia de Buenos Aires, Kicillof todavía no resolvió qué hacer. En la fecha de las elecciones provinciales está cifrado todo su conflicto con Cristina Kirchner, que se proyecta sobre la estabilidad de su gobierno provincial.
Un balance provisional indica que la clase política ha resuelto otorgar una relevancia estratégica a la manipulación de las reglas para la obtención de los resultados. Por eso el sistema electoral se ha convertido en un gran enigma para vislumbrar lo que sucederá con el poder este 2025,
Hay otra incógnita y es como quedará constituido el oficialismo y cómo quedará constituida la oposición. A lo largo de 2024, esos dos sujetos tuvieron dimensiones distintas según cuál fuera el tema de discusión o votación. De cómo se resuelva este interrogante dependerá la fisonomía que adquiera el campo no peronista. Es allí donde la llegada de Milei tuvo su mayor impacto, por una razón lógica: él fue preferido como una opción más atractiva al PJ que la que ofrecía Juntos por el Cambio y, sobre todo, Pro.
El enfrentamiento con “la casta”, que es el corazón de su marketing, vuelve a Milei fóbico a cualquier alianza permanente. Por eso su objetivo es, en la medida que se lo permitan las circunstancias, ampliar su estructura política cooptando figuras o sectores de otros partidos que integraron, en el ancien régime, Juntos por el Cambio. Esa estrategia comenzó muy temprano con la captura de Patricia Bullrich y de Luis Petri, que habían integrado la fórmula derrotada en la primera vuelta. En la provincia de Buenos Aires se atrajo al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que pertenece a Pro, pero está sembrando el conurbano con agrupaciones que llevan en su denominación la palabra Libertad. La designación de Diego Kravetz como segundo de la SIDE se integra en la misma maniobra pensada para competir en esa región. Kravetz no sólo dejó a Jorge Macri sin el cerebro de la gestión de Seguridad; también sumó al oficialismo al ex jefe de Gabinete de Lanús, que conoce muy bien esa terra incognita.
La semana pasada, Milei hizo otro gesto en la misma dirección. Se reunió con el bloque de diputados radicales, encabezado por Rodrigo de Loredo. En la gestación de ese encuentro hay pormenores que permiten leer mejor las intenciones del oficialismo. En un primer momento, iba a ser un almuerzo para que el Presidente agradeciera la colaboración que le prestaron los legisladores de la UCR alineados con la administración. Encabezados por el tucumano Mariano Campero, en la bancada se los conoce como “los Pelucas”. Sin embargo, Martín Menem modificó la invitación explicándole a Karina Milei que no quería desairar a De Loredo, “pinzándole” gente de su grupo. En consecuencia, Milei recibió a todos los diputados radicales que estaban en la Capital Federal. A los que asistieron a ese encuentro les sorprendió la calidez con la que el anfitrión se dirigió a De Loredo y a un legislador que suele ser distante del Gobierno: Julio Cobos. Conviene conocer el mapa que se expresa en algunos nombres: De Loredo es una figura muy promisoria de la política cordobesa y, en la trama doméstica del radicalismo, es el principal aliado del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.
Quiere decir que la Casa Rosada está trabajando sobre las filas de la UCR con absoluto desapego de lo que indique la conducción de ese partido. No podría ser de otro modo, porque el presidente del radicalismo es Martín Lousteau. Milei intenta conquistar Juntos por el Cambio, no cómo una coalición de fuerzas, sino mediante la incorporación selectiva de dirigentes que ejercen una representación real, pero no se sienten contenidos por sus organizaciones. Esos dirigentes están condicionados por sus inclinaciones conceptuales, pero también por la sociología de sus distritos: en Córdoba y en Mendoza el Presidente es una gran figura electoral.
El ajedrez que juega Milei sobre las ruinas de Juntos por el Cambio tiene como víctima principal a Mauricio Macri y, por derivación, a su primo Jorge. Ellos deben poner a salvo a la Ciudad de Buenos Aires de las ambiciones del Presidente. Y del fastidio de la hermana del Presidente, Karina Milei, quien no soporta a Jorge Macri. Por eso Jorge decidió el adelantamiento de las elecciones locales, que podría convocar todavía más temprano si consigue el acuerdo del PJ para eliminar las primarias obligatorias. Trata de garantizarse un número de legisladores que le permitan seguir gobernando sin grandes sobresaltos. El alcalde también pretende reconstruir Juntos por el Cambio. Ya abrió negociaciones con Elisa Carrió. Allí habrá que superar viejas diferencias. No será tan dificultoso, porque el año pasado la Coalición Cívica ya aceptó el liderazgo del actual jefe de Gobierno. Carrió imprimiría un sello político muy nítido a una coalición organizada por los Macri. Ella afirmó hace pocos días que “Milei pacta con las mafias y Santiago Caputo se enreda con ellas”. Hay palabras de las que no se vuelve.
El radicalismo porteño requiere de un trabajo más preciso por parte de los Macri. Ellos confían en la influencia que ejerce el binguero Daniel Angelici sobre Lousteau y Emiliano Yacobitti para volverlos al redil. Angelici conduce del Comité Capital a través de su subordinado Martín Ocampo. La dificultad para el binguero radica en que Lousteau se siente más cómodo en una combinación ajena a los Macri. Esa opción recién se está explorando. Las conversaciones comenzaron en Buenos Aires, con un contacto del senador con Emilio Monzó y Nicolás Massot, y se extienden a Pinamar. Hay que prestar atención a que allí veranean Monzó y Horacio Rodríguez Larreta. Es difícil que no se encuentren. Se iría vislumbrando para las elecciones locales una oferta de cuatro listas: la del Pro y sus aliados; la de La Libertad Avanza; la del PJ que conduce Juan Manuel Olmos y se alinea detrás de Leandro Santoro; y, todavía muy brumosa, la de este centrismo representado por Larreta, Monzó, Massot y, quien sabe, los radicales de Lousteau. Habrá que ver si la misma multiplicidad se repite para la elección de los senadores y diputados nacionales, que se realizará en octubre. ¿O Milei aceptará un acuerdo con Mauricio Macri? La rivalidad entre ambos está muy extendida. Llegó a la AFA y a la licitación de la Hidrovía.
En la provincia de Buenos Aires se despliega otro drama cifrado también en el calendario. Kicillof todavía no resolvió si adelantará o no los comicios para legisladores provinciales, y concejales y consejeros escolares municipales. Es decir: todavía no resolvió si dejará a la lista de diputados nacionales, que podría encabezar Cristina Kirchner, sin el peso del aparato de la gobernación y de los intendentes. Ese peso ya está disminuido por la divergencia de sistemas electorales: los diputados se elegirán por boleta única y los cargos locales por la lista sábana tradicional. El gobernador tiene otras atribuciones capaces de hacer daño. Por ejemplo, aun sin separar las fechas, podría disponer que los cargos nacionales se voten en una mesa distinta de los locales. In extremis, hasta podría obligar a que se sufrague en escuelas distintas. Sería decisiones que dejarían los comicios en manos del poder de los intendentes para mover a los votantes.
Ante estas amenazas, el kirchnerismo resolvió, enmascarado detrás de la oposición de la Legislatura, dejar a Kicillof sin presupuesto. Sobre todo, sin autorización para endeudarse. De mantenerse esa restricción, se provocaría una catástrofe con alcance nacional. La indefinición de las fechas dejó en un limbo también otras cuestiones metodológicas. Por ejemplo, la posibilidad de permitir que los intendentes se postulen más de dos veces consecutivas. O la reformulación de las jurisdicciones electorales. Es un sueño de Sergio Massa. Eliminar las 8 secciones en las que se divide la provincia para la votación de senadores y diputados provinciales, y establecer un distrito único que permitiría una boleta única. Hay quienes creen que Massa pretende encabezar esa boleta. Una reforma de este tipo licuaría el poder electoral de la oposición, sobre todo del radicalismo, en el interior, dentro del gran caudal que recoge el peronismo en el conurbano bonaerense.
La discusión entrelazada de estos temas plantea un interrogante gigantesco, que podría amenazar la gobernabilidad bonaerense. La dimensión de esa tensión se vuelve comprensible cuando se advierte qué se está discutiendo: nada menos que el liderazgo de Cristina Kirchner y, como derivación, la fractura de su movimiento político en la provincia de Buenos Aires, que es su colina más preciada. La esgrima se retomará la semana que viene, cuando los representantes de Kicillof vuelvan a discutir con las fuerzas de la Legislatura.
Este inventario de incógnitas políticas con las que comienza el año está en obvia dependencia de una peripecia principal: la marcha de la economía. Milei ha obtenido un gran poder gracias a un triunfo principal. Es el triunfo en su batalla contra la inflación. Esa saga revela algo esencial. El Presidente sabe lo que quiere. Sueña con ampliar su dominio de la escena a través de una mejora de la economía que, por distintas vías, recupere el poder adquisitivo del ingreso. Sus competidores, en cambio, sólo atinan a defenderse de él. Es una diferencia importantísima porque, como suele decir el sagaz Roberto Zapata, “quien tiene un por qué, casi siempre encuentra el cómo”.
La victoria relativa sobre la inflación fue alcanzada gracias a un severísimo ajuste fiscal, que permitió suspender la emisión monetaria con la que se financiaban los desequilibrios. Pero no fue la única estrategia. El control de la inflación se logró también apreciando el tipo de cambio. Esa política ubica hoy la paridad con el dólar en niveles que recuerdan los del fin de la convertibilidad; o los de la euforia macrista de 2017, cuando se produjo un gran ingreso de capitales; o los que dejó Massa en el último tramo de su campaña electoral.
El desafío de Milei y Luis Caputo es mantener esta estrategia en un momento en que los mercados, que perciben un riesgo en el proteccionismo que promete Donald Trump, están impulsando una depreciación de todas las monedas frente al dólar. Se agrega el efecto de la crisis brasileña: el país con el que la Argentina realiza el 30% de su comercio, y el 60% de su comercio industrial, ha devaluado su moneda más del 25% durante 2024.
Los argentinos ingresan al año nuevo con un dólar que invita a importar más y a viajar más al exterior. La tasa de interés real sigue siendo negativa, lo que impulsa a un consumo que, a la vez, determina más importaciones. Al Banco Central le será más difícil comprar reservas. Los salarios en dólares se elevarán quitando competitividad a las empresas, con derivaciones inevitables sobre el nivel de empleo. El riesgo es que comience a verificarse un aumento en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos que sólo puede ser neutralizado con una corrección en el valor del tipo de cambio.
Estas amenazas explican que las autoridades hayan apresurado el paso hacia un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en busca de dólares frescos. El dilema igual está a la vista. El control de la inflación por la vía cambiaria expone cada vez a un deterioro al sistema productivo. Y la defensa del sistema productivo amenaza con un reflujo inflacionario. La suerte de La Libertad Avanza y el tipo de relación que las demás fuerzas políticas establezcan con el Gobierno dependen muchísimo de cómo se liquide esta contradicción.
Otras noticias de Javier Milei
"¡Gracias, Argentina! ¡Gracias, Milei!". Los venezolanos acompañaron a Edmundo González en la Plaza de Mayo antes de un día crucial para el régimen de Maduro
Conflicto con Venezuela. Milei recibió a González Urrutia y saludaron desde el balcón de la Casa Rosada
“Antro de corrupción y privilegios”. El Gobierno disolvió la Administración General de Puertos
- 1
Trabajadores marcharon a la ex-ESMA contra los pases a “guardia pasiva” en el centro cultural Haroldo Conti
- 2
Casa Rosada | A Santiago Caputo se le venció su contrato con el Gobierno y deberán prorrogarlo
- 3
Javier Milei le pedirá a la Justicia que le saque la custodia a Fabiola Yañez
- 4
Victoria Villarruel congeló las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo tras la polémica con el Ejecutivo