El debate por el Presupuesto avivó la tensión en Juntos por el Cambio: recelos entre radicales, disgusto en Pro y “enojo” de la Coalición Cívica
La nueva integración del interbloque de la coalición opositora en Diputados enfrenta su primera prueba bajo un clima de desconfianza por las peleas internas
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La nueva configuración del interbloque de Diputados de Juntos por el Cambio enfrenta su primer test: la votación del proyecto de ley de presupuesto 2022 que envió el Gobierno al Congreso. Si bien el espacio se alineó durante las últimas horas en rechazo a la iniciativa presentada por el oficialismo –hubo factores internos y externos que estimularon esa postura–, la discusión por la estrategia legislativa frente al proyecto avivó las tensiones en el conglomerado opositor.
Mientras que las tribus del espacio conviven bajo un clima de desconfianza por las peleas internas de sus jerarcas y la fractura de la bancada de la UCR, la fuerza de Elisa Carrió, que pretendía abstenerse durante la votación para “no hacerle el juego al Gobierno”, dejó trascender un fuerte malestar con un sector de la coalición opositora por su postura “irresponsable” y una presunta negociación con el oficialismo “por debajo de la mesa”. Es que los lilitos están convencidos de que radicales díscolos e integrantes de Pro jugaron con la chance de abstenerse “para sacar beneficios”. “Algunos de Juntos por el Cambio se pasaron de listos con la Coalición Cívica”, lanzó una fuente del partido de Carrió.
La delicada situación económica y el escenario poselectoral ponen a Juntos por el Cambio frente al dilema de profundizar el perfil opositor o colaborar con el presidente Alberto Fernández para garantizar la gobernabilidad. Y está claro que la atomización del principal interbloque opositor en Diputados -es un espacio más heterogéneo de lo que era hasta el recambio legislativo- hace que la coordinación interna sea más compleja.
En la primera prueba de fuego que afronta la bancada de la coalición opositora en Diputadas hubo diferencias entre los distintos espacios a la hora de decidir si deben rechazar o inclinarse por la abstención durante la votación. Respecto del quorum, la mayoría bregó por no obstaculizar el debate para evitar que el kirchnerismo se victimice, pero Ricardo López Murphy (Republicanos Unidos) planteó que no había que bajar al recinto.
Malestar en la Coalición Cívica
Juntos por el Cambio endureció su postura con el correr de los días. Si bien argumentan que la iniciativa enviada por el Gobierno es “invotable”, la actitud del resto de las bancadas opositoras –el interbloque federal anticipó ayer que votará en contra y no dará quorum– empujó a la UCR, Pro y la CC a rechazar de plano la iniciativa.
En la CC aseguran que la coordinación interna del interbloque opositor fue “desastrosa” tras el recambio legislativo. “Nos atropellamos entre todos, por desconfianzas mutuas. Hay irresponsabilidad por parte del Gobierno, pero también de algunos sectores de Juntos por el Cambio”, braman desde la bancada que conduce Juan Manuel López. Los referentes del partido de Carrió están furiosos desde que se enteraron que integrantes de Pro y los radicales díscolos habrían negociado con el titular de la Cámara baja, Sergio Massa, partidas para universidades y obras en provincias.
“Pasaron cualquier límite. Mientras alardean por redes sociales y canales de televisión, están negociando fondos por debajo de la mesa. Los desenmascaró el oficialismo”, espetó uno de los alfiles de la CC. Apuntan contra una línea interna de Pro y Evolución Radical, que lideran Rodrigo de Loredo y Emiliano Yacobitti, quienes rechazan los trascendidos. “Es falso. Fuimos los primeros que planteamos el dictamen de minoría, mientras otros negociaban con el oficialismo abstenerse para facilitar el debate”, dicen desde Evolución.
En Pro también niegan que hayan reclamado obras a los emisarios del Gobierno. “Los que piden son los gobernadores radicales y la intendenta de La Rioja”, replican.
Mientras el Frente de Todos trabajaba contrarreloj para garantizarse los votos suficientes para darle media sanción al proyecto con las previsiones económicas para el año próximo, la CC planteaba que Juntos por el Cambio debía abstenerse en la votación. “Si no sale el presupuesto, le hacemos el juego a Cristina, que quiere radicalizarse cada vez más y no arreglar con el FMI. Esto nos pone en una posición irresponsable”, indicó un integrante del espacio. En la fuerza de Carrió repiten por estas horas que se sintieron “usados” por sus socios cuando se anoticiaron anoche, en una reunión con Massa y Máximo Kirchner, entre otros, que había una negociación paralela. En esa reunión, según fuentes radicales, el hijo de la vicepresidenta se quejó de la acefalía en la conducción del interbloque de Juntos por el Cambio.
El Pro, en modo “halcón”
El Pro también lidiaba con un desafío interno tras el recambio legislativo. Antes de ingresar a la reunión de labor parlamentaria, el jefe del bloque macrista, Cristian Ritondo, avisó que el espacio votará en contra del presupuesto que envió el Gobierno. Y se mostró conforme con la cohesión interna que exhibió su tropa.
Si bien había matices, los “halcones” y las “palomas” del partido fundado por Mauricio Macri lograron conciliar posturas. “La nueva integración del bloque terminó alineando a todo el mundo. No había margen para correrse. Por eso, las ‘palomas’ se plegaron rápido al rechazo”, apuntó uno de los integrantes de los sectores más duros de Pro.
En la bancada de Ritondo están dispuestos a debatir con el oficialismo, pero reclaman que el Gobierno presente un presupuesto “realista”. Tanto María Eugenia Vidal como los larretistas despotricaron contra el presupuesto que confeccionó el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Estamos mejor de lo que imaginábamos, alineados sobre todo por el rechazo al aumento de impuestos (por retenciones)”, cuentan desde el ala moderada de Pro.
En el bloque se discutió “hasta el hartazgo” cuál sería la mejor estrategia, pero finalmente hubo acuerdo en que debían endurecerse. “La preocupación es del oficialismo, porque tienen que negociar con el FMI. Ergo, ellos deberían ser los primeros en proponer cambios y acuerdos con la oposición”, indican. La intransigencia de los libertarios José Luis Espert y Javier Milei y el contundente rechazo de los lavagnistas los obligó a acentuar el tono combativo.
La interna radical
Entre los referentes del radicalismo en Diputados persisten la desconfianza y el pase de facturas por la ruptura de la bancada de la UCR que apalancó la semana pasada la tropa que responde a Martín Lousteau. Y la interna por la conducción del partido, que renueva mañana sus autoridades, se coló en el debate por el presupuesto.
Ayer, el espacio Evolución Radical, que conduce el cordobés De Loredo, impulsó un dictamen de minoría con los argumentos de su rechazo al presupuesto. “Esto hace que quienes en Juntos por el Cambio pensaban abstenerse o votar a favor, no quieran quedar expuestos”, apuntaron desde bancada de los radicales díscolos.
La jugada de De Loredo y Yacobitti generó un fuerte malestar en la UCR y en Pro -Luciano Laspina se mostró indignado-, quienes vieron un intento de los “renovadores” de copar el centro de escena en el debate legislativo para posicionarse en la interna por la conducción de la UCR.
“Arrancaron mal. Se compraron un auto propio, no van en el colectivo. Rompieron una tradición de seis años en Juntos por el Cambio”, explotaron cerca de Negri. En la cúpula de Pro se quejan de las complicaciones que ocasionó la fractura de la UCR: “La interna radical es inaguantable. No podemos hacer una reunión con los dos grupos”, comentó una espada de Pro. De Loredo y Alejandro Cacace fueron blanco de los reproches.
Los díscolos –conformes con la performance de Martín Tetaz y Cacace en el debate en Comisión– avisan que replicarán esa maniobra en todas las votaciones. “Lo primero que se demostró es que la fractura rompió con la lógica de jugar con el Gobierno por debajo de la mesa. Con esta configuración no hay lugar para que haya vivos que voten lo que se les canta”, esgrimió uno de las espadas de Evolución Radical.
En esa tribu desconfían del vínculo entre el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, rival de Lousteau en la pelea por el liderazgo del radicalismo, y Massa. Y sostienen que Negri, jefe de la bancada de la UCR, no podrá ser “funcional” a los intereses de Morales o los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y Rodolfo Suarez (Mendoza). “Hay que dar la cara y cada uno tiene que decir cuál es la posición”, resaltan.
Negri se reunió esta mañana con Ritondo para intentar alinear las posiciones e impulsó la idea de pedir un cuarto intermedio para que revise “de punta a punta el proyecto de ley”. Acostumbrado a lidiar con tensiones internas, el radical suele decir que la jefatura del interbloque de Juntos por el Cambio es un “archipiélago de islas volcánicas”.
Si bien al radicalismo le preocupaban los fondos destinados a La Rioja –pusieron atención en una partida para la intendenta Inés Brizuela y Doria, quien atraviesa una crisis por su pelea con el gobernador Ricardo Quintela–, los jerarcas del ala tradicional anticipan que rechazarán la iniciativa. A sabiendas de que mañana podría ser ungido como nuevo presidente de la UCR, Morales no tiene margen para dialogar con Massa o para que los diputados jujeños no se alineen con la postura de Juntos por el Cambio. Le entregarían en bandeja un argumento a Lousteau, su principal retador interno por el liderazgo del centenario partido.
En el arranque de la reunión de labor parlamentaria, Negri cuestionó al Gobierno por impulsar un debate exprés del presupuesto e intentar avanzar sin reunir consensos con las bancadas opositoras. “No se puede atropellar para sacar una ley tan importante. Les pedimos que analicen las revisiones que propusimos”, remarcó Negri.
Los correntinos que responden a Valdés también mantienen su rechazo a las proyecciones de Guzmán. “Reducen un 30% de fondos para obras con un 50% de inflación. Además, el Gobierno tiene una deuda con Corrientes”, remarcaron cerca del mandatario radical. La misión de Negri es evitar que los jujeños y correntinos saquen los pies del plato.
En el bloque de Encuentro Federal, de Emilio Monzó, buscan desdramatizar las tensiones que generó el debut de la nueva composición de Juntos por el Cambio. “Hay matices porque somos una coalición amplia, pero en la votación vamos a estar alineados”, aventuran.
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