"El debate sobre el aborto no puede empezar de cero", dijo el arzobispo de Mercedes-Luján
"La discusión que se va a encarar sobre el aborto no puede empezar de cero. Los debates que se hicieron en 2018 fueron genuinos, aportaron mucha información y hay que tenerlos en cuenta. Fueron muchas horas de diálogos muy positivos", afirmó a LA NACION el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, motivado por la respuesta de los fieles a la convocatoria de hoy en el principal santuario del país.
Transmitió, así, la preocupación de la Iglesia por un tratamiento legislativo exprés, como pretenden sectores del oficialismo, y rescató la discusión de hace dos años, cuando se frenó en el Senado el proyecto para despenalizar y legalizar el aborto.
"Pareciera que hay una intención de someter el tema a un debate rápido. Nos preocupa que se borre el debate anterior y se sancione algo a las apuradas. Confiamos, en ese sentido, en que estén aceitados todos los mecanismos del Congreso y exista una actitud sincera de diálogo", advirtió el arzobispo de Mercedes-Luján, anfitrión de la misa que encabezò el presidente del Episcopado, Oscar Ojea.
Scheinig se sumó a la homilía de Ojea, a la que definió como "oportuna y clara". Insistió en que "es injusto hablar de hipocresía"
"No queremos que haya imposiciones, pero tampoco un diálogo que se agote en sensibilidades", agregó.
"En el ADN de la Iglesia están muy arraigadas las celebraciones eucarísticas masivas, así lo muestra nuestra experiencia pastoral. Ésta –por la misa celebrada en la Basílica de Luján- fue una manifestación de fe fuerte, pero no por lograr o no que se junte determinada cantidad de personas, sino por el tema profundo que está en juego", explicó el arzobispo de Mercedes-Luján.
Ratificó, además, que la Iglesia defenderá en todas las circunstancias la defensa de la vida, amparada por la Constitución nacional y los tratados internacionales.
Scheinig, de 60 años, asumió como arzobispo de Mercedes-Luján en noviembre de 2019, al aceptar el papa Francisco la renuncia del salesiano Agustín Radrizzani, por razones de edad. Una de sus primeras decisiones fue convocar a una misa por la patria en la Basílica de Luján, que compartieron Alberto Fernández y Mauricio Macri el 8 de diciembre, dos días antes del recambio presidencial.
El cáliz que se utilizó en esa misa fue entregado a Francisco por la primera dama, Fabiola Yáñez, en una visita al Vaticano, pero el Papa lo remitió al arzobispo Scheinig para que se conserve y quede expuesto en el santuario de Luján, como recordatorio del "diálogo y la unidad".
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