Las diferencias entre Alberto Fernández y Jair Bolsonaro volvieron a dejar al Mercosur frente a un futuro incierto
La cumbre del Mercosur que concluyó este jueves volvió a dejar expuestas las diferencias entre los gobiernos de la Argentina y Brasil sobre el futuro del comercio exterior del bloque regional, que tiene negociaciones en curso.
Aunque Alberto Fernández y Jair Bolsonaro no lo discutieron en público, los discursos que brindaron en su participación virtual no encontraron puntos de encuentro en cuanto a la apertura comercial que el bloque debe adoptar en los tiempos que vienen, de reconstrucción económica cuando se supere la pandemia del coronavirus.
El Mercosur tiene iniciadas conversaciones para firmar tratados de libre comercio con varios países, como Corea del Sur, Singapur y Canadá o regiones como la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés). Desde el estallido de la crisis sanitaria Brasil buscó darle un último impulso a las negociaciones para concretar los acuerdos, una estrategia que fue apoyada por Paraguay y por Uruguay tras la llegada de nuevo gobierno, más afín a Bolsonaro.
El documento que firmaron los países al término de la cumbre hace mención a las negociaciones externas, pero solo brinda definiciones respecto del acuerdo con la Unión Europea (UE), que ya cumplió un año desde su firma.
El texto señala que las conversaciones comerciales se mantendrán pese a la pandemia y asegura que se "registraron importantes avances" en la revisión legal y de los detalles técnicos del acuerdo con Europa, lo que permite proyectar que el Mercosur "suscribirá los acuerdos en el próximo semestre", lo que significará "una conquista importante en materia de relacionamiento externo".
Los gobiernos afirmaron además que hubo conversaciones con Corea del Sur al inicio de la pandemia y que también hubo "contactos virtuales en el ámbito de las negociaciones en curso con Canadá, Singapur y Líbano", al tiempo que se avanzó en el diálogo con Israel, Vietnam e Indonesia", agrega el documento.
Del lado argentino, las conversaciones están a cargo de Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, que conduce Felipe Solá. Por el momento no hay nuevas reuniones comerciales en agenda.
La movida para acelerar los acuerdos había provocado el malestar de la Argentina, que anunció en abril la suspensión de su rol en la mesa de negociaciones externas. El Gobierno finalmente dio marcha atrás con la decisión y ratificó que avanzará con los compromisos ya adquiridos, como ocurre con el acuerdo con la Unión Europea, pero forzó a los demás países a admitir que se tomarán en cuenta los reparos de la Casa Rosada.
Fernández cree que una apertura veloz e indiscriminada de las economías provocarán un impacto negativo en la industria local. En cambio, Bolsonaro y su ministro de Economía, el liberal Paulo Guedes, consideran que la industria de Brasil está preparada y que a mayor apertura, más chances de desarrollo.
En ese sentido, el documento final incluyó un párrafo en el que los socios acuerdan darle lugar a las preocupaciones de los países miembro.
"El bloque trabaja en la adopción de un mecanismo para realizar negociaciones en el contexto de restricciones por la pandemia que permita continuar con el proceso negociador atendiendo las necesidades específicas de los países", reza el texto.
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