El cordobés Mestre echó a casi todo su gabinete
CÓRDOBA.- El escándalo que estalló en la Municipalidad de Córdoba, por denuncias de presuntos hechos de corrupción que salpican al intendente Ramón Mestre y a miembros de su equipo, se precipitó en las últimas horas, cuando el jefe comunal radical pidió la renuncia de casi todo su gabinete. La única excepción fue el secretario general del municipio, Alberto Giménez, quien quedó a cargo en forma provisional de todas las secretarías.
Los problemas de Mestre comenzaron en febrero, cuando funcionarios suyos quedaron sospechados en el funcionamiento de una mesa de dinero en la quebrada financiera CBI, cuyo vicepresidente, Carlos Suau, apareció misteriosamente muerto en su camioneta.
En los últimos días, una investigación del programa ADN, de Canal 10, dejó mal parado a Mestre, a su secretario privado Juan Ostanelli y al viceintendente Marcelo Cossar, después de que este último reconoció ante las cámaras que los tres habían participado junto a sus esposas en la fiesta por los 50 años de la empresa contratista Ersa, en Corrientes, con gastos que habría pagado esa firma. Todos fueron denunciados por el líder del Frente Cívico, el senador Luis Juez, por el presunto delito de dádivas.
El miércoles pasado, ADN volvió a cargar contra los funcionarios municipales e hizo estallar la crisis en el gabinete de Mestre. Mediante cámaras ocultas y otras evidencias, reveló que el secretario de Gobierno, Facundo Cortés Olmedo, y el de Economía, Sergio Torres, tenían presuntas vinculaciones con concesionarios del municipio.
A Cortés Olmedo se lo involucró en la explotación de un puesto de fotocopias y plastificado de carnés en un organismo de su dependencia. A Torres se le atribuyó la contratación directa de la empresa de limpieza Colibrí, que estaría integrada por amigos y vecinos suyos.
En un primer momento, Mestre pensaba separar a tres funcionarios. Ayer optó por echar a todos. Mañana tomará juramento a los futuros miembros de su nuevo gabinete.