El control de la Hidrovía Paraná-Paraguay es otro foco de tensión entre Estados Unidos y China por influir en la región
El embajador Stanley destacó las tareas de la empresa belga que contrató el Estado para el dragado de la vía navegable; los chinos están a la espera de que se llame a licitación
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La imagen, potente y con evidente mensaje político, fue seguida con atención en la Casa Rosada y el Ministerio de Transporte. “Que gran oportunidad para aprender de primera mano sobre el importante trabajo de dragado que hace del río Paraná una vía eficaz y eficiente para el transporte de bienes dentro y fuera del país. Gracias a @jandenulgroup por la invitación y al Emb. @KarlDhaene por acompañarnos”, escribió hace dos semanas el embajador norteamericano Marc Stanley en referencia a su paso por las dragas que la empresa belga Jan de Nul tiene en Corrientes. Se trata de un tramo argentino de la Hidrovía Paraná-Paraguay, que concentra el 80% de las exportaciones del país y que es codiciada por China en su pelea global con Estados Unidos para aumentar su influencia en la región.
La foto expresa lo que en voz baja dejan trascender fuentes cercanas a esas dos embajadas: que Estados Unidos y Bélgica, un aliado europeo tradicional, no están dispuestos a ceder ante las pretensiones de China, que intentó sin éxito el año pasado participar de la licitación para controlar la denominada Vía Navegable Troncal, hoy bajo la administración de la Administración General de Puertos (AGP), que maneja el técnico kirchnerista José Beni, e incluye el cobro de peajes a las barcazas que atraviesan ese recorrido.
Qué gran oportunidad para aprender de primera mano sobre el importante trabajo de dragado que hace del río Paraná una vía eficaz y eficiente para el transporte de bienes dentro y fuera del país. Gracias a @jandenulgroup por la invitación y al Emb. @KarlDhaene por acompañarnos. pic.twitter.com/wh6sj4gBbB
— Embajador Marc R. Stanley (@USAmbassadorARG) April 20, 2023
“Sabíamos que la foto iba a ocurrir. No hicimos nada porque la verdad es que queremos una licitación internacional transparente, donde todos puedan participar”, señalaron desde el Ministerio de Transporte, que maneja Diego Giuliano, un rosarino cuyo jefe político es Sergio Massa. Mientras desde la embajada de Estados Unidos sugirieron que se trataba de un “viaje programado” con anticipación, las sucesivas advertencias del gobierno de Joe Biden sobre la influencia china, en temas como el 5G o los aviones de caza que China pretende venderle al país, confirman que la preocupación es real y tangible. Existe cierta preocupación en Estados Unidos a que Alberto Fernández, antes de abandonar la gestión, encargue por decreto a la AGP una nueva licitación que habilite a China a volver a la carga por el negocio que significa el manejo de la autopista fluvial.
En tren de tranquilizar los ánimos, y mientras hablan de “lobby” estadounidense, desde el Gobierno recordaron que mientras la AGP administra la Hidrovía “por tiempo indeterminado” y sub-contrata a Jan de Nul para el dragado de la vía Paraná-Paragay, es el Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable (Ecovina), con sede en Rosario y creado hace dos años, el encargado de llevar adelante la nueva licitación, que tiene plazos vencidos desde hace más de dos años.
El jueves pasado, el Ecovina-que nuclea a representantes de las provincias atravesadas por la vía navegable y tiene sede en Rosario-llevó adelante su primera reunión con nuevo presidente, Abel De Manuele, un abogado cercano al fallecido ministro de Transporte Mario Meoni que también tiene con vínculos aceitados con Massa. Allí estuvo Giuliano, aunque ningún representante de la AGP.
Desde el Instituto Patria, el búnker kirchnerista al que responde Beni, aseguraron que tanto Jan de Nul como el Ministerio de Transporte están “conformes con lo que están haciendo desde la AGP como mejoras en las condiciones de trabajo”. De esta manera, buscaron disipar temores de influencia del gigante asiático para quedarse con el dragado y balizamiento de la vía navegable.
Licitación en suspenso
Lo paradójico es que, desde el Gobierno, aseguraron que los gobernadores de Chaco, Formosa, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires, que componen el ente, “quieren que haya más control estatal sobre la Hidrovía”, al tiempo que la misión de ese ente, que hasta agosto pasado manejaba el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, era facilitar una licitación que dé previsibilidad a nuevos administradores.
Hace un año, el Gobierno frenó el proceso licitatorio para dar el servicio de dragado y balizamiento. Al proceso se había presentado, entre otras, la empresa China Communications Construction Company (CCCC), descalificada “por no tener suficientes antecedentes y no cumplir los requisitos” para hacerse cargo, según fuentes oficiales al tanto del trámite. Antes de que culminara el proceso, y según un documento aportado en aquel entonces por la diputada nacional Mariana Zuvic (Coalición Cívica-ARI), la empresa le envió una carta al embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, quejándose de modo elíptico por la transparencia del proceso, que terminó-cautelar judicial mediante-otra vez en manos de Jan de Nul y su filial argentina, Compañía Sudamericana.
El temor de Estados Unidos y Bélgica a perder su influencia no se disipó. En un momento clave para el Gobierno, en el que la estrategia es recurrir a todos sus contactos internacionales posibles para obtener el ansiado salvataje económico que le permita fortalecer sus reservas, el temor es que un guiño a China lleve consigo algún camino para quedarse con el control de la Hidrovía, lo que equivale a controlar-en buena medida- el comercio de granos y otros productos que navegan por las aguas del río Paraná, y que al Estado argentino le deja unos US$ 28 millones anuales en concepto de peajes.
¿Llegará el decreto del Presidente con el llamado a licitación? “No le dan los tiempos. Este es un Gobierno que está de salida, ¿quién lo va a acompañar?”, sostuvieron desde la Casa Rosada, intentando despejar los temores de Estados Unidos, a quien la Argentina, y su ministro de Economía, necesitan como el agua para conseguir ayuda adicional del Fondo Monetario Internacional (FMI).
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