El contraste etario: Bullrich y su cercanía con los adultos, versus Milei y su magnetismo con los jóvenes
La Nacion compartió actividades de campaña con ambos donde las diferencias fueron muy notorias; la candidata de JxC tiene el 55% de adhesiones en los mayores de 55 años y el libertario hace su mejor cosecha en los sub 25
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La “Patoneta” desembarcó en las costas de Vicente López cerca de las dos de la tarde. Del Mercedes Benz 1114, ploteado con los con los colores de Juntos por el cambio, descendieron Néstor Grindetti, Cristian Ritondo, y un grupo de colaboradores. Con borcegos tan altos como negros y un saco marrón, asomó por último la figura de Patricia Bullrich que luego de ser recibida por la intendenta Soledad Martínez se dirigió a paso redoblado al Centro Galicia donde compartiría un almuerzo con jubilados.
“Patricia, Patricia, Patricia…”, vitoreaban cerca de 200 comensales adentro del club. La comitiva de JxC, encabezada por su candidata presidencial, hizo poblar el gran comedor en minutos; las cazuelas de pollo dejaron de girar. “Esta fuerza política es la que dio todas las batallas, entendiendo profundamente qué era el kirchnerismo…”, comenzó Bullrich. “¡Unos delincuentes!”, interrumpió un jubilado. “Desde el primero hasta el último día nos pusieron palos en la rueda para no dejarnos gobernar…”, prosiguió la exministra. “¡Y miles de piedras!”, gritó otro, en el comienzo de lo que sería un fluido ida y vuelta entre la candidata de JxC y su más fuerte pata electoral.
“Tiene mieeedoo, la casta tiene miieedo”, agitaba uno de los tantos grupitos de jóvenes que pululaban la intersección de Corrientes y Dorrego, a pocas cuadras del Movistar Arena donde Javier Milei cerró ayer su campaña camino al domingo. “No viene a guiar corderos, viene a soltar leones”, cantaba el cono de un parlante arriba de un auto que se estacionó justo frente al bunker electoral que acostumbra a utilizar Unión por la Patria.
Los jóvenes, a veces juntos, otras veces más dispersos, rodeaban y seguían la sombra de Ramiro Marra, el candidato a jefe porteño de La Libertad Avanza. Cualquier excusa era buena para encender el cántico una vez más. Por eso, cuando el candidato a jefe porteño de La Libertad Avanza tomó uno de los bombos para encargase él mismo de marcar el ritmo, el himno libertario ganó espesor. “LA CASTA TIENE MIEDO…”, se gritaba.
Una larga fila, adornada con gorros, remeras y motosierras de cartón, se iniciaba sobre Dorrego, y daba la vuelta por Corrientes, abrazando el contorno de la plaza Los Andes, a dos cuadras del estadio con aforo para 15 mil personas que ayer lució repleto. “Chicos no hagan más la fila porque no hay más tickets. Desarmen la fila por favor”, advertía uno de los tres colaboradores que iba y venía anunciando la mala nueva. En la fila, incólume, predominaba una pregunta - “¿Te sobra alguna?”, se escuchaba- y un grupo etario. “La gran mayoría son jóvenes de 21 a 25 años”, le adelantó a LA NACION una conocida consultora que se encontraba in situ realizando un trabajo sobre la composición del público que asistiría al estadio.
En paralelo a la fila corría una hilera variopinta de puestos de venta. Trump y Chavez, y autores como Ayn Rand, Bernard Bailyn y Horacio Verbitsky convivían en una mesa cargada de libros. Gorritos, banderas en otras mesas y el más variado merchandising iba en manos de vendedores ambulantes. También hubo puestos de comida. “A un dólar el sándwich de milanesa tucumano”, se anunciaba en uno que, en una muestra norteña de bimonetarismo, aceptaba pesos.
“Massa se vino a vender como el superministro y es el súper desastre”, disparó Bullrich en el Centro Galicia, el pasado sábado. “Nos dejó la inflación más alta, vino a sacar las papas del fuego, y nos hizo puré”, graficó la candidata, apegándose al hit que logró instalar en el segundo debate. “¿Y nos hizo?”, preguntó Bullrich, ya muy a gusto en el escenario. “¡PURÉ!”, respondió el coro de jubilados. Según enseña una encuesta de Federico González, el 55% de los votantes de la candidata de Juntos por el Cambio supera los 55 años.
“Han destruido a los que trabajan, y han construido un mundo en el que no trabaja gana más plata que los que trabajan. En cuatro años no queda ningún plan social en Argentina y todo el mundo a trabajar. Todos ustedes trabajaron”, interpeló Bullrich. “Un día del yate de Insaurralde son 7 años de la jubilación mínima de una persona”, comparó. “Hay que ser hijo de…”, dijo y se calló para que los jubilados de Vicente López completaran la oración; algo que hicieron con énfasis. “Que todos los que nos robaron hagan cola en Ezeiza, pero no para irse del país a tomar un yate, sino para ir adentro, al penal de Ezeiza”, continuó mientras su voz se enmascaraba con una nueva ola de aplausos sostenidos.
“Chicos con la entrada en la mano, sin bebidas ni comida por favor”, anunciaba personal de seguridad en el acceso al sector de las plateas del Movistar Arena. Las entradas se agotaron antes de las 19, lo que le dio vida a una reventa marginal de unos tickets que se entregaban gratis. Para ver a Milei, según aportó un testimonio, se llegó a pagar $4000. Minutos antes, Karina Milei, la hermana del candidato, y Fernando Cerimedo, el estratega digital de la campaña, rodeados por un vallado y pegados a su celular, “solucionaban el tema” de las entradas. “Tiene un pilón en la mano”, señalaba el más alto del grupo apostado en las vallas. No pasaba los 20. “Por ahora no está dando eso”, explicaba la encuestadora. “El grueso tiene entre 21 y 25, son mayormente hombres, y se perciben como de ‘clase baja’”, añadió.
A Marra, que cosechó un 13% en las urnas en las PASO, se lo vio deambular por la plaza y en un movimiento ya habitual de la campaña -aparte de prenderse a tocar el bombo- vendió “dólar blue”. “Pedile que me lo firme”, gritaba un veinteañero que pagó 1000 pesos por un billete de un dólar. Las trompetas y trombones también aportaron lo suyo en una colorida previa. “Estamos laburando. Nos avisaron de la mutual para venir. Nosotros le damos el brillo”, se sinceró un trompetista, televidente del canal C5N, mientras señalaba las cajas donde guardaban los “caños”. Ante la consulta de este medio sobre el respaldo que La Libertad Avanza encuentra en las filas más jóvenes, Marra, lacónico, contestó: “Es que es el camino correcto”.
La encuesta de González analiza, entre otras variables, la composición del voto segmentada por edad de los tres principales candidatos. Indica que los votantes de entre 17 y 25 años construyen más del 26% del voto libertario. El mismo grupo representa solo un 2,8% en el voto de Bullrich y menos de un 9% en el del ministro y candidato Sergio Massa. “Necesitamos que lleven a todos sus amigos a votar. Que convenzan a sus madres. A sus abuelas. A sus tías”, publicó Milei en su cuenta de Twitter, a días de la elección.
En las costas de Vicente López, el pasado sábado, el kirchnerismo fue el blanco principal. “El vacunatorio VIP”; “La fiesta VIP”; “la tragedia educativa” y “Baradel”, estuvieron en la mira del arsenal discursivo que desplegó Bullrich, que también destinó munición para el espacio libertario. “El que se compró la idea de que con Barrionuevo va a hacer cambiar el país, ¿Qué es?”, preguntó, dirigiendo el micrófono a las mesas. “¡Es más de lo mismo!!”, soltó un jubilado. “Es más de lo mismo”, refrendó la candidata. “Nosotros somos otra sociedad. Somos la sociedad que cree en la educación pública. Que cree en la formación. Que cree que la educación es la puerta de salida al bienestar y al progreso”, siguió la candidata de JxC, preparándose para su acto final, en el rubro que mejor se siente y redirigiendo la mira hacia el oficialismo.
“Nosotros defendemos a los policías cuando actúan en el cumplimiento de su deber. Yo llevé a Chocobar al debate. Chocobar es un policía que defendió a un turista, [a quien] le metieron 9 puñaladas”, recordó. “Contémoslas”, propuso Bullrich. “Una, dos, tres...”, dijo, dándole inicio a cuenta progresiva que iba ganando sonoridad. “Seis, siete, ocho”, acompañaba la audiencia. “¿Alguien puede pensar que si mete nueve puñaladas estaba distraído?”, preguntó al terminar el conteo, en el pináculo del intercambio con los jubilados. “El kirchnerismo salió a pedir a Chocobar preso de por vida. [Es] el mundo del revés. Nosotros venimos a enderezarlo”, prometió, entre aplausos que la trepaban.
“El que las hace las paga. Cortito, claro, y concreto”, resumió. Envalentonada por su performance en el segundo debate, la inclusión de Larreta en el armado y el apoyo explícito del expresidente Mauricio Macri, la candidata opositora cerró un discurso redondo que, con la fuerza de lo agreste, hizo vibrar durante media hora a parte de su electorado. “Que nadie se quede sin votar. Todo el mundo a votar”, arengó antes de retirarse del comedor. En su comando de campaña creen que entre los votantes que guardaron silencio en las urnas el pasado 13 de agosto radica una de las claves para meterse en el ballotage. Le tomó otra media hora llegar a la puerta de salida: los jubilados -y algún chico- la abordaban para la foto. Concluido el lento retiro, se subió a un Volkswagen T-Cross y partió rumbo a La Plata para continuar con la ruta de campaña.
Ayer por la tarde -cinco días después de aquel almuerzo-, apalancada definitivamente en el “yategate”, pese a ciertas resistencias dentro de su espacio, cerró su campaña en Lomas de Zamora, donde replicó muchos de sus dichos del sábado.
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