El contraste de los cuatro sindicalismos de la Argentina: VIP, gasolero, tumbero y narco
Antes del fragor de las paritarias y en medio del enfrentamiento entre Mauricio Macri y Hugo Moyano , el sindicalismo exhibió múltiples rostros entre el cierre de 2017 y el inicio de 2018.
Juan Pablo “Pata” Medina , Humberto Monteros y Marcelo Balcedo cayeron presos rodeados de millones de pesos, con armas de guerra y una misma sensación: la acumulación de pruebas hunde cualquier atisbo de defensa. Solo a ellos tres, la Justicia ya les incautó más de $160.000.000 en efectivo, autos de alta gama y bienes de lujo. Sugerían más una vida de ficción que la de un dirigente sindical. Como muchos otros casos.
La caída de dirigentes que se jactaban de “intocables”, como lo hizo el “Pata” Medina mientras fumaba narguile, puso la lupa sobre el poder sindical quizás como nunca antes. Cuando Macri se refirió a las mafias sindicales, a las que prometió desterrar, apuntaba más allá del “Caballo” Suárez , al que el Presidente apelaba siempre como caso testigo por los negociados en el puerto.
En el Ministerio de Trabajo, casi en un rol de fiscal, hay un grupo de funcionarios que sigue de cerca la vida interna de los gremios y de sus dirigentes. Y a partir de esas inspecciones surge una suerte de clasificación: el sindicalismo VIP, que incluye a los poderosos de la CGT; el gasolero, que muestra una casta de dirigentes de bajo perfil y sin lujo; el tumbero, en el que se identifica a los cabecillas de las seccionales de la Uocra, y el narco, en el que fuentes judiciales ubican a Balcedo por su increíble fortuna.
El sindicalismo VIP
Seis quintas en los bosques de Parque Leloir representan hoy uno de los frentes judiciales más complicados para Moyano. Las propiedades están en la mira tras un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) en el que se denunció que accedió a ellas a través de una maniobra entre el holding de empresas de su esposa y sus hijastros y el sindicato de camioneros.
Pero Moyano no es el único que diversifica sus propiedades. En el consejo directivo de CGT hay dirigentes que viven en barrios cerrados de zona norte o en amplios pisos en Recoleta o en Belgrano. Desde la caída del ferroviario José Pedraza en uno de los edificios más emblemáticos de Puerto Madero, el exclusivo barrio dejó de ser de estada permanente de los gremialistas, aunque su cinturón gastronómico y los hoteles de la zona se mantienen como puntos de encuentro.
Héctor Daer, uno de los jefes de la CGT, presentó su declaración jurada como diputado nacional. En su patrimonio se destacan propiedades rurales en Mercedes. El campo desvela también a Armando Cavalieri, a quien alguna vez se le adjudicó una inmensa estancia en Roque Pérez.
El petrolero Alberto Roberti, que también está en la mira de la Justicia, declaró como diputado tener una quinta en el country Abril, en Hudson, un piso en Puerto Madero, y siete terrenos en Gualeguaychú, entre otros bienes. En su declaración, además, se revela otro hobby de los sindicalistas: los caballos. No es el único: al estatal Andrés Rodríguez no lo apodan en vano “centauro”.
El sindicalismo VIP, casi siempre de buen vínculo con los oficialismos de turno, también invierte afuera del país. Al taxista Omar Viviani , por ejemplo, le atribuyen ser dueño de pizzerías en Roma. Él lo desmiente. No sería el único con propiedades o negocios del otro lado del mundo.
El sindicalismo gasolero
Así como hay dirigentes de la CGT ostentosos, que se mueven en autos de lujo y conservan desde hace años un alto nivel de vida, hay otros que llaman la atención por su austeridad y reserva. Juan Carlos Schmid es uno de ellos.
Vive en Rosario en un barrio de clase media (Cuatro Plazas), en Guatemala al 1200. Es un PH que hasta tiene paredes sin revoque. Durante la semana, Schmid, que es uno de los tres jefes de la CGT, pasa varios días en Buenos Aires. Duerme en un departamento en Lima al 1100, en Constitución, que tiene 40m2. Y se mueve en transporte público.
Hugo Yasky , jefe de la CTA, presentó su declaración jurada por ser candidato a diputado nacional, banca a la que accedió a través de Unidad Ciudadana. Declaró un departamento en Parque Patricios de 82m2 y una caja de ahorro con $77.990.
En la última campaña presidencial, La Izquierda Diario, uno de los brazos de comunicación de la militancia, comparó cómo vivían los “candidatos obreros” y los “sindicalistas millonarios”. Otra metáfora sobre gasoleros y pudientes.
Sindicalismo tumbero
Las caídas más recientes, aunque previsibles, fueron las del clan de la Uocra de la seccional de Bahía Blanca, que lideraban Humberto Monteros y José Burgos. Ellos cayeron con 5.300.000 pesos y 19.000 dólares. Todo en efectivo. Además se les incautó una pistola 9mm y una moto que tenía pedido de secuestro.
“Las seccionales salen a hacer caja propia porque no les alcanza el presupuesto que les baja Uocra central. Hoy, el 70 por ciento de los dirigentes son malandras, ex presos o son como el Pata Medina”, dijo hace unos días Víctor Grossi, ex dirigente de la Uocra que en 2009 fundó el Sitraic, un gremio alternativo de la construcción con influencia focalizada en el sur del conurbano.
Gerardo Martínez , el jefe nacional de la Uocra, ya había alertado hace tres años sobre los delitos en las obras. “En Atucha II teníamos unos 6000 trabajadores. La comisión interna se había convertido en dealer. Estos muchachos, arreglados con narcos, enfermaban a nuestros compañeros”, comentó el sindicalista. Hoy, el panorama no se modificó.
Sindicalismo narco
Balcedo heredó en 2011 de su padre Antonio el control de la seccional bonaerense del Sindicato de Obreros y Empleados de la Educación y la Minoridad (SOEME), que reúne al personal auxiliar de los establecimientos docentes de la provincia cuyos salarios promedio oscilan entre los 12.000 y los 15.000 pesos mensuales. El Soeme bonaerense tiene 20.000 afiliados.
Balcedo cayó preso el 4 de enero en la chacra El Gran Chaparral donde se hallaron 14 vehículos de alta gama (Porsche, Ferrari y un Mercedes-Benz edición McLaren). El sindicalista se movía también en aviones privados. Tenía armas y municiones. En el momento de ser capturado contaba con 500.000 dólares y 6000 euros en efectivo. Todo cash, como impone el lucrativo mercado negro. Unas semanas después, tras minuciosos rastrillajes, la policía uruguaya detectó US$7.000.000.
La Justicia ya encontró 19 propiedades a nombre del titular del Soeme También 38 vehículos, la mayoría de alta gama. La fortuna, todavía incalculable, avivó las sospechas: el juez de La Plata, Ernsto Kreplak, no descarta como hipótesis que se trate de lavado de dinero proveniente del narcotráfico. La pista se mantiene en pie a pesar de que no logró dar con los nexos que se le atribuían conla banda rosarina de “los Monos”.
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