El complejo recorrido de los fondos sospechados
La ruta registrada incluye operaciones en diversos países y bancos
Compleja y por momentos difícil de seguir y entender es la presunta operatoria ilícita que instrumentaron los colaboradores del empresario Lázaro Báez y que el equipo de investigadores del fiscal José María Campagnoli e Ignacio Rodríguez Varela logró reconstruir con los rastros documentales que dejó el circuito del presunto lavado de activos.
Así, la fiscalía detectó "una larga serie de notas irregulares", como la firma de documentos en momentos en que uno de los signatarios no estaba en el país. También, el armado de una cadena de créditos sucesivos, con nueve eslabones intermedios "donde se hace evidente el inteligente fraccionamiento -incluida la negociación alternada de tres tipos de bonos distintos-, de lo que no constituye sino una sola operación de liquidación de títulos y consecuente blanqueo de activos".
En la práctica, eso implicó que los colaboradores de Báez convirtieron el dinero físico depositado en el exterior en títulos de la deuda pública argentina -los bonos Boden 2015, Bonar X y Bonar VII-, con la ayuda de cuatro sociedades bursátiles: Financial Net, Global Equity, Mariva y Facimex. Esta última se encuentra vinculada al dueño del Banco Macro, Jorge Brito, y ya aparece en las investigaciones penales por el presunto manejo irregular del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, y el ingreso de fondos desde el Uruguay en el "caso Ciccone".
Una vez en el país, los títulos se liquidaron entre diciembre de 2012 y abril de 2013. Y el saldo resultante "fue depositado en la cuenta del Banco Nación, sucursal Plaza de Mayo, de Austral Construcciones", precisó Campagnoli, por medio de nueve cheques librados por la sociedad bursátil Financial Net desde sus cuentas en los bancos HSBC y Macro. Sin embargo, durante la pesquisa, la Secretaría de Investigaciones Penales (SIPE), que depende de Campagnoli, detectó que la cuenta de Financial Net registró apenas un movimiento que no fue a parar a las manos de Báez. Fue por un millón de dólares y terminó en una cuenta que sería del operador político kirchnerista bonaerense, Roberto Porcaro, y de su esposa, Patricia Sirvente.
En cualquier caso, toda la repatriación de fondos de Báez incluyó un trasfondo, al decir del fiscal, ilícito. "El mismo grupo de imputados que transfirió los fondos desde Suiza se habría ocupado de simular también su compra en la plaza local, destinando a tales operaciones tenencias de dinero en negro en la Argentina o bien sumas ingresas al país por fuera de los canales legales", indicó.
¿Por qué sería dinero negro y luego blanqueado? Serían el resultado de "maniobras delictivas", según Campagnoli, "como los posibles pagos por actos infieles en la contratación de la obra pública, o bien la evasión impositiva o «contabilidad creativa»", lo que de todos modos aclaró que debe investigarse en la justicia federal.
Pero en cuestión de días, y tras un largo recorrido por el Caribe y Europa, el dinero volvió al país. Y llegó a las arcas de Austral Construcciones. Frente a la Plaza de Mayo.
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