El cocktail que reunió a macristas y kirchneristas en la previa al debate
Antes de que se prendieran las cámaras en la facultad de Derecho, los invitados de Scioli y Macri intercambiaron charlas casuales y bromas, en un clima de ansiedad
La previa al debate presidencial mezcló, como nunca antes, a los planteles completos del sciolismo y del macrismo, en un cocktail cargado de ansiedades y nervios. Durante la hora que precedió al cruce entre Mauricio Macri y Daniel Scioli , y en un espacio apartado por biombos en la cima de las escalinatas de la Facultad de Derecho, los equipos del FPV y de Cambiemos intercambiaron charlas casuales, gaseosas, champagne y canapés. Todo para aminorar la tensión de un encuentro que fue a todo o nada.
Aquellos que no habían sido parte del coaching de cara al debate buscaron conocer detalles del proceso. Así, en el sciolismo se filtró que Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia y ex ghost writer de los discursos de Scioli, le había oficiado de "sparring" al gobernador para que practicara los cruces. Del lado de Pro hubo una orden general de no revelar cómo habían sido los ensayos de Macri. Pero a un diputado de Pro se le soltó la lengua: "Practicó con [Jaime] Durán Barba. ¡Le salió muy bien!", dijo en alusión a la supuesta performance del consultor ecuatoriano como imitador de Scioli.
Conociendo que el manual de estilo de Argentina Debate les impediría arengar en el salón de actos de la facultad, en el Pro aprovecharon para mostrarse más jocosos en la previa. Federico Sturzenegger trababa su bíceps mientras sostenía un vaso de jugo en la otra mano. "Vieron lo que hace el maquillaje.. Soy Arnold", bromeó en alusión a la confusión de Scioli, quien lo llamó Schwarzenegger en una entravista radial días atrás. Sergio Bergman, de los primeros en llegar junto con Marcos Peña, se quejaba: "¡Cómo que no podemos hacer hinchada! estamos muy encorcetados".
Para el FPV no era todo risas. Además de ser conscientes de la ventaja en favor de Macri que hasta hoy muestran las encuestas, se sumaba el factor tensión entre el kirchnerismo duro y el ala naranja, más cercana al gobernador. Lejos de la muchedumbre, el diputado Juan Cabandié fue el único referente de La Cámpora que dio el presente. "Estoy esperando a Wado [De Pedro]. Vinimos a apoyar al Chino [Carlos] Zannini", se diferenció mientras tomaba un vaso de gaseosa light.
El candidato a vicepresidente del FPV y actual secretario de Legal y Técnica llegó minutos después, acompañado por su esposa, Patricia Alzúa, quien había estado algo ausente durante la campaña. "Estuve unos días en Washington, porque nació mi nieta", explicó. A pocos metros, Daniel Filmus y Sergio Urribarri charlaban de política y futbol, distendidos.
Sin saludar a nadie, como un flash se cruzó el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, quié en los últimos días no ahorró en críticas al kirchnerismo. "Tengo que hacer una entrevista para la televisión", se excusó. Más entusiasmado con la contienda se mostró el secretario de Seguridad Sergio Berni, que agitaba puños y comentaba, entre los mozos: "Yo creo que vamos a ganar ¿Ustedes? Creo que la sociedad está tomando consciencia de lo que es Macri".
El cineasta Juan José Campanella, involucrado en la campaña por su tuit de las "dos melodías", despertó la atención con su llegada. "¿Cuándo va a participar en política?", le preguntaron, a lo que respondió con un rotundo "no".
Pero pocos minutos antes del primer debate presidencial de la historia, la llegada de la jueza Sandra Arroyo Salgado y su hija Iara Nisman resumió la importancia del evento a sólo una semana de conocer al futuro presidente. "No vinimos para apoyar a ningún candidato, vinimos por lo que pasó con su papá, sólo queremos saber lo que se debate de cara al futuro", dijo la magistrada en diálogo con LA NACION.
Adentro del salón, la jueza y la hija del fallecido fiscal Alberto Nisman se sentaron junto a Guillermo Montenegro, en el ala que correspondía a Cambiemos. Fue el ministro de seguridad porteño quien les consiguió lugares en la platea. "A Sandra la conozco desde hace muchos años. Me llamó y me dijo que su hija estaba muy interesada en venir al debate y lo conseguimos", explicó.
Durante el debate en el Aula Magna de la facultad, funcionarios, legisladores y equipos de campaña mantuvieron las formas sentados en sus butacas, a pesar de los filosos dardos que se tiraban Scioli y Macri dentro del esquema de preguntas y repreguntas del encuentro. En los cortes de televisión, aprovechando las cámaras apagadas, los invitados se levantaban de sus butacas, se susurraban comentarios al oído o aprovechaban para sacarse selfies. Sólo hacia el final del último bloque, el Frente Para la Victoria se corrió de las reglas con una arenga militante que le valió el reto de los organizadores.
Tras la foto final de los candidatos con sus esposas, empezaron a filtrarse las primeras impresiones. En las primeras filas Durán Barba mostraba una sonrisa enorme y se tomaba de la mano con el vicejefe electo de la Ciudad, Diego Santilli. Fernando De Andreis y Federico Pinedo, se palmeaban las espaldas. "Ganó la democracia, pero ganamos por goleada", dijo un hombre de la mesa chica del Pro. Reconoció que en el bloque de "Fortalecimiento democrático", Macri hubiera podido "dar y pegar" más.
Del lado del FPV el efecto militante se mezclaba con la cautela. "Scioli estuvo muy rígido los primeros veinte minutos y en el bloque económico Macri salió muy bien parado", comentaba un colaborador del sciolismo. Los hombres del oficialismo se fueron perdiendo por las escalinatas de la facultad. Mientras, en el Pro, algunos evaluaban ir a cenar en un festejo tranquilo.
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