El clima social en el conurbano enciende las alarmas en Juntos por el Cambio: inquietud por la espiral de la crisis y temor al caos
El hartazgo de la ciudadanía ante los crímenes y el profundo declive económico conforman un caldo de cultivo que volvió a poner en riesgo la paz social en el territorio más poblado de Buenos Aires
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Las trompadas que recibió Sergio Berni el lunes pasado en una protesta de choferes de colectivos a la vera de la Avenida General Paz dejaron perplejos a más de uno de los jefes de Juntos por el Cambio. Por un instante la campaña electoral para las próximas elecciones quedó relegada en un segundo plano. El hartazgo de la ciudadanía por la inseguridad y el profundo declive económico conforman un caldo de cultivo que volvió a poner en riesgo la paz social en el territorio más densamente poblado de Buenos Aires y encendió las alarmas entre los altos mandos de la oposición sobre el futuro.
Patricia Bullrich, una de las aspirantes presidenciales de Pro, mantenía una reunión con sus equipos cuando vio las imágenes de la violenta golpiza al ministro de Seguridad de Axel Kicillof, quien comanda la fuerza armada más nutrida del país. “Esto puede marcar un antes y un después. Es un símbolo de la descomposición del peronismo”, graficaban en la cúpula de la UCR. Horacio Rodríguez Larreta tampoco ocultaba su inquietud frente a una amenaza de estallido civil. Molesto con la teoría de complot político, Mauricio Macri advertía en la intimidad sobre la “degradación total” del oficialismo, mientras pronosticaba tempestades para los próximos meses. Minutos después de que Berni fuera evacuado del lugar tras el ataque, los celulares de los asesores de Bullrich se llenaron de mensajes en los que referentes bonaerenses alertaban sobre un clima enrarecido en el conurbano. Describían escenas de rebelión de sectores de clase media.
Desde hace semanas las figuras de JxC entraron en un estado de consulta permanente con los economistas del espacio para monitorear los coletazos de la crisis económica y social. En la última reunión cumbre de popes de Pro en las oficinas de Macri, la mitad de los especialistas avizoraba que el Gobierno aún tiene margen de maniobra para arribar al final del mandato, pese a las turbulencias financieras y la falta de reservas. “La otra mitad pronosticó que no llegan”, reconoce uno de los opositores que presenciaron la exposición. Quienes rodean a Macri aseguran que recibió en los últimos días informes “demoledores” con proyecciones de Hernán Lacunza, Guido Sandleris y Luciano Laspina para los próximos meses.
Entre los dirigentes bonaerenses más escuchados de JxC hay quienes alertan sobre el eventual desabastecimiento de los supermercados por la escalada inflacionaria. Notaron un fenómeno riesgoso durante los últimos días: proveedores de comedores comunitarios en distintos puntos del conurbano empezaron a acopiar alimentos en galpones. “No veo un conflicto inmediato, pero si hay una corrida cambiaria, el Central se queda sin dólares o los supermercados empiezan a escasear comida, puede haber problemas”, aventura uno de los jefes de la fuerza en la provincia. En la cúspide la UCR también evalúan con inquietud el panorama social: “La situación es incontrolable por la economía y la inseguridad”, dicen cerca de Gerardo Morales.
El contexto turbulento en La Matanza, bastión electoral de Cristina Kirchner, por el crimen de Daniel Barrientos despertó una fuerte preocupación en las filas del Frente de Todos, sobre todo, entre los jerarcas del PJ, la fuerza con mayor despliegue territorial en el conurbano. El temor a perder el control de la calle, un signo de los tiempos, volvió a atravesar al Gobierno de Alberto Fernández y al entorno de Kicillof, quien pasó de buscar instalar la sospecha de un complot político detrás del asesinato del colectivero a lanzar un fuerte operativo de seguridad para “palpar” de armas a los pasajeros en el transporte público en el conurbano. Síntomas del pánico y desconcierto.
La posibilidad de un colapso social en la antesala electoral pone en guardia a todo el sistema político. Para varios jefes opositores, la furia y la agresión a Berni en la protesta de los colectiveros fueron un fiel reflejo del ánimo popular que perciben cuando recorren la zona más influyente de la provincia de Buenos Aires. Ante todo, los caciques de JxC creen que el hecho exhibió de forma dramática la crisis de representación que afecta el PJ y el kirchnerismo en su principal fortaleza política. La mayoría visualiza que el peronismo se encamina a una debacle electoral, pero temen que no puedan capitalizarla por la irrupción del fenómeno antisistema de Javier Milei.
“Hay un caldo de cultivo para que la cosa se desmadre y haya problemas. La gente tiene mucha bronca con la política. Lo que le pasó a Berni nos puede pasar a nosotros también”, admitió uno de los jefes municipales de Pro. Atento al contexto social y a la aceleración de la crisis, Hernán Lombardi, uno de los armadores de Bullrich, se intranquilizó aún más por la reacción del gobierno bonaerense frente a la protesta de colectiveros. Es que ese sector del Frente de Todos no solo acusó a “infiltrados” de Pro por la violenta golpiza a Berni, sino que también sembró dudas sobre la motivación detrás del asesinato del colectivero. Por eso, Lombardi considera que JxC debe exhibir “firmeza”: “Kicillof dejó crecer al delito y al narcotráfico. Trata de distraernos hablando de la violencia política. En su ocaso, el kirchnerismo le tira nafta al fuego”, apuntó Lombardi.
Tanto larretistas y bullrichistas como popes radicales describen un progresivo deterioro en el tejido social. “Después de lo de Berni, nadie puede asegurar que no entramos en un tobogán”, dice un jerarca de la UCR. La agudización de la inflación y el rebrote de inseguridad figuran en la cima de la lista de preocupaciones de los habitantes del conurbano en la mayoría de las encuestas. Para la exdiputada nacional Josefina Mendoza, dirigente de Evolución Radical en La Matanza, la ola delictiva es parte de la “realidad cotidiana”. “Lo de Berni fue un mix de descontento y apatía que se ve todos los días. Hay enojo con el sistema político. Por eso mal haría quien pretenda sacar ventaja de esto. La gente quiere más hechos y menos palabras frente a la creencia de que todos son iguales”, señala Mendoza.
A la vez, el ataque físico contra Berni y la reacción ciudadana por un episodio brutal de inseguridad en el distrito del peronista Fernando Espinoza también pusieron en evidencia la impotencia de la clase dirigente para abordar la problemática del conurbano. Las falencias del sistema quedaron al desnudo. Joaquín de la Torre, referente de Juntos en Buenos Aires, con peso en la primera sección electoral, y uno de los precandidatos a gobernador impulsados por Bullrich, considera que el conurbano debe “ser un tema prioritario en la agenda” de la principal coalición opositora. “Tenemos que discutir cómo se va a resolver y quién lo va a hacer. Estoy seguro de que el conurbano no es una responsabilidad de la provincia, sino del gobierno nacional. Que exista el conurbano hoy tiene mucho que más que ver con la Nación, la Ciudad y el fracaso de las provincias, que con Buenos Aires. Si no le damos al tema planificación demográfica una salida, la Argentina va a resolver los problemas circunstancialmente, no los problemas de fondo”, explica De la Torre, exintendente de San Miguel y actual senador provincial. Ese cuadro, remarca el exministro de Vidal, se agravó con la eliminación del Colegio Electoral dispuesto por la reforma constitucional de 1994.
A Larreta, otro aspirante a suceder a Fernández, le inquieta el ritmo vertiginoso del deterioro económico y el estado de desobediencia civil que exhibió el caso Berni. Mira con atención la evolución de la crisis en el distrito que concentra más del 40% del electorado. “Está muy preocupado”, dice uno de sus interlocutores habituales. Desde hace meses, el jefe porteño recorre los domingos las zonas más postergadas de la provincia. Larreta tiene en mente reflotar una iniciativa que trabajó junto con Fernando Straface, uno de sus estrategas, en 2017, para afrontar la desintegración social del conurbano. En ese entonces, el jefe porteño y Larreta viajaron a París, en Francia, para analizar la “distribución de responsabilidades entre la ciudad y la autoridad metropolitana”. A partir de ese estudio, Larreta y María Eugenia Vidal activaron “un análisis exhaustivo de experiencias internacionales exitosas de gobernanza y coordinación en áreas metropolitanas”. “Como parte del proyecto, se realizó una reforma integral de los Centros de Atención Primaria en la provincia, se implementó el SAME Provincia y el Anillo Digital, que permitió reducir los delitos de secuestros extorsivos y robos de autos”, subraya Straface.
Emilio Monzó, extitular de la Cámara de Diputados, insistió por estas horas en que JxC debe apuntar sus focos a la zona sur del conurbano y abordar la estratégica tercera sección electoral. Monzó considera crucial que el próximo gobierno de la fuerza, en caso de ganar los comicios, apruebe la boleta única para cambiar el sistema electoral y romper el esquema clientelar. Además, machaca con que la oposición debe dividir La Matanza en cinco localidades.
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