El clima en el Senado: una jugada “extrema” de Cristina Kirchner que genera temor en el oficialismo
La decisión del kirchnerismo de vaciar el gabinete nacional aumentó el temor a una crisis institucional en el Frente de Todos; coincidencia con la lectura de la oposición
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Sorpresa, desconcierto, pero, sobre todo, preocupación ante una crisis institucional sin precedentes son las sensaciones que se extienden como reguero de pólvora en el Senado tras la jugada del kirchnerismo de amenazar con vaciar el gabinete de Alberto Fernández como forma de forzar un cambio de rumbo en el Gobierno tras la dura derrota en las primarias del último domingo.
Con el correr de las horas y la decisión del Presidente de resistir la embestida de Cristina Kirchner, la crisis comenzó a trasladarse al interior del bloque oficialista de la Cámara alta.
A los mensajes de apoyo a Fernández de senadores como Carlos Espínola (Corrientes) y Sergio Leavy (Salta) y Edgardo Kueider (Entre Ríos), se sumaron las versiones de una eventual reedición de la Liga de Gobernadores peronistas, y su consecuente impacto en los bloques oficialistas del Congreso, dispuesta a respaldar al jefe del Estado y desairar la jugada de la vicepresidenta y La Cámpora.
En el kirchnerismo, en tanto, el pulso político de la jornada se puede describir como una auténtica montaña rusa. Tras iniciar el día relativizando las renuncias, corrieron rumores de que el sector liderado por la vicepresidenta abandonaba el Gobierno. Por la tarde, el clima comenzó a virar hacia los mensajes conciliadores.
Así, cuando el sol empezaba a caer sobre el Senado, se informó que Cristina Kirchner había mantenido un diálogo con el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el que le habría dicho que no pedía su renuncia, sino que lo que reclamaba era un cambio de políticas.
“Creo que es una medida extrema que pone al Presidente en una encrucijada. Esto es una crisis fenomenal”, opinó un connotado senador oficialista de permanente línea directa con su gobernador, quien admitió en diálogo con LA NACION que desconocía por completo la movida impulsada por Cristina Kirchner.
La misma lectura se escuchó en usinas opositoras. “La renuncia en masa de ministros es un vacío de poder enorme”, dijo un senador radical de peso en la bancada de Juntos por el Cambio. “El Presidente está solo”, remató su análisis el legislador.
Sin medias tintas, el radical fueguino Pablo Blanco acusó a la vicepresidenta de atentar contra la estabilidad del Gobierno.
“Estamos frente a un claro intento de golpe institucional propiciado por Cristina Kirchner. Quiere provocar la renuncia del Presidente Alberto Fernández desatando una crisis política de proporciones”, sentenció Blanco en la red social Twitter.
Fiel a su conductora, en el kirchnerismo de paladar negro intentaron quitarle dramatismo a la jugada. Más aún, consideraron la presentación de las renuncias como un efecto lógico después de una fuerte derrota electoral como la que sufrió el oficialismo en las primarias.
“Para nosotros es de manual, es de norma que después del resultado que tuviste el Poder Ejecutivo tenga las manos libres para poder tomar decisiones”, justificó la renuncia en masa de ministros kirchneristas una persona cercana a uno de los senadores de mayor confianza de Cristina Kirchner.
No obstante, y aunque a regañadientes, algunos integrantes del sector hiperkirchnerista de la bancada reconocían que la ejecución de la jugada fue “desprolija”, ya que habilita a las lecturas de un apriete político sobre el jefe del Estado por parte de la vicepresidenta.
El principal temor en el Frente de Todos es a una eventual crisis institucional ante el camino que pudiera tomar Alberto Fernández frente a una decisión del kirchnerismo duro que calificaron como “extrema”, a pesar de que coinciden en la necesidad de oxigenar el Gabinete nacional que impuso la derrota electoral.
“Quedó hecho pelota el tipo”, opinó un senador con cargo al frente de una comisión sobre la posición en la que quedó al Presidente.
En ese sentido, el legislador consideró que Fernández está ante una encrucijada de la que no puede salir bien parado. “Si cambia al jefe de Gabinete y al ministro de Economía queda como un pelele, no tenés más Presidente. Y si acepta las renuncias de los ministros se quedaría sin apoyo, porque le estaría declarando la guerra al kirchnerismo”, aseguró.
“Creo que esto es una medida extrema que pone al Presidente en una encrucijada en la que perdemos todos”, se lamentó el senador oficialista.
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