El centro queda en Brasil, no en EE.UU.
Kirchner refirma el nivel de prioridad
Si de prioridades se trata, Néstor Kirchner tiene una deuda con Lula: retribuirle el gesto de haber estado en Buenos Aires, entonces con Eduardo Duhalde, en su primer viaje al exterior como presidente electo. Si de prioridades se trata, también, Vicente Fox, el presidente de México, eligió el Mercosur como primer destino apenas quebró el unicato del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El orden de prioridades, sin embargo, altera el producto. Kirchner verá a Lula en su primera salida del país; Lula vio a Duhalde en circunstancias parecidas, y Fox, operado de la columna, estuvo en la cumbre del Grupo de Río, en Perú, y en la cumbre del G-8, en Francia, pero, por prescripción médica aparente, no asistió en el intervalo al traspaso del poder en la Argentina.
El gesto político, más que el posoperatorio, revelaron que Fox no sólo comenzó a usar mocasines, en lugar de sus botas rancheras, y un cinturón sin la hebilla en la que brillaban sus iniciales, sino que, en cierto modo, dejó traslucir sus prioridades mientras cala cada vez más hondo la premisa brasileña de constituir un bloque sudamericano que esté separado de América Central y de México.
Mercosur como marca
¿Significa, acaso, que el Mercosur, como marca, tiene más peso que la identidad de sus miembros? Lula ha demostrado que no. Que Brasil, en su caso, es la prioridad. Y que, en tren de atraer inversiones o de promover exportaciones, no serán hacia la Argentina o desde ella. La compra de trigo norteamericano, en desmedro del argentino, ha sido una señal de que, si de prioridades se trata, el refuerzo de la relación bilateral tiene, sobre todo, miga política.
En Brasil hablan de Kirchner como "un peronista progresista". Y dicen, como el diario Folha de S. Paulo, que su primer viaje al exterior implica "un gesto de refirmación de que el Mercosur y América del Sur representan la prioridad de su política externa". Traducido por el jefe de gabinete argentino, Alberto Fernández, "la política exterior argentina debe ser abierta a todo el mundo y tener como epicentro a Brasil". De ello se hizo eco Itamaraty (la cancillería brasileña).
Powell tomó nota en su fugaz estancia en Buenos Aires. Sin objetar, por supuesto, la decisión soberana de privilegiar a un vecino como Brasil, copresidente del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con los Estados Unidos. Ni asumir, tampoco, que el desgaste de las relaciones carnales no fue por falta de aprecio, sino por indiferencia. Palpable con Bush desde la presidencia de Fernando de la Rúa; más palpable aún con Duhalde desde que intentó vanamente cambiar dos palabras con él en la Cumbre de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas, realizada en 2002 en México.
Ese gesto iba a establecer, o restablecer, el orden de prioridades. Que Kirchner procuró no alterar a pesar de haber recibido a Powell antes de visitar a Lula.
Lo urgente (una eventual mediación de su gobierno ante los organismos internacionales de crédito) se impone, a veces, a lo importante (elevar con Lula el status de la relación bilateral y fortalecer el Mercosur). Con Fox, las prioridades pasaron, finalmente, por otro carril: los acuerdos comerciales.
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