El caso Insaurralde: las tensiones internas agitan a un oficialismo que se debate entre el temor a nuevas filtraciones y los pases de factura
Si bien buscaron encapsular el escándalo para que no impacte en la campaña de Massa, las sospechas y las acusaciones en reserva regeneraron un clima enrarecido
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Mientras ruega que el escándalo desatado por la imagen del exjefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde en un yate de lujo en Marbella vaya quedando atrás, al tiempo que teme una nueva filtración sobre el tema, el oficialismo mastica bronca y cruje internamente. La molestia con los propios es total en un escenario en el que distintos referentes consideraban que el espacio había comenzado a volverse competitivo electoralmente a pesar de los pésimos indicadores económicos y que ahora puede complicarse por el impacto de lo sucedido.
La única esperanza la cifran en el rol de Juntos por el Cambio que creen que “ni siquiera supo aprovechar en el debate lo que pasó”, en referencia a las fotos de Insaurralde conocidas apenas horas antes del primer intercambio entre candidatos. “El tracking (seguimiento) diario nos sigue dando bien, estamos tranquilos”, repiten casi como un mantra en el bunker de Mitre.
Lo sucedido con el lomense trató de ser contenido en lo inmediato y públicamente por Sergio Massa. Una postura detrás de la que se enroló Unión por la Patria (UP) y que en la superficie siguieron varios. La idea instalada en ese sentido es que Massa “logró mostrar cómo sería como presidente, con cero tolerancia a este tipo de cosas, porque cuando se enteró estaba furioso y no perdió un segundo pidiendo su cabeza. Hizo lo que tenía que hacer”. En esa línea agregaban que al día siguiente llamó a Silvina Batakis, titular del Banco Nación, “y le pidió la cabeza de la gerenta”, por María del Carmen Barros, que realizó millonarias contrataciones que se conocieron públicamente una semana antes del llamado del ministro- candidato a su antecesora en Hacienda.
Sin embargo, puertas adentro de la coalición de gobierno, el malestar general es total con lo sucedido y sus posibles consecuencias. Tanto que a varios lleva a pensar en un nuevo mapa de configuración interna, tras las próximas elecciones.
Por lo pronto también se dividen las aguas respecto de lo que creen que fue el origen de la filtración y así, mientras algunos creen ubicarlo afuera del oficialismo, tanto con un posible inicio en el mundo del juego, al que Insaurralde siempre fue relacionado, como un tema más de índole personal, otros apuestan, en medio de la furia, a la teoría del posible “fuego amigo”.
Esta última es sostenida incluso por intendentes del conurbano bonaerense que no dudan que pudo haberse iniciado desde un sector del oficialismo para perjudicar a Kicillof, con quien subsistían tiranteces de larga data y que parecieron reactivarse en las últimas semanas. Un poderoso intendente del conurbano, en privado, no dudó en apuntar sus sospechas a La Cámpora, desde donde lo desmienten de plano. No son los únicos en hacerlo. En otras terminales, aún en las muy opuestas a ellos, van en la misma línea, porque creen que nadie propio sería capaz de haber hecho una maniobra que eventualmente puede terminar costando una elección. Las teorías en esa línea van desde que lo sucedido puede terminar siendo “un cisne negro”, hasta “el cajón de Herminio”, por Herminio Iglesias en 1983.
Por el momento, nadie hará pública ninguna de esas diferencias. Buscan así dejar encapsulado el tema y apuntan que no haya nuevas imágenes, aunque todo hace pensar que sí las hay y que su aparición podría ser en momentos estratégicos de acá a las próximas semanas. Nadie dice saber cuál o cuáles serían, pero sí están convencidos de que podrían sumar daños. Las valoraciones sobre Insaurralde y conductas que le achacan en la intimidad les hacen temer los peores presagios sobre lo que podría conocerse, aún a experimentados hombres del conurbano bonaerense o de la alta política.
Ya por lo sucedido, hay varios intendentes que trabajan fuerte en sus distritos donde se anticipa que podría haber un importante corte de boletas. Algo que ya sucedió en las PASO y se trabajó con fuerza desde el comando de campaña para revertir en las generales. Sin embargo, los jefes comunales, apuntarían a mantener sus terruños independientemente de lo que suceda a nivel provincial o nacional, conscientes del impacto que puede tener el caso en las urnas.
La furia contra Cristina, La Cámpora e Insaurralde
En el conurbano hay furia, contra Insaurralde y La Cámpora, a quien ubican detrás de su llegada al gabinete bonaerense. Y hablan de la necesidad de un “nuevo armado”, en el peronismo en general, y en el bonaerense en particular, de cara a lo que viene después de diciembre, “sea cual sea”, el resultado electoral.
En ese consenso, que incluye a muchos intendentes y a dirigentes de distintas zonas y terminales, está la firme convicción de que hay un cambio en marcha. No está organizado y nadie hará nada antes del 22 de octubre. Probablemente tampoco hasta diciembre, pero aseguran, que el impacto de lo sucedido terminó de resentir relaciones que llevaban tiempo desgastadas y ya conversaciones cruzadas entre mandatarios locales que apuntan a minar el peso de la agrupación liderada por Máximo Kirchner, con quien aún subsisten heridas que dejó el cierre de listas.
“Lo que se abre ante Axel (Kicillof) es un armado de poder completamente nuevo”, dijo a LA NACION un funcionario de la órbita nacional. “Se sacó de encima un tipo que le pusieron y que demostró lo peor de la política en el momento menos indicado”, resumió uno de los consultados en referencia al desembarco de Insaurralde en el gabinete bonaerense, en septiembre de 2021, por decisión de Cristina y Máximo Kirchner, algo que en las horas posteriores al comienzo del escándalo se le buscaba bajarle el tono.
La molestia contra La Cámpora no es solo en la provincia de Buenos Aires. El peronismo a nivel nacional le adjudican en líneas generales no tener “peso territorial” y “pese a eso” tener influencia en la mesa de negociaciones. Consideran que en los años que lleva vigente “no pudieron dar” un candidato para estas elecciones y que fueron los propios gobernadores quienes debieron interceder en la antesala del cierre de listas, cuando todo indicaba que el candidato sería Eduardo “Wado” de Pedro, para evitar una “ineludible” derrota electoral.
El pase de facturas no elude a Cristina Kirchner, pero con ella hay más sutilezas a la hora de cruzarla. Sin embargo le achacan el primer error que trajo a una situación tan ajustada a nivel electoral: haber elegido a Alberto Fernández en 2019.
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