El caso del general removido por apoyar a represores tensó la relación de Defensa con el Ejército
Luego de correr a Rodrigo Soloaga, el Gobierno le reclama al teniente general Guillermo Olegario Pereda los nombres de los civiles y militares que participaron del acto; malestar militar
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La remoción del general retirado Rodrigo Alejandro Soloaga, acusado de hacer “apología del terrorismo de Estado” por saludar públicamente a militares privados de su libertad, endureció el trato del Ministerio de Defensa con el Ejército y llevó la tensión a los niveles extremos que existían hace 15 años, en el apogeo del kirchnerismo.
“No sabemos si es una cacería de brujas o una excursión de pesca”, describió a LA NACION una fuente castrense, que interpreta la ofensiva del Gobierno como una fuerte presión al jefe del Ejército, el general de división Guillermo Olegario Pereda. También se atribuyó la medida oficial a la necesidad del Frente de Todos de “recuperar banderas históricas del kirchnerismo” en la carrera electoral.
El conflicto con el Ejército se potenció cuando la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa, a cargo de Eduardo Jozami, reclamó pedirle explicaciones y un exhaustivo informe a Pereda, para conocer los nombres de los civiles y militares que concurrieron al acto, así como de los oficiales -algunos retirados- que recibieron distinciones. Algunas voces castrenses dejan trascender, entre otras hipótesis, que el episodio no está exento de rivalidades e internas no resueltas en el seno del Ejército.
Anoche trascendió que Taiana y Pereda habrían hablado y limado asperezas en las últimas horas y que, incluso, habrían dado un paso para dejar sin efecto la obligación de presentar los listados y copias digitalizadas de los legajos requeridos por el subalterno del ministro, pero ni en el Ejército ni en el Ministerio de Defensa corroboraron la versión.
Lo que no se disimula en la fuerza es el malestar por la remoción de un militar reconocido por sus pares, veterano de Malvinas y de impecable actuación en la recuperación del cuartel de La Tablada, en enero de 1989. Se considera desmedida la imputación de “apología del terrorismo de Estado”, cuando el general Soloaga no hizo más que repetir un saludo convencional a los militares detenidos por causas de lesa humanidad con las mismas palabras que había pronunciado en el mensaje del año anterior.
En YouTube se puede acceder al discurso de Soloaga de abril de 2022, al celebrar el Día del Arma de Caballería, cuando expresó: “Es propicia la circunstancia para recordar a todos los camaradas que se encuentran privados de su libertad como consecuencia de haber cumplido funciones en las filas de la fuerza durante una difícil época para nuestro país y expresarles nuestro permanente y renovado acompañamiento en estas circunstancias que les toca enfrentar y que sobrellevan con un valor digno de admiración”. A diferencia de lo que ocurrió este año, el ministerio no objetó ese mensaje de 2022.
Esta vez, a la decisión de remover al general Soloaga, el ministro de Defensa sumó una contundente declaración por Twitter: “A 40 años de democracia, es inaceptable y no toleraremos este tipo de manifestaciones. Les cabrá la sanción disciplinaria correspondiente a quienes tengan estos pronunciamientos que atentan contra la democracia y las políticas de memoria, verdad y justicia”.
A 40 años de democracia es inaceptable y no toleraremos este tipo de manifestaciones. Les cabrá la sanción disciplinaria correspondiente a quienes tengan estos pronunciamientos que atentan contra la democracia y las políticas de Memoria, Verdad y Justicia.
— Jorge Taiana (@JorgeTaiana) April 28, 2023
La situación en el Ejército
En el Ejército advierten que desde la gestión de Nilda Garré en el Ministerio de Defensa, entre 2005 y 2010, no se generaban situaciones de extrema tensión entre los militares y el sector político. Más allá de esta polémica, existe la percepción de que es más fluida la relación que el equipo de Taiana mantienen con el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, cuyas cabezas principales –el teniente general Juan Martín Paleo (máxima autoridad militar) y el general de brigada Jorge Fabián Berredo (comandante operacional)- pertenecen al Ejército.
Distintas voces del Ejército coinciden en que el general Soloaga, en cumplimiento de una directiva interna existente, hizo llegar 48 horas antes el discurso al secretario general del Ejército, el general de brigada Sergio Maldonado, quien le habría observado dos párrafos que podrían “molestar” al Ministerio de Defensa.
“¿Me están ordenando que cambié esos párrafos?”, habría preguntado Soloaga, a lo que el secretario general de la fuerza le habría contestado: “Yo no le ordeno, le sugiero”, abriendo el paraguas ante una posible objeción del Ministerio de Defensa. Pero el general retirado mantuvo su discurso. Algunas fuentes castrenses indican, además, que al finalizar el discurso Soloaga recibió felicitaciones del jefe de la fuerza.
Consumada la reacción del Ministerio de Defensa, fuentes castrenses indicaron que, además de la incómoda situación en que quedó el teniente general Pereda, uno de los principales afectados fue el subjefe de la fuerza, el general de división Diego Martín López Blanco, presente en el acto y el oficial más antiguo del arma de Caballería.
A pesar de la dureza mostrada por el Ministerio de Defensa, fuentes castrenses aseguran que las vías del diálogo no están cerradas y ven posible un acuerdo para evitar más sanciones y la actuación de tribunales disciplinarios. Pero, a la vez, se estima que difícilmente haya vuelta atrás en la decisión que apartó a Soloaga de la presidencia de la Comisión del Arma de Caballería.
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