El candidato kirchnerista intenta sumar apoyos en provincias adversas
Zambullido en la campaña y atento a que la pelea con Mauricio Macri se vislumbra cada vez más pareja, Alberto Fernández se prepara para buscar votos en dos provincias muy afines a Cambiemos y áridas para el kirchnerismo.
En las próximas dos semanas, el candidato del Frente de Todos tiene previsto volver a Córdoba, donde anteayer estuvo con el gobernador Juan Schiaretti, y viajar a Santa Fe, provincia que a partir del 10 de diciembre gobernará el senador peronista Omar Perotti.
La agenda de Fernández todavía no está definida del todo. Sí está decidido que no serán visitas relámpago. "La idea es estar dos o tres días, hacer recorridas, visitar varias ciudades, estar en el territorio y hacer base antes de las PASO", detallaron a LA NACION cerca del candidato a presidente.
La apuesta es clara: trasladar al territorio la estrategia que ya se delineó para el discurso: trascender las fronteras del "núcleo duro" kirchnerista y buscar adhesión en universos difíciles, donde conviven los independientes, los indecisos y los "desencantados" de Macri y su gobierno.
Si de eso se trata, Santa Fe y Córdoba son tierra fértil. Ambos distritos fueron históricamente esquivos al kirchnerismo. En Santa Fe, en las elecciones legislativas de hace dos años, Cambiemos sacó el 37% de los votos, frente al 25% del kirchnerismo. Antes, en la primera vuelta de 2015, Macri superó a Scioli por casi cuatro puntos y en el ballottage estiró esa diferencia a 11 puntos (55% a 44%).
El romance entre Macri y los cordobeses es conocido. En el ballottage de 2015, el aporte de la provincia al triunfo de Macri fue fundamental y récord: 77% contra 28% de Scioli-Zannini. En 2017, Cambiemos aventajó a Unión por Córdoba, el frente que hoy lidera Schiaretti, por 18 puntos (48% a 30%).
"Junto con Mendoza, Santa Fe y Córdoba son los distritos adonde más nos cuesta penetrar", admiten cerca de Fernández. Ambos viajes tomarán como modelo el de la semana pasada a Mendoza, donde el exjefe de Gabinete compartió actividades con la candidata a gobernadora Anabel Fernández Sagasti.
En Santa Fe, Fernández buscará aprovechar el envión del triunfo reciente de Perotti, quien hace casi un mes venció al socialismo con votos del peronismo más tradicional, pero también con el apoyo de quienes en las PASO provinciales habían votado a María Eugenia Bielsa, votantes supuestamente más afines al kirchnerismo.
Más allá del entusiasmo de Fernández, Perotti fue de los últimos caciques provinciales en manifestarse públicamente en favor de la boleta que el exjefe de Gabinete comparte con Cristina. El santafesino evitó también sumarse a la foto que Alberto se sacó con una docena de gobernadores de la oposición hace 10 días. Aceptó, en cambio, cenar con él unas horas antes de aquel encuentro. A solas. Hoy, la relación parece más aceitada. En el Frente de Todos aseguran que el gobernador electo está participando activamente del armado de la agenda que esperará a Fernández en la provincia.
En Córdoba, el clima es otro. Aunque anteayer lo recibió amablemente, Schiaretti es uno de los cinco gobernadores que irán a la elección nacional con boleta corta, sin el tramo de candidatos a presidente y vice. Sin la ficha del gobernador a disposición, el plan es compartir recorridas y actividades con Carlos Caserio, el flamante jefe del bloque peronista del Senado, que no oculta su apoyo, y con los candidatos a diputados nacionales propios.
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