El cambio en “la Rosada”: del vacío y el silencio, al vértigo y los nuevos protagonistas del poder
En la primera semana de gestión, el libertario impuso un nuevo ritmo a Balcarce 50; Villarruel tendrá su lugar allí; las visitas que volvieron; movimientos de empleados y las selfies de los recién llegados
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LA NACIONCecilia Devanna
La dinámica de Casa Rosada cambió drásticamente esta semana con la llegada de La Libertad Avanza (LLA) y sus flamantes funcionarios. A priori, a diferencia de lo que sucedía hasta hace una semana: hay movimiento. La letra grande da cuenta de las cinco reuniones de Gabinete, que se sucedieron todas las mañanas, marcando el inicio de la jornada gubernamental apenas pasadas las 8, en una imagen que contrasta con la dinámica de con la saliente administración de Alberto Fernández. Pero más allá de eso, esta primera semana hubo: más despachos ocupados, mayor presencia de funcionarios y empleados y reuniones varias que le imponen un ritmo intenso, en especial comparado con el que marcó los últimos 16 meses, cuando tras la asunción de Sergio Massa en el Palacio de Hacienda, Balcarce 50 dejó de ser centro de poder.
El denominador común que sobrevuela en los nuevos habitantes de la Casa que llegaron con LLA es la juventud. Los más conocidos son los encargados de redes, Iñaki Gutiérrez y su novia, Eugenia Rolón, que caminan a diario por la Casa, sin oficina fija aún. Aparte de ellos hay varios más, que aún no lograron tener donde ubicarse. Los primeros días de la semana eran rápidamente identificables: la mayoría se sacaba selfies o fotos grupales en el mítico Patio de las Palmeras y en la entrada con la Casa Rosada a un lado y la Plaza de Mayo al otro.
Tras haber conocido su despacho por primera vez el domingo, Milei se instaló temprano allí el lunes. Mantuvo reuniones varias y este viernes lo mostró en un vivo de Instagram. Pese a que en campaña adelantó que no trabajará en Casa Rosada y sí lo hará desde la Residencia Oficial de Olivos, a la que se mudará en las próximas horas, el mandatario se mostró cómodo en el lugar y por una cuestión operativa hay quienes no descartan que repita algunas jornadas allí. Al menos durante los tiempos más agitados, donde el contacto con sus ministros deberá ser más fluido.
Muy cerca suyo, con vista al CCK, está el despacho de su mano derecha, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, hasta ahora el hombre de perfil más bajo de la administración Milei, pero con una concentración de poder como pocos antecesores suyos tuvieron. A pasos de ambos está el de Karina Milei, la flamante secretaria General de la Presidencia. Ambos son de los pocos que tienen acceso directo al área presidencial, a la que buena parte se entra con la huella dactilar y tiene custodia de Granaderos y Casa Militar.
A un grupo de personas del equipo de “el jefe” como llama el presidente a su hermana se los vio este viernes por Casa Rosada haciendo un inventario de lo que se debe mejorar en materia edilicia. Manchas de humedad, maderas de puertas rotas y pintura descascarada son parte de los apuntes e imágenes que se tomaron y que buscaran revertir. “La Casa está muy venida abajo”, es una de las coincidencias entre los que entraron y parte de empleados históricos que la conocen de varias gestiones atrás.
En la planta baja está una de las sedes del Ministerio del Interior, con el despacho de Guillermo Francos. La cartera más política del Gabinete es la que en los próximos días tendrá las visitas que apunten a diálogo y gobernabilidad traducidos en lo inmediato en votos para destrabar las leyes con las que se buscará avanzar en los próximos días, en un formato que aunque se pensó “ómnibus”, no terminaría siendo así. El martes, de hecho, está previsto que asistan los mandatarios provinciales a Balcarce 50, tras una convocatoria y primera avanzada hecha este viernes.
Otra que tendrá un despacho en Casa Rosada es la vicepresidenta del Senado, Victoria Villarruel, a la par del que ocupará principalmente en el Congreso. Quien inicialmente se barajó la posibilidad de que también lo tuviera es Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano, y amiga personal de Milei. Por ahora Pettovello todo indica que ocupará una dependencia en Olivos, donde Milei pasará a partir de la semana que viene sus jornadas.
Junto a Pettovello tendría también su lugar de trabajo en Olivos, Posse. Esta semana circuló la información de que además ambos funcionarios irían a vivir también allí, algo que no registra antecedentes. En las últimas horas tomaba forma la posibilidad de que quien ocupe la casa de huéspedes que hay en el predio sea Karina, mientras que Milei vivirá en la casa principal. Por lo pronto por ahora nadie habla de una eventual mudanza de Fátima Flórez a Olivos.
Comunicación, el rol de “el arquitecto” y el cineasta de Milei
En la planta baja de la Casa Rosada también está ubicada el área de Comunicación. A la cabeza está Belén Stettler, de las filas de Santiago Caputo, que se ubicó en el exdespacho de Gabriela Cerruti e iba a estar el subsecretario de Medios, Eduardo Roust, el más experimentado del área, que ayer renunció prematuramente.
Además de ellos también está a diario en Casa Rosada, el cineasta Santiago Oría, quien hizo una película sobre el líder libertario y lo sigue filmando a diario, como en la celebración de Janucá, a la que asistió Milei el martes.
Por estas horas, por la Casa, también puede verse a Santiago Caputo, el “arquitecto” del espacio, según el propio libertario. Camina a diario por la sede gubernamental y participa de la reuniones, pero sin cargo. Es más hay quienes aseguran que después de estos primeros días, desaparecerá de la escena pública, aunque se mantendrá siempre cerca del mandatario.
Su perfil bajo le valió que un hombre de Seguridad del edificio le pidiera que se moviera de un sillón en el que se había sentado, sin saber a quién se lo estaba pidiendo. Caputo obedeció y el empleado supo poco después que había acabado de hablar con uno de los hombres del presidente.
Todo en una Casa que reforzó sus medidas de seguridad y el personal de Casa Militar no deja de caminar los pasillos y pedir que estén despejados. A esa nueva era asoman los restos de la anterior, en los que algunos funcionarios sobrevivieron al cambio de gestión y otros empleados volvieron ante el anuncio de la exigencia de la presencialidad.
Por Cecilia Devanna
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