El cambio de figuras alteró los movimientos y las rutinas del gobierno
Nuevos horarios, más reuniones y conferencias varias completan el escenario post PASO
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El cimbronazo interno que la semana posterior a las elecciones primarias sacudió al gobierno, no sólo dejó cambios de nombres. También alteró la rutina hacia el interior de la Casa Rosada. Nuevos horarios, movimientos y visitas varias pasaron a formar parte del nuevo día a día del palacio.
El primer, y más evidente, fue el del horario de arranque, casi al amanecer. La llegada de Juan Manzur como jefe de Gabinete impuso que las jornadas comiencen a las 7 de la mañana y que, en varios casos, se prolonguen hasta entrada la noche. El inicio matutino es completamente atípico para lo que fue hasta ahora la gestión de Alberto Fernández.
Previo a las PASO difícilmente se podía encontrar a un funcionario de rango antes de media mañana. Ahora, antes de ese horario ya hay conferencias de prensa, reuniones varias y visitas desde distintos puntos del país. Desde el interior de Casa Rosada salen facturas y café para los móviles que trabajan en el lugar.
A esa hiperactividad que busca mostrar el gobierno como una suerte de antídoto ante el resultado de las urnas también se suma que Balcarce 50 se convirtió en epicentro de reuniones no sólo de gestión sino también de campaña. Sólo el martes, poco antes de que reinicie la campaña de cara a las generales de noviembre pasaron por allí: Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Martín Insaurralde, en una imagen completamente inusual en ese sentido en Rosada.
En paralelo también llegaron hasta allí los ministros de Economía, Seguridad y Desarrollo Productivo: Martín Guzmán, Aníbal Fernández y Matías Kulfas. Y volvieron a visitarla Santiago Cafiero y Cecilia Todesca, hoy en Cancillería. Ese día también llegó el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y en el correr de los días siguientes se sumarían también las visitas de Gustavo Bordet de Entre Ríos y Mariano Arcioni de Chubut. Es que en el nuevo esquema de Rosada a la pretendida hiperactividad se le suma el objetivo de una gestión marcada por el federalismo. Hasta Cristina Kirchner volvió a Rosada esta semana, después de casi 10 meses, aunque para un acto en el que no habló.
En la nueva rutina, el presidente Alberto Fernández suele llegar antes del mediodía. Se muestra menos y cede protagonismo a Manzur. Alejado de los actos masivos por el momento, intercala en sus jornadas las “microacciones”. Se trata de las presentaciones en lugares a los que llega para reunirse con el objetivo de “escuchar más” tras “haber oído el mensaje en las urnas”. Pueden ser en cualquier momento del día y las salidas de Fernández siempre suelen ser en helicóptero, rumbo al conurbano. Reuniones con vecinos, jubilados o empleados, forman parte del esquema que busca mostrar al mandatario más cerca de la gente.
La contraposición de esa imagen con el volumen político y de gestión que muestran sus ministros y Manzur despierta dudas entre funcionarios y operadores del oficialismo que se preguntan si es lo más acertado para su imagen.
Esta semana sumó la particularidad de la llegada de Fernández a Casa Rosada con Fabiola Yañez, la primera dama que recientemente confirmó su embarazo. El hecho despertó comentarios y suspicacias dado que Yañez fue la protagonista del Olivos Gate. Allí se la veía a pleno festejo rodeada de amigos y del propio presidente cuando el país atravesaba la etapa más restrictiva de la pandemia. Las esquirlas del escándalo sobrevolaron la votación y su presencia en Balcarce no fue del todo bien vista en funcionarios que trabajan para mostrar un panorama distinto de cara a las cruciales elecciones de noviembre próximo.
En cuestiones operativas y de logística también se plasman los cambios de la rutina en Balcarce 50. Desde el cataclismo interno hay más gente registrándose en la recepción para visitar a distintos funcionarios. Se sumaron nuevos empleados y también se ve un movimiento más intenso de mozos por los pasillos de la Casa. Se cruzan con bandejas repletas de cafés o rastros de almuerzos, incluso varios tardíos. Otra de las muestras de mayores visitantes se da que muchas veces se ve gente ajena al edificio esperando para ingresar a algún despacho o en un pequeño juego de sillones en el primer piso del edificio.
El cambio de rutina le dio una fuerte centralidad la Casa de Gobierno que busca por sobre todas las cosas convertirse en las últimas semanas en una usina de “buenas noticias” que el gobierno busca dar, incluso con varias conferencias de prensa por día. La parábola de esa suerte de escenario renovado que se quiere comunicar podría condensarse en dos conferencias de prensa. La que marcó el debut de Manzur con el anuncio del fin del uso del barbijo al aire libre y la de última hora de este viernes, cuando se comunicó el comienzo de la vacunación para menores de edad. En el medio hubo varias otras presentaciones de las carteras de Seguridad, Educación, Ciencia y Deportes, entre otras. Por ahora, salvo algunas excepciones, faltan los anuncios más cruciales en un escenario complejo: los que tienen que ver con la economía.
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