El avión sospechoso: el Gobierno trabajó diez días con dos hipótesis diferentes
En la AFI cotejaron información que no les permitió arribar a indicios de conexión con actividades ligadas al terrorismo; pero las fuerzas de seguridad recibieron información de agencias extranjeras; aseguran que fue un trabajo “complementario”
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El Gobierno se movió bajo dos modalidades de trabajo distintas desde el ingreso del avión venezolano con tripulantes iraníes al espacio aéreo argentino. Mientras que en las fuerzas de seguridad -en base a fuentes informales del exterior- siguieron una pista que indicaba que el servicio de carga de la aeronave de Emtrasur podía ser una fachada para tareas de espionaje, en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), con cotejo de datos propios, no arribaron a indicios de una potencial conexión con actividades emparentadas al terrorismo.
“No son trabajos opuestos sino complementarios, las fuerzas de seguridad tienen posibilidades operativas distintas a las de la AFI”, enfatizó una alta fuente del Gobierno.
Según pudo reconstruir LA NACION, al día de hoy, tras el chequeo de las identidades, para la AFI no hay elementos que vinculen a ninguno de los 19 tripulantes con grupos sospechados de terrorismo. Y el piloto Gholamreza Ghasemi sigue siendo solo un especialista en aviación. Hasta ahora no hallaron conexión alguna del tripulante con el grupo Al Quds (brazo de la Guardia Revolucionaria Iraní) como se barajó al principio. En sus cruces de información, encontraron tres homónimos, de los cuales dos son personas fallecidas y una tercera es un hombre de unos 80 años que fue un dirigente activo de la revolución iraní de 1979. El Ghasemi que está en la Argentina con el pasaporte retenido tiene 63 años.
A la AFI, la única advertencia que llegó sobre el avión, y que motivó un seguimiento de protocolo, fue la que provino de los agentes que el propio organismo tiene en Paraguay, tanto en Ciudad del Este como en Asunción. Fue un aviso y ni siquiera tuvo el carácter de alerta, un estatus que sí tuvieron otras 72 advertencias por terrorismo o financiamiento del terrorismo que tramitó la AFI durante la gestión de Alberto Fernández.
No hubo, en tanto, avisos formales de agencias de inteligencia de otros países en el marco de una cooperación oficial con la AFI, aseguraron a LA NACION fuentes del gobierno.
Los agentes argentinos de la AFI en Paraguay avisaron que la aeronave -que había encendido las alarmas en ese país hace tres semanas-, había viajado desde México hacia Buenos Aires y que en algún momento del trayecto había apagado el transponder. Las autoridades aéreas locales, sin embargo, descartan que esa acción haya ocurrido en cielo argentino.
La información desde Paraguay llegó a la AFI el lunes 6 a la noche, luego de que el avión hubiera aterrizado en Córdoba tras ser desviado su plan de vuelo original por la niebla que había en Ezeiza. En el país vecino pesaba el antecedente de la estadía de 48 horas que había tenido el Boeing 747 a mediados de mayo en Ciudad del Este para buscar un cargamento de cigarrillos. Tras ese episodio, las autoridades paraguayas le cerraron el espacio aéreo.
Tras descartar que hubiera alertas rojas sobre los tripulantes y que no hubiera “puntos llamativos” en la carga, en la AFI siguieron los protocolos habituales de producción de información. Pero al día de hoy no arribaron a una sospecha de conexión con grupos terroristas. Estiman, en cambio, que la tripulación tenía intenciones de abastecerse de combustible en Bolivia, donde no pesan las restricciones por figurar en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, en inglés Office of Foreign Assets Control (OFAC), que depende del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Pero que la niebla afectó esos cálculos y que por eso buscaron sin éxito cargar combustible en Ezeiza para luego obtener una orden de compra para hacerlo en Uruguay, una operación que se volvió fallida cuando las autoridades uruguayas le denegaron el aterrizaje en pleno sobrevuelo sobre el Río de la Plata.
Versiones
Con esa línea de trabajo, el flamante titular de la AFI, Agustín Rossi, declaró públicamente que inducía que, además de traer la carga con autopartes, los iraníes “eran instructores” que actuaron en el marco del contrato de la transferencia del Boeing 747 de la empresa iraní Mahan Air a la venezolana Emtrasur (filial de Conviasa).
El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, en tanto, primero dijo que había “información de organismos extranjeros que advertían de la pertenencia de parte de la tripulación a empresas relacionadas con la Fuerza Quds”, para luego afirmar que el tripulante en cuestión tiene “nada más que la condición de homónimo, no otra cosa”. “Es el dato más fino que tenemos”, actualizó.
Las distintas versiones que circularon se explican, en parte, porque la línea de trabajo de la AFI contrastó con la actividad que se vivió puertas adentro en las fuerzas del Ministerio de Seguridad.
Tal como reveló LA NACION, a esas fuerzas sí llegó información confidencial no sistematizada de agencias extranjeras que indicaban algún grado de sospecha por la actividad del avión. Si bien las amenazas de actos terroristas fueron desestimadas, sí se sostuvo la hipótesis de un potencial operativo de espionaje de largo plazo.
Una fuente que siguió de cerca el caso aseguró que durante la estadía del avión en suelo argentino hubo “comunicaciones informales” de las fuerzas de seguridad argentinas tanto con “agencias extranjeras” como con las autoridades de Uruguay para que el avión terminara investigado.
Lo cierto es que la Argentina primero autorizó el arribo del avión, su estadía y su despegue hacia Uruguay. Pero luego de que el avión hiciera un rulo sobre el Río de la Plata y volviera a Ezeiza, las autoridades comenzaron a darle un trato diferente. La Dirección Nacional de Migraciones retuvo los pasaportes y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, la Aduana y la Policía Federal realizaron minuciosos operativos para inspeccionar la carga.
Por eso hoy no sorprendió que el comunicado de la Embajada de Israel, que manifestó la preocupación por la operatoria del avión venezolano-iraní, hiciera un especial reconocimiento especial “a las fuerzas de seguridad argentinas” por “su accionar rápido, efectivo y firme”. Enseguida, el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, agradeció “los esfuerzos investigativos de las autoridades argentinas para esclarecer la situación”.
El comunicado de la Embajada de Israel dice que “la postura firme de Argentina constituye un mensaje importante a Teherán”. En las fuerzas de seguridad creen que - más allá de las conclusiones a las que arribe la Justicia- las acciones que se llevaron a cabo en el aeropuerto de Ezeiza actuarán como un disuasivo a futuro.
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