El avión con tripulantes iraníes encendió las alarmas de toda la región hace cuatro semanas
Investigan qué hizo la tripulación durante un fin de semana en Ciudad del Este, antes de aterrizar en la Argentina; pasaron por Paraguay casi sin controles
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Las alarmas internacionales por los vuelos de un avión tripulado por iraníes y venezolanos en el Cono Sur comenzaron a encenderse hace cuatro semanas en toda la región, pero aun así resultaron insuficientes: qué hicieron sus tripulantes en la Triple Frontera durante más de 48 horas es un misterio, según logró reconstruir LA NACION de fuentes de tres países.
El foco mayor de preocupación abarca desde las 22.10 del viernes 13 de mayo, cuando el avión Boeing 747 Dreamliner de la firma Empresa de Transporte del Sur SA (Emtrasur) aterrizó en Paraguay, en el Aeropuerto Internacional Guaraní, Ciudad del Este, y lo que pasó durante ese fin de semana. Es decir, hasta que la aeronave despegó a las 3.42 de la mañana del lunes 16.
El avión aterrizó en Paraguay con 7 tripulantes iraníes y otros 11 venezolanos. Es decir, diez más de los que suele ser habitual cuando de transporte de carga se trata. “Es lo que la empresa declaró, aunque realmente los aviones cargueros siempre traen 6 o 7 tripulantes: llamó la atención que haya venido más gente”, reconoció el director de Aeropuertos de ese país, Douglas Cubilla, a ABC Radio Cardinal AM 730 de Asunción.
La cantidad de tripulantes que arribaron al Paraguay también llamó la atención porque ni los iraníes, ni los venezolanos se encargaron luego de subir la mercadería a la aeronave. “La carga de cigarrillos se hizo con montacargas, sin que intervinieran esas personas”, indicaron a LA NACION desde Paraguay.
Los tripulantes llaman la atención por un notable rasgo en común: todos aman el más extremo bajo perfil. Apenas aparecen datos sobre todos ellos en Internet. Y con un par de salvedades, no hay fotografías, ni posteos, ni alusiones directas o indirectas a ellos en las redes sociales.
Todos los costos derivados del arribo, permanencia, carga y salida de ese avión, en tanto, se facturaron a una firma con sede en Paraguay, pero nombre anglosajón: Mike Air Service SRL. Esa empresa se identifica como representante de las aerolíneas Emirates y Airexpress, y como “prestadora de servicios de Aerolíneas Argentinas”.
En cuanto descendieron del avión matrícula venezolana YV3531, todos sus tripulantes se marcharon del aeropuerto. “Los venezolanos no requieren de una visa para ingresar al Paraguay y los iraníes, como tripulantes, tampoco”, precisaron desde Asunción a LA NACION. Eso les permitió trasladarse a Ciudad del Este y hospedarse en el hotel Dazzler.
Eso fue lo último que se supo de ellos durante algo más de dos días.
“Nadie los ‘olió’ en Paraguay”, indicaron desde ese país. Es decir, les perdieron el rastro. “Las autoridades [paraguayas] no tienen la trazabilidad [de los 18 tripulantes iraníes y venezolanos] desde que salieron del aeropuerto”, indicaron.
¿Qué pasó en la Triple Frontera?
La pregunta sin respuesta, pues, es qué ocurrió durante ese fin de semana. ¿Se limitaron a esperar y descansar en sus habitaciones de hotel? ¿Pasearon por la ciudad? ¿Se reunieron con alguien en la Triple Frontera? ¿Recibieron o entregaron información o bienes?
La carga de la mercadería, por lo pronto, recién comenzó a las 22 del domingo y se prolongó por cuatro horas, sin que antes surgieran contratiempos en la revisión aduanera y antidrogas del cargamento de cigarrillos de Tabacalera del Este SA (Tabesa) por casi 800.000 dólares. Uno de los dueños de esa tabacalera es el expresidente paraguayo Horacio Cartes. ¿El nombre del perro que olisqueó en busca de estupefacientes? Bono, como el cantante de U2.
El sistema estatal de vigilancia paraguayo, sin embargo, falló. La Secretaria Nacional de Inteligencia solo supo sobre ese avión cuando una prestigiosa periodista local, Mabel Rehnfeldt, reveló sus movimientos en Ciudad del Este.
Los indicios preocupantes se acumularon. Entre otros motivos, porque el avión apagó el dispositivo de identificación conocido como “trasponder” cuando se encontraba en pleno vuelo con destino a Aruba. ¿Aterrizó en esa isla del Caribe? ¿Modificó su destino y viró hacia Venezuela? ¿Contaba con combustible suficiente para rumbear hacia Irán? Es otro misterio.
Al mando de esa aeronave, en tanto, estuvo Gholamreza Ghasemi, el mismo piloto iraní que ahora se encuentra varado en territorio argentino, donde la Justicia procura determinar si se trata de un integrante de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, cuyo brazo armado es la fuerza de elite Al-Quds, o de un homónimo.
Nacido el 22 de noviembre de 1958, en Teherán, en Paraguay creen que se trata del mismo hombre. Se basan en informes de inteligencia que recibieron de Israel, según reconstruyó LA NACION. Esos informes también lo vinculan al tráfico de armas y al traslado a Irán de féretros de soldados y milicianos iraníes desde Siria durante los últimos años.
Reacción en Washington
Los israelíes no fueron, sin embargo, los únicos que reaccionaron ante los movimientos de ese avión en América del Sur. Al menos un agente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) cuya base de operaciones es Buenos Aires viajó de urgencia a Paraguay en busca de información, mientras que desde Washington encendían las alarmas.
El ministro del Interior de Paraguay, Federico González, lo confirmó ayer a la prensa de su país. Afirmó que su país y Estados Unidos alertaron a la Argentina y a otros países de la región sobre el avión sospechado. “Recibimos un aviso de que es una empresa y por ende una aeronave que estaba sancionada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y que sus tripulantes eran miembros de la Fuerza Al-Quds, la fuerza revolucionaria de Irán, a quienes Estados Unidos tiene en una lista de terrorismo”, detalló el funcionario.
La reacción paraguaya registró consecuencias en ese mismo país y en la región. Las autoridades uruguayas, por ejemplo, le prohibieron a la aeronave ingresar a su espacio aéreo cuando ya sobrevolaba el Río de la Plata, mientras que Paraguay le rechazó dos pedidos para ingresar a su territorio. La última solicitud, según reconstruyó LA NACION, fue este domingo, cuando estuvo a punto de despegar de Buenos Aires.
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