El atentado a Cristina Kirchner: los comportamientos de la novia del atacante que alertaron a los investigadores
Antes de ser detenida por orden de la Justicia, Brenda Uliarte mintió, se tiñó el pelo y borró videos, mensajes y otros posteos de las redes sociales; estuvo junto a Fernando Sabag la noche del intento de magnicidio
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En las horas que siguieron al intento de asesinar a Cristina Fernández de Kirchner, la pareja del detenido mintió, se tiñó el pelo y borró videos, mensajes y otros posteos de las redes sociales que mantenía bajo al menos dos alias, según reconstruyó LA NACION. La conducta de Brenda Elizabeth Uliarte alertó a los investigadores, por lo que la jueza federal María Eugenia Capucchetti ordenó su detención, además de disponer que el expediente quedara bajo secreto de sumario.
La jueza Capuchetti también dispuso analizar los movimientos de otros miembros del entorno del acusado principal, Fernando Sabag Montiel, ante la sospecha de que podría no haber actuado solo, sino como parte de un eventual ataque orquestado en grupo.
Uliarte quedó bajo la lupa de la Justicia en las horas que siguieron al arresto de su pareja, al punto que se ordenó la intervención de su teléfono móvil en tiempo real. Es decir, que los investigadores pudieron escuchar sus conversaciones mientras se sucedían, además de conocer sus movimientos por el área metropolitana de Buenos Aires.
Ese seguimiento electrónico se combinó con su aparición televisiva en el canal Telefé donde, según comprobaron los investigadores, mintió. “Yo no estaba con él”, dijo, y afirmó que llevaba al menos 48 horas sin ver a Sabag Montiel. Pero videos grabados en las inmediaciones del edificio donde vive Fernández de Kirchner les permitieron a los investigadores corroborar que ella acompañó a su pareja hasta la esquina de Juncal y Uruguay.
No sólo eso. En uno de esos videos quedó registrado el momento en que militantes detuvieron a Sabag Montiel y, sólo un par de segundos después, se observa pasar a una mujer de baja estatura, pelirroja, vestida de negro y con zapatillas blancas que agacha su cabeza, avanza sin mirar el tumulto que la precedió y cruza la calle Uruguay. En su hombro izquierdo, colgaba una bolsa blanca que contenía un bulto.
En las horas que siguieron, además, Brenda apareció ante una cámara de Telefé, donde optó por mostrarse con un gorro oscuro que le tapó la cabeza. Y se tiñó el pelo. Pasó del rojo a un rubio apagado con el que fue detenida en la estación Palermo de la línea San Martín por al menos dos agentes de la Policía Federal.
Durante la entrevista que concedió a Telefé Noticias, Uliarte aportó otros datos. No se identificó por su nombre real, sino como “Ámbar”, el mismo que utiliza en varias redes sociales como Facebook, TikTok e Instagram –en la que se identificó como “emprendedora”–, seguido por el diminutivo del que es su segundo nombre en la vida real: “Eliza”.
En esas redes sociales, Uliarte había posteado videos y mensajes que eliminó durante las horas, aunque algunos de ellos todavía pueden ser visualizados de forma remanente. Algunos son videos inofensivos de gatos; otros, de ella misma maquillada en exceso, con pestañas ampulosas, mientras hace “playback” de frases más o menos conocidas.
Fue Instagram, en tanto, la última red social que utilizó para un “vivo” mientras la Justicia federal ordenaba su detención. Lo utilizó para mostrar su simpatía con las ideas de Javier Milei, condenó la corrupción y planteó dudas sobre el arma que habría usado su pareja.
En otra plataforma, en tanto, Uliarte también recurre a su primer nombre de fantasía “Ámbar” –pero con otro segundo nombre– para postear videos eróticos o pornográficos que pueden visualizarse si se abona una suma reducida de dinero.
El entorno
También durante la entrevista que concedió a Telefé, en tanto, Uliarte calificó a su pareja como “amoroso” y una persona “copada”, dijo que Sabag Montiel sufría de “esclerosis” cuando en realidad tendría escoliosis, afirmó que llevaban un mes de convivencia, que él fue “tachero” en algún momento y que ella repartía su tiempo entre la venta de copos de nieve en distintos barrios y el estudio, sin otra precisión. “Ir a cursar”, dijo.
Ante la cámara de televisión, Uliarte apareció rodeada por cinco hombres, pero sólo uno de ellos se identificó apenas por su nombre –“Nicolás”– y se esforzó por despegar, reiteradas veces, al grupo de Sabag Montiel.
Enfundado en una chaqueta blanca y con pelo largo, “Nicolás” también se quejó por las supuestas amenazas que habrían recibido él, Uliarte y los otros cuatro hombres durante los últimos días, las que dijo que les llegaban por “redes sociales”, sin precisar quiénes los amenazaban, ni cómo habían llegado hasta ellos.
“Nicolás” se presentó además como el responsable del “microemprendimiento” de venta de copos de algodón, y a los otros hombres, a Sabag Montiel y a Uliarte como los vendedores, con los que coordinaba el día a día a través de un “grupo de WhatsApp”.
A lo largo de la entrevista, que los investigadores judiciales analizaron repetidas veces durante los últimos días, Uliarte se apoyó repetidas veces en “Nicolás” para completar frases o insistir en lo que llamaron el “sentido” de la entrevista: despegarse de Sabag Montiel.
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