El ascenso de Moreau, la nueva figura del universo kirchnerista
El reclamo por el escrutinio provisorio convirtió al dirigente radical en el vocero de Unidad Ciudadana
Faltaban meses para el estallido y la residencia de Olivos era un hervidero. Después de la salida de Ricardo López Murphy del Ministerio de Economía, Fernando de la Rúa había convocado de urgencia a la plana mayor de la UCR para presentarles al sucesor, Domingo Cavallo. Varios dirigentes resistieron a los gritos y uno casi termina a las trompadas con el elegido. Desde aquella noche del 19 de marzo de 2001, Leopoldo Moreau no tenía el protagonismo que adquirió en las últimas horas, como cara visible de las denuncias del kirchnerismo por irregularidades en el escrutinio provisorio.
Con 70 años y más de tres décadas de trayectoria en la política grande, este dirigente radical se convirtió, en una semana caliente, en la nueva figura del universo kirchnerista. Camino a regresar a la Cámara de Diputados tras 12 años, Moreau desafía al ocaso, en las elecciones que podrían decretar el final del liderazgo de Cristina Kirchner .
En el comando de Unidad Ciudadana destacan el papel que desempeñó el "Marciano" en las últimas horas, pero aseguran que la tarea que le asignaron se circunscribe a las denuncias sobre el recuento de votos. "No es el vocero de la campaña ni lo va a ser", dicen.
Las razones que lo llevaron a recuperar el centro de la escena son varias. Su capacidad de oratoria fue la que más pesó en la larga noche de Arsenal. "Los temas institucionales le quedan muy bien. Tiene muchas elecciones encima y se banca bien cualquier discusión", explicaron a LA NACION en el entorno de Cristina Kirchner. Con pasado en el periodismo, Moreau fue candidato seis veces desde 1983: cuatro a diputado, una a senador y la última, a presidente. Fue en 2003, cuando sacó el 2,34%, en los primeros comicios tras la caída de De la Rúa.
El "Marciano" había vivido tiempos mejores. De extrema confianza de Raúl Alfonsín, fue uno de los voceros del gobierno radical durante la crisis de Semana Santa y presidió la Cámara de Diputados en 1989. En 1995 volvió a ganar protagonismo al denunciar el caso IBM-Banco Nación. En esos años conoció a Cristina Kirchner en el Congreso. Desde entonces la tutea. Exponente del ala alfonsinista de la UCR, sufrió la expulsión del partido en 2012, después de que anunció su adhesión al gobierno kirchnerista. Lo tildaron de traidor y oportunista.
Hasta la actualidad no había sido más que un exponente poco influyente del "radicalismo K". No fue funcionario ni candidato. "Apartarme de la UCR me permitió seguir siendo radical y alfonsinista. Hoy estoy formando parte de un nuevo sujeto político", dice a LA NACION.
Hay quienes invocan cuestiones más fortuitas para su inesperado ascenso. "No fue algo muy pensado. Cuando detectamos que había irregularidades se decidió que salieran a hablar un hombre y una mujer. Primero fueron Slavarezza y Siley, y después Laura Alonso y Moreau", contó un testigo de las discusiones que se dieron cerca de la habitación donde se alojó Cristina, el domingo.
La opinión decisiva la aportó Antoni Gutiérrez-Rubi, el consultor catalán que diagramó la campaña de Cristina y la puesta en escena en el búnker de Arsenal. "Fue el que articuló mejor el discurso. Por eso se resolvió que tomara el tema el día siguiente. Dio como 20 entrevistas y se bancó la discusión con Feinmann [Eduardo]", lo valoran en UC. Moreau inauguró, así, la última de sus mil vidas en la política.
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