El área de Infraestructura y Transporte está acéfala y en crisis: decisiones pisadas y un ministro echado sin reemplazo
Guillermo Ferraro fue removido, pero estuvo de licencia porque el Gobierno no quería designar a un interino; finalmente, hoy renunció; sobre este escenario atípico se montó la pelea con las provincias
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Los ruidos que tiene desde el primer día Javier Milei en el área de Infraestructura hoy ya son un caos de gestión. El Presidente echó al ministro original del organismo, Guillermo Ferraro, hace dos semanas y anunció que esa cartera quedaría fusionada con el Ministerio de Economía, que conduce Luis “Toto” Caputo. Pero eso todavía no se formalizó. En los últimos 15 días, Ferraro estuvo de licencia por pedido de la Casa Rosada para evitar designar a un ministro interino y en los papeles delegó su firma en el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Esto fue así hasta esta tarde, cuando el funcionario removido se agotó de la situación y finalmente presentó su renuncia por escrito.
En el Gobierno dicen que esta acefalía obedece a “cuestiones burocráticas” porque es muy compleja la fusión de ambos ministerios (el de Infraestructura y el de Economía). Son dos elefantes del Estado de los que dependen decenas de secretarías, organismos, concesiones y empresas públicas. “No se puede eliminar un ministerio de un día para el otro, es complejo rearmar el organigrama y las funciones. Cuando se oficialice el cambio va a haber un decreto largo”, explicó un colaborador al tanto de los entretelones del cambio en el gabinete. El decreto de la fusión (que tiene que elaborar la jefatura de Gabinete) saldrá “en los próximos días”, según dicen en la Casa Rosada, sin dar precisiones.
Sobre este escenario atípico se montó una crisis en el área de Transporte, la más sensible del ministerio por el impacto directo que tiene en la vida diaria de los ciudadanos. Primero, apareció la impericia con el anuncio del aumento del boleto. En particular, por la decisión de imponer un fuerte incremento adicional a las tarjetas SUBE que no estén nominalizadas, que se tomó sin que estuvieran los servidores preparados para un registro masivo de los usuarios.
En medio de las filas que se ven en las calles para hacer el trámite (pese a que hay tiempo hasta el 1º de abril) ayer en el Gobierno destacaban que se inscribieron 600.000 tarjetas, cuando solo en AMBA hay unos 10 millones de usuarios.
Ahora, además, entró a jugar el factor político. El secretario de Transporte es Franco Mogetta, un cordobés muy cercano a Juan Schiaretti que había llegado al cargo con la premisa de compensar a las provincias del interior por las inequidades de asignación de fondos que hay con el AMBA. Con la furia de Milei por los votos de diputados cordobeses contra algunos incisos de la ley Bases, Mogetta quedó, por propiedad transitiva, en la mira del Presidente y de su mano derecha, el asesor Santiago Caputo. Milei creyó que la incorporación de funcionarios de la provincia mediterránea le allanaría per se un acercamiento al peronismo cordobés, un acuerdo político que en rigor nunca se zurció.
Este jueves, “Toto” Caputo -que todavía no controla formalmente el área, pero ya toma decisiones- definió repentinamente eliminar el Fondo Compensador del Transporte que les llega a las provincias, en otra señal de hostilidad hacia los gobernadores. “Lo hizo Caputo pasando por arriba de Mogetta”, deslizó alguien que conoce muy de cerca al área. A esta altura nadie en el Gobierno duda que el secretario de Transporte tiene los días contados.
Quién viene
Si finalmente Milei decide echar a los funcionarios cordobeses que tiene en el gabinete -como viene anticipando desde Roma- el Gobierno tendrá que resolver en lo inmediato nuevas designaciones en puestos sensibles. Además de Mogetta, en la cuerda floja por el “factor Córdoba” están el titular de la Anses, Osvaldo Giordano, y el del Banco Nación, Daniel Tillard (la inscripción de la SUBE, por caso, depende de Nación Servicios).
Esas decisiones se inscriben en un momento que puede ser un parteaguas político para Milei. Luego de poner a prueba las lealtades con el debate de la ley ómnibus, los libertarios reconocieron puertas adentro que Pro “jugó limpio” y que en cambio otros sectores fueron más escurridizos. Milei habla asiduamente con Mauricio Macri, pero además el expresidente estuvo en contacto con otros actores de la mesa chica presidencial en las últimas horas.
Patricia Bullrich, la principal representante de Pro en el gabinete, deslizó este jueves en LN+ que “se viene un nuevo rediseño político” en el Gobierno, que podría reforzar la amalgama entre Pro y La Libertad Avanza. No fue solo una expresión de deseos de la ministra de Seguridad, sino que tuvo un anclaje en conversaciones que se vienen teniendo en la cúpula del Gobierno. En ninguna de las dos terminales políticas quieren hablar todavía de la inclusión de más funcionarios macristas en el Ejecutivo que dirige Milei. Por ahora, en la Casa Rosada mencionan la posibilidad de hacer un interbloque en el Congreso para fomentar la polarización.
Si bien la convergencia política que se está evaluando tiene que ver con una estrategia política macro, lo cierto es que a la hora de pensar reemplazos, Milei deberá decidir si echa mano, o no, de la cantera de Pro.
En Infraestructura, por ejemplo, los libertarios hasta ahora se ocuparon particularmente de vetar cualquier ingreso vinculado con el esquema del exministro de Transporte, Guillermo Dietrich. Las designaciones en ese ministerio quedaron presas de un tironeo entre Ferraro y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Quienes conocen el área por dentro dicen que en todos los organismos y empresas públicas (desde las ferroviarias, hasta Aerolíneas Argentinas y Aysa) finalmente se impuso la voluntad de Posse. En ese proceso, en la Casa Rosada comenzaron a apuntar al área de Ferraro por presunta falta de proactividad.
Desde el día uno, no obstante, Ferraro quedó recortado en su poder y en el manejo de las cajas. Cuando se decidió que “Toto” Caputo reemplazaría el paquete fiscal que estaban en la “ley ómnibus” con más recortes de gastos (como pasó ayer con el Fondo Compensador del Transporte) muchos de los proyectos del ministro saliente quedaron fuera del plan de gobierno. Y el área de Infraestructura se terminó de vaciar de contenido.
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