El “ala dialoguista” del Gobierno choca con la intransigencia de Sturzenegger en el debate por las “cuotas solidarias” de los gremios
El DNU asestó un golpe a las arcas sindicales; en la CGT habían dialogado con Francos y se vieron sorprendidos por el decreto; Posse y Sturzenegger se resisten a abrir una negociación
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La modificación que hizo Javier Milei a través de su decreto de necesidad y urgencia (DNU) en el cobro de las cuotas solidarias de los sindicatos es un asunto urticante para la CGT pero también un tema muy sensible para el Gobierno, porque puso al descubierto las diferencias entre los funcionarios más dialoguistas y las figuras más intransigentes del equipo libertario.
Los sindicatos perciben una importante fuente de financiamiento a través de las cuotas solidarias, es decir, de los aportes adicionales -pactados en los convenios colectivos- que se deducen de los sueldos de los empleados, estén o no afiliados a un gremio. El artículo 73 del DNU de Milei dispuso que los sindicatos seguirán recibiendo el pago de las cuotas solidarias “sólo si existe un consentimiento explícito del empleado autorizando el mismo”. Un golpe directo a las arcas gremiales.
Distintos dirigentes de la CGT aseguran que se sorprendieron al leer ese artículo del DNU, porque en los diálogos informales previos con el equipo libertario se había acordado una versión más liviana, que rezaba (a la inversa de lo que fijó el decreto) que la cuota solidaria se seguiría deduciendo de los sueldos salvo que los empleados renunciaran explícitamente a pagarla. Fuentes sindicales señalaron a LA NACION que en esa tónica habían conversado con el ministro del Interior, Guillermo Francos, uno de los funcionarios que tiene mejor llegada a los gremios.
“Se había conversado con Francos que hubiera una mesa de negociación, que no fuera todo o nada. Pero finalmente detonaron la ley de contrato de trabajo por decreto y desempoderaron a nuestro interlocutor. Nosotros podíamos bancar algunas cosas, pero hay temas que son materia de los convenios colectivos de trabajo, como lo de las cuotas solidarias”, comentaron en un gremio gravitante de la CGT. Otro líder sindical agregó: “Esto es una reforma laboral por decreto que saca derechos individuales y colectivos y debilita la acción sindical en los momentos que más ajuste y desigualdad hay”.
Pese a los diálogos políticos previos que había motorizado el ministro del Interior para hacer más digerible el capítulo laboral y evitar que escalara la conflictividad con los gremios (que finalmente anunciaron un paro general para el 24 de enero), en el texto definitivo del DNU se impuso la postura más dura, que defendieron -además del propio Milei- el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el “padre intelectual” de las reformas, Federico Sturzenegger, que quedó empoderado como un “ministro sin cartera”.
Capítulo dos
La trama sumó un nuevo capítulo después de la publicación del DNU en el Boletín Oficial, porque el secretario de Trabajo, Omar Yasin, activó una estrategia de seducción con negociaciones políticas con los gremios, uno por uno, para intentar desinflar la conflictividad sindical. El ala política del gobierno de Milei entiende que si la CGT fijó el paro general recién para el 24 de enero es porque tenía predisposición para mantener abiertos los canales de diálogo.
En esa área del Gobierno celebraron la foto que Yasín y su jefa directa, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello se sacaron con el titular del sindicato de Comercio, Armando Cavalieri. El jefe gremial adhirió al modelo de fondo de desempleo al “estilo Uocra” que figura en el DNU en reemplazo de las indemnizaciones. A cambio, según trascendió, Cavalieri se llevó la promesa de que de no se intervendría lo pactado en los convenios laborales. En ese “toma y daca”, la expectativa apuntó a que una nueva reglamentación relativizara el impacto del DNU en las cuotas solidarias.
Pero la nueva ventana de negociación volvió a chocar con Posse y Sturzenegger, los principales responsables técnicos del DNU y del proyecto de ley ómnibus, que se negaron a someter a negociación a ese artículo del decreto. “El diálogo con los gremios está abierto, pero la decisión sobre las cuotas solidarias está tomada. Hay mucho convencimiento de lo que se está haciendo, fue una promesa de Javier en campaña y la opinión pública lo está acompañado”, dijo un colaborador de la Casa Rosada.
El tema de las cuotas solidarias fue materia de discusión, puertas adentro, en la última reunión de gabinete encabezada por Milei. “Es cierto, en el gobierno hay distintos roles”, reconoció a LA NACION un importante colaborador oficial en alusión a las diferencias entre el ala política y los equipos técnicos de La Libertad Avanza.
El protagonismo de Sturzenegger en la mesa de decisión del Gobierno genera reparos, no sólo en la pata dialoguista del gabinete sino en todo el espacio libertario. “Lo perfecto es enemigo de lo posible”, soltó el colaborador de una de las principales figuras de La Libertad Avanza en alusión a lo ambiciosas que son las reformas y las resistencias que generan. Y acotó: “¿De quién va a ser la responsabilidad si la ley ómnibus no sale? ¿Va a caer sobre los presidentes de las cámaras y los jefes de bloque? ¿O sobre los que redactaron el proyecto que se envió como un paquete cerrado?”.
Pese a la dureza que exhibe la Casa Rosada con los gremios, no se descarta que en las próximas horas Francos y Yasin mantengan nuevos encuentros con jefes gremiales para suavizar la relación.
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