El acuerdo Unión Europea-Mercosur suma cada vez más resistencias
Distintos países de Europa se manifestaron en contra de su ratificación; alegan que viola sus objetivos climáticos; las críticas de los agricultores
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PARÍS.- El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) parece cada vez más comprometido a medida que nuevos países se suman para impedir su ratificación. Bruselas, que no quiere poner en riesgo una posición que considera “estratégica” en la región sudamericana, reunió ayer —con éxito mitigado— a representantes de los 27 países del bloque para buscar eventuales salidas.
Liderados por Francia y Austria, los países reticentes al pacto anuncian hace varios meses su oposición, argumentando, sobre todo, que el acuerdo viola los objetivos climáticos de la UE.
Después de la advertencia oficial lanzada por el ministro de Agricultura francés, Franck Riester, en febrero, esta semana fue el gobierno austríaco el que, en una dura misiva, advirtió a Portugal —que ocupa la presidencia rotativa de la UE— que evite “toda maniobra” para facilitar la votación del texto.
“Le solicito que garantice que la votación sobre el acuerdo comercial Unión Europea-Mercosur pueda desarrollarse en forma transparente, sin maniobras políticas y con toda la atención del público”, escribió el vicecanciller ecologista, Werner Kogler, al primer ministro portugués, Antonio Costa.
Kogler denunció así “los posibles intentos” de Bruselas de avanzar, a pesar de las reticencias de varios Estados miembros, adjuntando, por ejemplo, un protocolo al tratado o escindiéndolo para facilitar la aprobación del capítulo comercial, que sería así ratificado solo por el Parlamento Europeo.
“No es aceptable”, insiste el vicecanciller en su carta. “Para nosotros, el impacto del acuerdo sobre la crisis climática es un factor decisivo”, concluye.
El parlamento austriaco rechazó por unanimidad en su forma actual el texto, que había sido firmado en el verano boreal de 2019 entre la UE y los cuatro países miembros del Mercosur, tras 20 años de negociaciones.
Las causas de la resistencia
Desde aquel día, el acuerdo suscita las críticas de los agricultores de todo el espacio europeo, inquietos sobre todo por la producción de carne, y de las ONG, preocupadas por el clima.
Según fuentes diplomáticas en Bruselas, en la reunión de ayer también expresaron sus reparos Holanda, Irlanda y Bélgica, cuyas autoridades de la región de Valonia ya se habían pronunciado en contra.
En agosto de 2019, el presidente francés Emmanuel Macron, invocando “un proceso de deforestación industrializado” en la selva amazónica, había acusado a su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro “de no respetar sus compromisos climáticos”. Macron hizo saber entonces que Francia “se oponía al acuerdo de Mercosur en su estado actual”.
La ratificación del acuerdo con el Mercosur fue, en todo caso, una de las prioridades que estableció Portugal para su presidencia pro tempore de seis meses. También lo es para España e incluso para Alemania, a pesar de que la canciller Angela Merkel haya manifestado sus dudas con respecto a los compromisos climáticos de Brasil.
Para la Comisión Europea (CE), presidida por la alemana Ursula von der Leyen, un atraso en la ratificación del pacto dejaría las puertas abiertas a China —Rusia o Gran Bretaña— para ocupar el espacio dejado libre por los productos europeos.
Bruselas precisa que el aumento de exportaciones de carne sudamericana a Europa en el marco del acuerdo, sería el equivalente de apenas dos semanas de ventas a China.
“Estamos siendo superados por la economía asiática. Y puedo decir claramente que China no está preocupada por cuestiones climáticas o laborales”, afirma Ruppert Schegelmilch, director de Comercio de la Comisión Europea.
Para Schegelmilch, el acuerdo debería ser considerado “estratégico”. “Si no aprovechamos esa oportunidad, otros lo harán”, concluye. Bruselas cree, además, que Brasil será más disciplinado en el terreno climático dentro de acuerdo con Mercosur que fuera.
Pero esos argumentos no parecen suficientes para gran parte de los países del bloque que, aliando intereses proteccionistas, consideraciones ambientales y, sobre todo, razones políticas, se niegan a ratificar el acuerdo. La semana pasada, una audiencia en el Parlamento Europeo dejó en evidencia la amplitud de la resistencia que Brasil —y específicamente Bolsonaro— provocan en el ámbito político europeo.
La CE presentó entonces la opción de que la UE y el gobierno brasileño negociaran un compromiso ambiental suplementario para convencer a los gobiernos europeos de ratificar el acuerdo. La idea no tuvo, sin embargo, ningún éxito. Los 27 afirman que el bloque no cuenta con la capacidad de hacer valer las promesas asumidas por Brasil en el terreno ambiental o de controlar el origen de los productos amazónicos.
La diputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, miembro de la comisión de Comercio, considera, sin embargo, que los 27 deben dar un empujón a la ratificación este semestre. “Se puede acompañar con más garantías sobre mejoras en materia de sostenibilidad, deforestación, derechos de los pueblos indígenas y compromisos en materia laboral. Pero es un acuerdo importante para la UE y para el Mercosur, puesto que contribuye a su integración”, sostuvo en declaraciones al diario El País.
Todos esos esfuerzos podrían ser, sin embargo, inútiles si se tiene en cuenta el calendario político europeo. Elecciones inminentes en los Países Bajos, comicios regionales en Francia en junio y federales en Alemania en septiembre. Para terminar, presidenciales francesas en mayo de 2022, con un Emmanuel Macron atenazado entre el avance de los verdes y una extrema derecha furiosamente proteccionista.
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