El acto de Axel Kicillof: gremios, intendentes, micros y liturgia peronista para impulsar una nueva jefatura
La CGT y los alcaldes del conurbano aportaron volumen a la concentración; el gobernador pidió que no cantaran “Axel presidente”, pero los militantes lo hicieron igual; fuerte presencia de la CGT
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Los micros cargados con militantes y sus banderas por la autopista Buenos Aires-La Plata, los pasacalles del líder de una de las facciones de la Uocra platense y de intendentes como el matancero Fernando Espinoza, el atasco de tránsito en los alrededores por los ómnibus de corta y larga distancia estacionados, los paredones en la vecina Ensenada con la leyenda “Secco-Axel”. Todos los ingredientes de un acto justicialista estuvieron dispuestos este jueves en Berisso, “el kilómetro 0 del peronismo”, para un discurso de Axel Kicillof en medio de la interna del PJ, en el que su llamado a la unidad fue la tónica.
Kicillof tuvo su acto peronista, con gremios, intendentes, movimientos sociales, dirigentes, micros y una audiencia dispuesta a impulsarlo a la jefatura de la oposición a Javier Milei, y a una lejana candidatura a presidente en 2027. El gobernador apostó por bajar la intensidad del pedido.
Cuando Kicillof apareció en el escenario y saludó con un beso al expiloto automovilístico y exsenador bonaerense Marcos Di Palma (el primero de una larga lista de saludos que realizó), los militantes llevaban un par de horas de espera, amenizada a pura cumbia y cuarteto.
Una animadora y un animador ya habían agradecido, en primer término, a la CGT y a las dos vertientes de la CTA. Héctor Daer, Pablo Moyano y Andrés Rodríguez tuvieron un lugar en una de las dos gradas ubicadas por detrás del atril de Kicillof. Hugo Yasky y Roberto Baradel, dirigentes ceteístas, estaban en la otra grada.
Los sindicatos, como la Uocra platense liderada por Iván “El General” Tobar, los estatales de ATE, los portuarios del SUPA o los curtidores, entre otros, coparon la avenida Montevideo, de frente al escenario que se ubicó sobre la calle Nueva York. Por detrás, colgaba un telón gigante con el rostro de Kicillof, que no llegó a verse completo.
Los intendentes Mariano Cascallares (Almirante Brown), Gastón Granados (Ezeiza), Juan José Mussi (Berazategui), Andrés Watson (Florencio Varela), Julio Alak (La Plata), Mario Secco (Ensenada), Facundo Diz (Navarro), Gustavo Barrera (Villa Gesell), Federico de Achával (Pilar), Lucas Ghi (Morón), Fernando Moreira (San Martín), Fernando Espinoza (La Matanza), Cecilio Salazar (San Pedro), entre otros, acompañaron a Kicillof en el escenario.
El anfitrión, Fabián Caliardi (Berisso), ingresó al escenario junto a Kicillof y a la vicegobernadora Verónica Magario. El intendente Jorge Ferraresi (Avellaneda) estuvo junto al gobernador y buena parte de su gabinete. La presencia de intendentes fue muy nutrida, aunque no fue unánime.
Los dirigentes Carlos Kunkel, Juan José Mussi y Julio Pereyra fueron algunos de los que se sentaron en sillas plásticas que les acercaron al escenario. donde estaban Roberto Feletti, Daniel Raimundi, Federico Fagioli, entre otros dirigentes.
Presencia variopinta
Debajo del escenario, se mezclaban funcionarios, como la actriz Victoria Onetto (subsecretaria de Políticas Culturales bonaerense), con personalidades de otros ámbitos, como el exjuez Carlos Rozanski.
Sobre una de las esquinas, a metros del escenario, columnas gremiales de la Uocra se apostaron utilizando el techo de una derruida estación de servicio que debe haber conocido tiempos mejores.
“Qué se mejoren, si no la quieren ver”, se escuchaba en el estribillo que sonó por los altoparlantes cuando Kicillof apareció ante la multitud concentrada por el Día de la Lealtad Peronista (50 mil personas, según Cagliardi). “Amigo, te tenés que hacer cargo de la Argentina”, le dijo el jefe comunal de Berisso a Kicillof, al hablar antes que el gobernador.
“Axel presidente” fue un cántico permanente entre los militantes. Surgió en varias oportunidades, pero, en la última, Kicillof lo apagó y pidió cantar “La Patria no se vende”. Fue después de afirmar que “los mejores días siempre fueron con Cristina”. La marcha peronista sonó fuerte en el cierre y Kicillof la cantó a viva voz. Antes, había gritado, en un cierre a lo Milei pero reformulado: “¡Viva Perón, carajo!”.
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